Credito: Javier del Real
Ramón Jacques
El Teatro Real de Madrid concluyó su temporada 2008-2009 con la conocida opera mozarteana Le Nozze di Figaro, la que es considerada una de las obras mas divertidas y teatrales de siempre. Para la ocasión, el teatro estrenó una nueva propuesta escénica ideada y dirigida escénicamente por Emilio Sagi, realizada en coproducción con los teatros Bilbao, Las Palmas y el Teatro Nacional de Opera y Ballet de Lituania.
Sagi, con su equipo de trabajo en el que participaron Daniel Bianco, (diseñador de escenografías) y Renata Schussheim, como creadora del vestuario, ubicaron la obra dentro de su correcto contexto histórico, logrando plasmar y delinear un ambiente típico de la Sevilla andaluza dieciochesca, con bailables flamencos, colores claros, y texturas típicas de esta región del sur de donde transcurre la acción de la obra, y con visible influencia de las pinturas del pintor Francisco de Goya.
La producción es estéticamente visual y sugestiva, con un correcto juego de luces e iluminación, y pocos elementos en escena, algo característica en las propuestas de Sagi. Particularmente, el cuarto acto que se realizó en un opulento y prodigo jardín, incluida una fuente con agua, fue encantador. La mano escénica fue cuidadosa y detallada, de divertidos movimientos y gestualidad, combinando la tradición goldiana de combinar, personajes serios y nobles, con personajes cómicos y humildes
Para esta reposición, se conformó un cast vocalmente sobresaliente y homogéneo, como el barítono Fabio Maria Capitanucci, que hizo un Fígaro de majestuosa y grata musicalidad en su timbre, muy seguro en todos los registros los registros, y que actuó el papel con justa jocosidad y gracia.
El barítono Mariusz Kwiecien encarnó un Conde porte y nobleza escénica, aunque por momentos se notó algo rígido en su desempeño, pero esto nada incidió en su sobresaliente función vocal, en la que mostró afinidad por este repertorio, con su refinada y exquisita voz de amplia proyección. Eva Mei, recreó una sensible y afectiva Condesa a la que prestó una sublime línea de canto y timbre claro.
La prestación escénica y vocal de Cinzia Forte fue valiosa, dando vida a una espirituosa, afable, femenina, y muy expresiva Susanna, siempre participativa y activa en escena. Su grata voz lírica fue melodiosa, ágil y precisa, su adecuada emisión de agudos apasionante, y la de pianos conmovedora y sutil.
Ketevan Kemklideze, es una nueva mezzosoprano que aparece en el circuito operístico, recreando un correcto y adecuado Cherubino. En el resto del cast, fue un lujo contar con el tenor Raúl Giménez, como el malicioso Basilio, y el legendario bajo-barítono español Carlos Chausson, como un astuto Bartolo de voz profunda. Completaron el cast Soledad Cardoso (Barbarina), el divertido Miguel Sola (Antonio) y Enrique Viana (Don Curzio). El coro a su vez realizo un loable trabajo en cada una de sus intervenciones.
La siempre segura batuta de Jesús López Cobos, guió el espectáculo exaltando los momentos más musicales de la alegre partitura, con algunos tiempos lentos al inicio, pero cumpliendo con su cometido de poner en primer plano la música de Mozart, con cuidado y consideración por las voces.
El Teatro Real de Madrid concluyó su temporada 2008-2009 con la conocida opera mozarteana Le Nozze di Figaro, la que es considerada una de las obras mas divertidas y teatrales de siempre. Para la ocasión, el teatro estrenó una nueva propuesta escénica ideada y dirigida escénicamente por Emilio Sagi, realizada en coproducción con los teatros Bilbao, Las Palmas y el Teatro Nacional de Opera y Ballet de Lituania.
Sagi, con su equipo de trabajo en el que participaron Daniel Bianco, (diseñador de escenografías) y Renata Schussheim, como creadora del vestuario, ubicaron la obra dentro de su correcto contexto histórico, logrando plasmar y delinear un ambiente típico de la Sevilla andaluza dieciochesca, con bailables flamencos, colores claros, y texturas típicas de esta región del sur de donde transcurre la acción de la obra, y con visible influencia de las pinturas del pintor Francisco de Goya.
La producción es estéticamente visual y sugestiva, con un correcto juego de luces e iluminación, y pocos elementos en escena, algo característica en las propuestas de Sagi. Particularmente, el cuarto acto que se realizó en un opulento y prodigo jardín, incluida una fuente con agua, fue encantador. La mano escénica fue cuidadosa y detallada, de divertidos movimientos y gestualidad, combinando la tradición goldiana de combinar, personajes serios y nobles, con personajes cómicos y humildes
Para esta reposición, se conformó un cast vocalmente sobresaliente y homogéneo, como el barítono Fabio Maria Capitanucci, que hizo un Fígaro de majestuosa y grata musicalidad en su timbre, muy seguro en todos los registros los registros, y que actuó el papel con justa jocosidad y gracia.
