Dr. Alberto Leal
Una de las óperas más representadas de Verdi, que si embargo hace años que no se presentaba en nuestro país. Ambientada originalmente en Suecia fue modificada por el Maestro, debido a la censura, y trasladada a Boston. Ambas versiones se dan en nuestros días, pero la versión americana – la más frecuentada - fue la elegida por el Teatro El Círculo. Este teatro mantiene en los últimos años la cualidad de elegir títulos de forma inteligente, de la misma forma optar por elencos absolutamente acertados y siempre de atracción para el público. La función brindada tuvo nivel de excelencia, tanto vocal como musicalmente y marca otro escalón para un Teatro que crece constantemente en función a la inteligencia de quienes lo manejan. El Maestro Nicolas Rauss realizó un espléndido trabajo, con excelentes tiempos y manteniendo un justo balance entre foso y escenario, dentro de un estilo auténticamente verdiano y con una Orquesta que lo siguió en todo momento, produciendo un notable volumen. Trabajo de excelencia. El Barítono Leonardo López Linares justificó ampliamente el suceso que está teniendo en Europa. Cantó con hermoso timbre de voz, afinado y totalmente en estilo. Su Alzati! là tuo figlio...Eri tu fue tal vez el punto más alto de la función. La soprano Virginia Tola, en su primer rol dramático, mostró una voz de muy buen volumen, cantó con excelente afinación y estilo, generando una más que digna personificación de Amelia. No dudo que fue la mejor prestación que le he escuchado a la soprano. Bravo! Y adelante en un repertorio para el que está sin dudas dotada. Fue una pena escuchar, antes de comenzar la función, que el tenor Luís Lima no se encontraba bien de salud y que saldría a cantar por respeto al público.
El asna, que sido una sombra durante toda su carrera, le impedía mostrar su talento una vez más. Cantó los dos primeros actos, aunque con algunos problemas, su hermosa voz, plena de armónicos y su importante volumen fueron un placer para los presentes en la función. Pero no pudo completar la ópera y en el último acto el tenor uruguayo, Gerardo Marandino, ocupó su lugar. Cumplió en forma correcta, aunque la inconfundible voz de Lima sobrevolara el ambiente. Esto es otra demostración que para un teatro organizado no existen obstáculos. Una gratísima sorpresa fue escuchar a la mezzo Anabella Carnevali, con una imponente voz, excelente extensión y un canto pleno de matices, cuesta creer como no figura en forma habitual en las temporadas de los teatros de Buenos Aires. Jaquelina Livieri, como Oscar, canto y actuó en forma impecable, suelta, con estimables condiciones actorales y sin problema alguno en la parte vocal, otro gran trabajo. El Coro estable cumplió con empeño y profesionalismo su papel. Y no bajó de la corrección el resto del elenco. Pablo Maritano y Nicolás Boni, de quienes siempre hemos valorado sus trabajos, no lograron – en esta ocasión – cumplir con los objetivos. Poco atractivo en lo visual, con algunas marcaciones - como la del Coro en el último acto – totalmente primarias, poco ayudados por una iluminación elemental. Este es un trabajo que es mejor no considerar para dos jóvenes talentos que han hecho puestas de gran valor en un pasado reciente. Siempre es un placer concurrir a una función del Teatro del Círculo, más allá de los kilómetros. En una ciudad que se ve cada vez más bonita, el teatro demuestra que los logros dependen de conocer auténticamente de ópera y recurrir a los cantantes más adecuados para cada rol. Quedamos a la espera del próximo título!
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