Il soprano francese Anne Sophie Duprels si è messa in evidenza assoluta, dando credibilità al suo personaggio, fragile, seduttore, malizioso e a volte commovente. Duprels ha dispiegato una voce molto lirica, anche se non di grande corpo, ma con agili colorature e un'emissione facile. È stata graditissima la sua interpretazione di "Adieu, notre petite table". Si è distinto in tutti i sensi il tenore statunitense John Osborn come Des Grieux. Osborn senz'ombra di dubbio uno dei migliori tenori del suo paese che è giunto nei teatri più importanti per qualità proprie, senza necessità di marketing supplementari: la sua interpretazione ha evidenziato una sicura e inconfutabile padronanza scenica, una voce uniforme in tutti i registri, con una timbro bello ed elegante, dizione e fraseggio impeccabili, chiarezza d'espressione.
VERSION EN ESPAÑOL
La tercera producción operística de la temporada de reapertura del Teatro Colón de Buenos Aires correspondió a Manon de Massenet, opera que desde su estreno local en 1910 fue representada con frecuencia en este coliseo, siendo la más reciente ocasión durante la temporada 2003. Para la parte artística visual de la obra, se importó la producción escénica de la Lyric Opera de Chicago, estrenada hace dos temporadas en aquel teatro estadounidense hace dos años con Natalie Dessay y Jonas Kauffman en los papeles estelares. La concepción y diseño del montaje tradicional fueron de Tanya McCallin y del regista escocés David McVicar, quienes situaron la opera en tiempo en el que se desarrolla la historia, con vistosos y elegantes vestuarios de época, mascaras de carnaval, y una radiante iluminación de Paule Constable.
La escenografia utilizada durante toda la función fue un semicírculo en la parte trasera del escenario, una especie de teatro con diversos niveles en los que se colocaron los miembros del coro, quienes observaban y juzgaban la acción que se desarrollaba y se limitaba a poco espacio en el centro del escenario. Si bien la idea fue funcional e interesante al inicio de la función, durante el transcurso de los cinco actos se convirtió en monótona, tediosa, y en términos generales aportó muy poco a la historia y a la trama de se realiza en diversas lugares y ambientes. La regia de McVicar fue correcta, aunque en los pasajes de más dramatismo y tensión de la obra hubo una tendencia de los artistas a sobreactuar.
En el papel de Manon sobresalió la soprano francesa Anne Sophie Duprels, quien dio credibilidad a su personaje, que fue frágil, seductor, malicioso y por momentos conmovedor. Duprels desplegó una voz muy lírica, no muy amplia en su extensión, pero si muy ágil colorida y con facilidad en la emisión. Agradó ampliamente su interpretación del aria “Adieu, notre petite table” Destacable en todos los sentidos fue la presencia del tenor estadounidense John Osborn como Des Griuex. Osborn es sin lugar a dudas uno de los mejores tenores surgidos de su país y que ha llegado a lo mejores teatros por sus cualidades propias y sin necesidad de publicidad. Lo anterior quedó evidenciado en su segura e irrefutable actuación, y una voz uniforme en todos los registros, con gratísimo y elegante timbre, impecable en la dicción y el fraseo, y por la claridad en su expresión.
El experimentado barítono argentino Víctor Torres creó un sólido Lescaut y el bajo barítono Carlos Esquivel un convincente Conde Des Grieux. El resto del enorme elenco y el coro dirigido por Marcelo Ayub, tuvieron un correcto desempeño en cada una de sus intervenciones. Al frente de la Orquesta Estable del Teatro Colón, el director francés Phillipe Auguin, mostró conocimiento y apegó al repertorio francés, extrayendo brillantes colores y matices contenidos en la orquestación. Su elección de tiempos fue un poco desigual a lo largo de la obra, haciendo algunos pasajes largos y fastidiosos, como en el tercer acto, y otros dinámicos y cargados de emoción en los últimos dos actos y hacia el final de la función.
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