Johnny Teperman
El clásico ballet “El Lago de los Cisnes” regresó a fines de noviembreal Teatro Municipal de Santiago, con una nueva versión, del Ballet de Santiago, con una coreografía de su directora artística, la brasileña Marcia Haydée, que se constituyó en un estreno absoluto para el país. La obra llegó al escenario de Agustinas con San Antonio, el viernes26 de noviembre y comprendió un total de siete presentaciones. Cuatrode ellas fueron en vivo, con la Orquesta Filarmónica de Santiago dirigida por el chileno José Luis Domínguez y otras tres, con apoyo decinta magnetofónica. La leyenda de la mujer-cisne del folclor ruso, con música de Piotr I.Tchaikovski, fue interpretada por Alain Honorez, primer bailarín del Royal Ballet de Flanders, para quien fuera creado el papel de Rothbarten esta oportunidad, convirténdose en la mejor figura del elenco principal. También destacaron, Luis Ortigoza, Bailarín Estrella del Teatro Municipal de Santiago y Natalia Berríos, primera bailarina del Ballet de Santiago en un primer elenco, y por César Morales, primer bailarín del Royal Ballet de Birmingham, junto a la brasileña Andreza Randisek, primera bailarina del Ballet de Santiago y el bailarín bosnio Miroslav Pejic, en el segundo elenco.
Las presentaciones en Santiago destacaron a los bailarines, todos situados cerca de la excelencia técnica y con figuras de brillo comoel belga Alain Honorez. En esta versión, nunca antes vista en Chile, los roles masculinos tuvieron un mayor protagonismo. Luis Ortigoza, interpretó, en la culminación de lo clásico, al Príncipe Sigfrido,esta vez inspirado en el mítico Rey Luis II de Baviera, primo de la emperatriz Sissi, y un enamorado de los cisnes; mientras que Alain Honorez fue su archirival, el malvado Rothbart, que nos ofreció un ballet más de esta época y nos señaló a un hombre practicamente convertido en cisne y la presencia de un final sorpresivo. Las dos parejas protagónicas se lucieron plenamente, tanto en los duos como en los solos, en un primer plano de gran dominio técnico, talento y sensibilidad. Las palmas pues, para Luis Ortigoza-Natalia Berríos y César Morales, Andreza Randisek. La escenografía y vestuario de Pablo Núñez, la iluminación, de José Luis Fiorruccio y la dirección musical de José Luis Domínguez,estuvieron en un elevado primer plano permanente. También debemos resaltar a las figuras secundarias que ofrecieronescenas elegantes de un animado preciosismo. Un voto de distinción pues, para José Luis Ghiso, Patricio Melo, Francisca Moya, Lidia Olmos, Elizabeth Espinoza, Rodrigo Guzmán, Esdras Hernádez, María Lovero, Carlos Inostroza, Monserrat López. Nicolás Caudullo, Ingrid Fuschloger y Deborah Oribe.
Las presentaciones en Santiago destacaron a los bailarines, todos situados cerca de la excelencia técnica y con figuras de brillo comoel belga Alain Honorez. En esta versión, nunca antes vista en Chile, los roles masculinos tuvieron un mayor protagonismo. Luis Ortigoza, interpretó, en la culminación de lo clásico, al Príncipe Sigfrido,esta vez inspirado en el mítico Rey Luis II de Baviera, primo de la emperatriz Sissi, y un enamorado de los cisnes; mientras que Alain Honorez fue su archirival, el malvado Rothbart, que nos ofreció un ballet más de esta época y nos señaló a un hombre practicamente convertido en cisne y la presencia de un final sorpresivo. Las dos parejas protagónicas se lucieron plenamente, tanto en los duos como en los solos, en un primer plano de gran dominio técnico, talento y sensibilidad. Las palmas pues, para Luis Ortigoza-Natalia Berríos y César Morales, Andreza Randisek. La escenografía y vestuario de Pablo Núñez, la iluminación, de José Luis Fiorruccio y la dirección musical de José Luis Domínguez,estuvieron en un elevado primer plano permanente. También debemos resaltar a las figuras secundarias que ofrecieronescenas elegantes de un animado preciosismo. Un voto de distinción pues, para José Luis Ghiso, Patricio Melo, Francisca Moya, Lidia Olmos, Elizabeth Espinoza, Rodrigo Guzmán, Esdras Hernádez, María Lovero, Carlos Inostroza, Monserrat López. Nicolás Caudullo, Ingrid Fuschloger y Deborah Oribe.
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