El barítono Mariusz Kwiecien encarnó un Conde porte y nobleza escénica, aunque por momentos se notó algo rígido en su desempeño, pero esto nada incidió en su sobresaliente función vocal, en la que mostró afinidad por este repertorio, con su refinada y exquisita voz de amplia proyección. Eva Mei, recreó una sensible y afectiva Condesa a la que prestó una sublime línea de canto y timbre claro.
La prestación escénica y vocal de Cinzia Forte fue valiosa, dando vida a una espirituosa, afable, femenina, y muy expresiva Susanna, siempre participativa y activa en escena. Su grata voz lírica fue melodiosa, ágil y precisa, su adecuada emisión de agudos apasionante, y la de pianos conmovedora y sutil.
Ketevan Kemklideze, es una nueva mezzosoprano que aparece en el circuito operístico, recreando un correcto y adecuado Cherubino. En el resto del cast, fue un lujo contar con el tenor Raúl Giménez, como el malicioso Basilio, y el legendario bajo-barítono español Carlos Chausson, como un astuto Bartolo de voz profunda. Completaron el cast Soledad Cardoso (Barbarina), el divertido Miguel Sola (Antonio) y Enrique Viana (Don Curzio). El coro a su vez realizo un loable trabajo en cada una de sus intervenciones.
La siempre segura batuta de Jesús López Cobos, guió el espectáculo exaltando los momentos más musicales de la alegre partitura, con algunos tiempos lentos al inicio, pero cumpliendo con su cometido de poner en primer plano la música de Mozart, con cuidado y consideración por las voces.
VERSIONE IN ITALIANO
Il Teatro Real di Madrid ha concluso la stagione 2008-2009 con le mozartiane Nozze di Figaro, una delle opere più divertenti e teatrali di tutti i tempi. In questa occasione è stato proposto il nuovo allestimento ideato e diretto dal regista spagnolo Emilio Sagi (in co-produzione con i teatri spagnoli di Bilbao e Las Palmas e il Teatro Nazionale d’Opera e Balletto della Lituania). Sagi, con la sua squadra condotta dalla scenografo Daniel Bianco e dalla costumista Renata Schussheim, ha ambientato l’opera nel suo corretto contesto storico, plasmando un ambiente tipico della Siviglia andalusa del diciottesimo secolo, con colori luminosissimi, danzatori di flamenco, col gusto tipico di questa regione della Spagna meridionale e, non da ultimo, con una visibile influenza della pittura di Goya.La produzione è visivamente molto suggestiva, con un corretto gioco di luci e la presenza di pochi elementi sul palcoscenico, cosa usuale nel lavoro di Sagi (ma il quarto atto era ambientato in un giardino opulento con tanto di fontana con acqua). La sua regia è risultata attenta e dettagliata con la ricerca di una gestualità divertente nello spirito della più pura tradizione goldoniana, in un continuo mescolarsi di personaggi seri, nobili, comici e umili.Il cast era di alto profilo e molto omogeneo – Fabio Maria Capitanucci ha disegnato un Figaro spensierato, di franca musicalità e sicuro in ogni registro. Il baritono polacco Mariusz Kwiecien ha dato vita ad un Conte di nobile portamento, a volte un po’ rigido. Ma i mezzi vocali sono ampi, la timbrica squisita e raffinata e la congenialità con questo repertorio evidente. Di timbro chiaro e sublime linea vocale la Contessa sensibile ed emozionante di Eva Mei. Scenicamente spigliatissima, dinamica, spiritosa la Susanna di Cinzia Forte dalla linea di canto musicale, agile, precisa, adeguata negli acuti e commovente e delicata nei pianissimi. Ketevan Kemoklidze, un nome nuovo nel circuito operistico internazionale, ha creato un Cherubino corretto. Un lusso, poi, avere Raul Gimenez come malizioso Don Basilio e Carlos Chausson come astuto Don Bartolo di voce profonda, qui in Spagna una vera leggenda. Completavano il cast Soledad Cardoso (Barbarina), Miguel Sola (Antonio), Jeannette Fischer (Marcellina) e Enrique Viana (Don Curzio). Lodevole la prestazione del coro. La bacchetta sempre sicura di Jesús López Cobos ha guidato lo spettacolo esaltando i momenti più musicali dell’allegra partitura
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