Foto: Angela Gheorghiu
Angela Gheorghiu debutó con la Opera Nacional de Washington con una gala de arias de opera y no con una producción escénica como se hubiera esperado, tratándose de una de las principales compañías de opera en Norteamérica Acompañada de la orquesta del teatro y bajo la dirección musical de Eugene Kohn, la celebre soprano rumana ofreció un variado programa en el que abordó diversos estilos y mostró variedad técnica. Inició con una delicada y conmovedora interpretación de “Ombra mai fu” de Xerxes y con una correcta “Giunse alfin il momento..Deh vieni non tardar” de Le Nozze di Fígaro, aunque evidenció que los estilos de Handel y de Mozart no son su fuerte. A continuación, cantó “Vive amour” de Cherubin de Massenet con buena dicción francesa y un claro y homogéneo timbre. En la “Canción de la luna” de Rusalka cautivó por sus largas frases y su colorido y seguro timbre. Durante cada una de sus intervenciones, Gheorghiu se movió por el escenario con elegancia, desenvoltura y sobretodo con gracia. Sus mejores momentos de la velada fueron “Adieu notre petite table” de Manon y “Pleurez mes yeux” de Le Cid arias en las que mostró afinidad, buen fraseo y temperamento y con las que provocó una reacción eufórica del publico que le celebró todo. Redondeo la gala ofreciendo gratas versiones de “O nume tutelar” de La Vestale de Spontini y de “Ebben ne andro lontana” de la Wally. No podía falta como propina “O mio babbino caro”, además de I could have danced all night de My Fair Lady y finalmente Granada en la que mostró buena dicción en español. La orquesta tuvo un buen desempeño general en las arias y en solitario, con las oberturas del Rapto del Serrallo, la de la poca conocida opera Zampa de Harold, como en la danza de las horas de La Gioconda ; pero sobretodo en la emocionante y sonora obertura de Le Corsaire de Berlioz. RJ
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