Una creación de Robert Wilson (Creador, Director de escena, Escenógrafo e Iluminador), Marina Abramovic (Cocreadora), Antony (Director musical y compositor) y William Dafoe (Actor). Encargo y nueva producción del Teatro Real y el Manchester International Festival, con Theater Basel, Art Basel, Holland Festival, Salford City Council y deSingel de Amberes. 19 de abril de 2012.
Fotografo; Javier del Real / Teatro Real de Madrid |
Había expectación esa noche en la sala, pero mucha más se pudo palpar en el Ensayo General y en el estreno. Como ocurrió otras veces, el público tradicional y clásico asistió a regañadientes, pero ya más acostumbrado a las novedades escénicas del coliseo madrileño y los partidarios del “cambio” se frotaban las manos con entusiasmo. Y volvemos a la eterna discusión que se podía escuchar en los pasillos y el foyer del Real: ¿qué tipo de espectáculo es realmente éste y por qué se celebra en este recinto? ¿No hay otras salas donde poder ofrecerlo a unos admiradores de lo nuevo y lo alternativo? La misma discusión tuvo lugar en su día- cuentan- cuando el Teatro Colón de Buenos Aires, una sala memorable, empezó a ser utilizado para veladas folklóricas o de tango. Algunos lo vieron como una verdadera conquista de las clases menos favorecidas que no acertaban a disfrutar del añejo teatro, aunque una entrada de Paraíso costara por entonces lo mismo que un viaje en colectivo. Otros pensaron que si ésa era una de las únicas salas aptas para ópera, por qué debía compartirse con proyectos que podían presentarse en otros teatros, teniendo en cuenta la cantidad de ellos de que dispone la capital argentina. Los tiempos han cambiado, se nos escurrieron los años por entre los dedos y las aguas han vuelto a su cauce. Se comparte y se adaptan los gustos a las épocas y, hoy más que nunca, a las limitaciones financieras y económicas de un mundo cada vez más terminal y apocalíptico en el gasto desmedido de los recursos de todo tipo. Construir una obra tomando como punto de apoyo la biografía de un personaje público, artista o performer, pero del que se puede prescindir perfectamente es ya arriesgado. La propuesta se compensa con la maestría y la seducción siempre perversa de William Dafoe al alcance de los ojos, la melodiosa actuación de Antony algo encorsetado en un traje que lo convierte en una imagen poco atrayente pero agradable y seductor en lo vocal. La protagonista de la historia se pasea de un lado al otro del escenario y pone de manifiesto su conflictiva relación con su madre (¡quién no ha escuchado antes situaciones parecidas!), su entorno, su historia y la de su país, en otros tiempos parte de una convulsa Yugoslavia. Hace unos años, cuando alguien acertaba a atravesar aquellos parajes, en general muy bellos y bastante vírgenes como turista o mejor, como viajero inquieto lleno de preguntas, se podía palpar en el ambiente el olor de la catástrofe por llegar, hasta ese punto se percibía el mal ambiente entre la gente y los distintos tipos de poblaciones que compartían un mismo territorio. Por momentos, el montaje de Marina Abramovic es portentoso, potente, pero algo de esa tragedia bélica se ha desprendido de la Historia y se ha colado en esta representación, que se degusta con la incomodidad de algo transgresor, pero enfermizo y falto de límites emocionales. Anguloso y lleno de filos. Helador. Si Abramovic hubiera sido bosnia, el resultado hubiera sido muy diferente, probablemente más luminoso, uterino y acogedor.
El miércoles pasado presentó su renuncia el Director General del Teatro Miguel Muñiz, coincidiendo con el conflicto laboral que el coliseo mantiene con sus trabajadores, debido a una diferencia en el pago de salarios que se llevó a cabo en su día y ahora se le reclama a la plantilla. El nuevo director, muy en sintonía con Gerard Mortier tendrá que hacer frente a las posibles huelgas anunciadas para la próxima puesta, el Cyrano de Bergerac con Plácido Domingo. Cada uno de los días de función, educados y perjudicados asalariados entregaron en edición bilingüe (español e inglés), un texto a los melómanos que llegaban para disfrutar de su velada teatral. La parte sustancial de ese mensaje dice lo siguiente: “ …Hace dos años, a causa de las reducciones en las aportaciones que el teatro percibiría, pactamos con la empresa una serie de medidas que comprendían reducciones salariales y flexibilizaban nuestras condiciones laborales. Desde entonces, nuestro nivel adquisitivo y nuestra calidad de vida en general se han visto mermados de manera significativa. Ahora, debido a una errónea gestión…se nos hace una reclamación económica que consideramos totalmente injusta, abusiva y desproporcionada…Cordialmente, los trabajadores del Teatro Real”.
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