Mercedes Rodríguez
Extraordinario debut en la Ópera de Oviedo del tenor Mikeldi Atxalandabaso como Nemorino y del barítono Luis Cansino en el rol de Dulcamara. La Temporada de Ópera de Oviedo, muy cuidadosa siempre en la elección de sus producciones y de los elencos acertó de pleno con el cast elegido para la penúltima función de L´elisir d´amore. La joven cordobesa Auxiliadora Toledano interpretó una Adina delicada, excesivamente dulce, pero con voz segura aunque no de gran alcance, y de gusto refinado. La otra soprano protagonista, Marta Ubieta, marcó una Giannetta de voz potente, convincente y que no pasó desapercibida. Pero sin duda, fueron los papeles masculinos de Nemorino y Dulcamara los que se llevaron la mayor y merecida ovación de la noche, con la interpretación del dúo “Dottore, perdonate…”, donde el empaste vocal y la interacción entre ambos tanto en el aspecto musical como en la actuación, hicieron las delicias de los presentes. El número conmovedor de la velada nos lo proporcionó el tenor Mikeldi Atxalandabaso con la interpretación de la archiconocida “Una furtiva lagrima”, poniendo de manifiesto una línea de canto de gran exquisitez, un fiato extraordinario, y una carga emocional en cada una de las frases que consiguió arrancar las lágrimas de más de uno. La parte divertida vino de la mano del barítono Luis Cansino, que se desenvolvió con soltura gracias a la consistencia de su registro vocal que, junto a la inteligencia empleada en el fraseo, consiguió que el difícil papel de Dulcamara resultara “fácil” y llegara a los espectadores, con quienes estableció una gran complicidad. La puesta en escena de Daniel Slater fue luminosa, divertida, jugando con planos inclinados y perspectivas, lo que dio gran dinamismo a la acción. La dirección musical de José Miguel Pérez Sierra estuvo por debajo de lo deseado, con tempi lentos en ocasiones, y falta de juego con las dinámicas en el tratamiento general de la orquesta.
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