La Ópera de
Bellas Artes llevará a cabo el estreno en el Palacio de Bellas Artes de La
fanciulla del West de Giacomo Puccini, con la puesta en escena, escenografía e
iluminación de Sergio Vela y la
dirección concertadora del brasileño Luiz
Fernando Malheiro al frente de la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas
Artes. Esta nueva producción de la Ópera de Bellas Artes será escenificada los
domingos 17 y 24 de septiembre a las 17:00 y el martes 19 y el jueves 21 a las
20:00 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. Puccini escribió la
música de esta obra de tres actos entre 1908 y 1909. El libreto en italiano es
de Guelfo Civinini y Carlo Zangarini, basado en la pieza The Girl of the Golden
West de David Belasco. Su estreno mundial fue el 10 de diciembre de 1910 en la
Metropolitan Opera House de Nueva York bajo la dirección de Arturo Toscanini,
montaje en el que participó el célebre tenor Enrico Caruso. En México se
escenificó, en una sola función, el 24 de febrero de 1920 en el Teatro Arbeu. La
fanciulla del West cuenta la vida de un pueblo minero en las montañas de la
Sierra Madre californiana. En plena fiebre del oro y en un ambiente mayoritariamente
masculino, la joven Minnie, propietaria del bar La Polka, representa la figura
maternal y sensual anhelada por los hombres. Puccini situó ahí la añoranza
abandonada por los emigrantes que llegaron a la región atraídos por un mejor
futuro.
Este estreno en el Palacio de Bellas Artes representa un punto de vista
iberoamericano de la obra de Puccini. Su elenco está encabezado por la soprano
de raíces españolas Ángeles Blancas
Gulín (Minnie), el barítono mexicano Jorge
Lagunes (sheriff Jack Rance) y el tenor vasco Andeka Gorrotxategui (Dick Johnson, alias Ramírez). También
participan Ángel Ruz, Carlos Santos, Vanessa Jara, Oscar Velázquez, Emilio
Carsi, Rodrigo Petate, Rodrigo Urrutia y Renata Ramos. En los roles de mineros:
Enrique Ángeles, Héctor Valle, Antonio Azpiri, Alberto Albarrán, Edgar Gil y
Carlos Arámbula, Ángel Macías y Edgar Villalva. El equipo creativo lo completan
Carlos Aransay (dirección huésped del Coro), Violeta Rojas (diseño y
realización de vestuario), Ruby Tagle (dirección de movimiento escénico), Ilka Monforte
(diseño de maquillaje).
“Hacer La fanciulla del West de Giacomo Puccini es una
tarea obligada de toda compañía que haga ópera de calidad. Debe figurar porque
es la partitura más ambiciosa, audaz y compleja de todas las de Puccini. Aunque
nunca ha tenido el grado de popularidad de otros de sus títulos, es muy
importante porque se trata de una dramaturgia muy compleja, y aunque parece
lineal e ingenua, está llena de honduras y vericuetos muy interesantes”, afirma
Sergio Vela.
“Por otro lado,
en términos estrictamente técnicos, la partitura es de una gran complejidad, de
tal forma que integrar un reparto idóneo requiere no solo de tres cantantes
prominentes como en Tosca, por ejemplo, porque la tesitura, la redacción vocal
en esta partitura es mucho más difícil. “Es decir, no es sencillo encontrar a
los cantantes idóneos para llevar a cabo este proyecto, porque los otros 15
personajes forman un ensamble que debe estar bien articulado, trabajar como
conjunto y, a la vez, como voces solistas, más el coro masculino. Todo ello
hace que la redacción orquestal sea igualmente compleja. “En definitiva, se
trata de una partitura extraordinaria cuya temporaneidad estética realza su
importancia. Esta partitura se escribió entre 1908 y 1909, y se estrenó en
1910, cuando acababa de emerger el movimiento pictórico del fauvismo, que se
caracteriza por el uso de colores muy violentos, además del art nouveau.
Estos
dos movimientos estéticos encontraron eco en esta partitura y la convirtieron
en algo muy complejo. “A ello hay que agregar que nunca se había puesto en el
Palacio de Bellas Artes, hasta ahora, aunque se intentó hacer en 1976. Solo se
había escenificado, en una sola función, en 1920 en el Teatro Arbeu, diez años
después de su estreno mundial, y la puso una compañía itinerante. Ahora, 97
años después, haremos su estreno en el Palacio de Bellas Artes”. La historia de
La fanciulla del West “sigue siendo muy atractiva, más ahora que existen
tensiones binacionales y la trama apela a la unión, la redención, el
entendimiento y el perdón, lo cual le da cierto interés actual. Sin embargo, me
parece que sería darle un tono reduccionista, pues la obra trasciende todas
esas cosas y va mucho más allá para convertirse en una obra de muchos aspectos
a estudiar.
“La dramaturgia de esta ópera es extraordinaria, y yo tengo una
larga pasión por este título, pero también por el western como forma épica de
contar una historia, similar a la estructura de una tragedia griega, donde el
héroe es al mismo tiempo un antihéroe. Sus méritos dramatúrgicos y musicales la
hacen particularmente importante. Yo estoy celebrando poder hacer esta ópera”. Respecto
al elenco, sostiene: “Ángeles Blancas es una soprano muy notable, una
actriz-cantante de gran desempeño vocal e histriónico que se compromete por
completo; Andeka, un joven tenor vasco con voz idónea, y Jorge Lagunes, un gran
barítono mexicano que regresa a cantar a México después de mucho tiempo, pues
vive y triunfa en Europa. Se trata de un trío de primer nivel.
“El otro
cómplice indispensable es el director de orquesta brasileño Luiz Fernando
Malheiro, con quien hace ocho años intentamos hacer la obra en Brasil, pero no
se dieron las condiciones. Desde entonces lo habíamos planeado así, como ahora,
salvo algunos cantantes diferentes”. En cuanto al diseño de escenografía,
iluminación y vestuario, refiere que “los abordamos siempre con una idea de
integración a partir de una estética nítida que permite contar la trama. Para
ello, la escenografía debe tener cierto grado de abstracción, y la iluminación,
evocar una atmósfera. Me parece que ambas son ideales para la partitura. La
obra en sí ahonda en muchos aspectos que la convierten en algo realmente
complejo”. Y concluye: “Es un título que hacía falta en el repertorio de la
Ópera de Bellas Artes. Ahora se ha podido concretar, y es que, más que
proyectos grandiosos, me gusta hacer cosas novedosas que impliquen una visión
renovada de las formas, y junto con el INBA lo hemos podido hacer. El público
podrá disfrutar de una música formidable, un drama nítidamente contado y una
infalible dramaturgia”.
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