Massimo Viazzo
El debut en Turín de Yuja Wang, una de las nuevas estrellas mediáticas del piano a nivel mundial (¡bautizada el año pasado en el Lucerne Festival por Claudio Abbado en persona!) satisfizo solo en parte. Proponiéndole al público del Lingotto el Tercio para piano de Prokofiev, la joven concertista china decidió mesurarse esta vez con uno de sus caballos de batalla. Yuja Wang resolvió con habitual insolencia los problemas estrictamente “digitales” presentes en la partitura, mostrando en tal sentido un virtuosismo “fino” y de mucho respeto. Pero la ironía el sarcasmo que da nervio a esta obra maestra desapareció inequívocamente circunscribiéndose a un mero atletismo que no fue problemático para ella. También las frases líricas (por ejemplo, del segundo movimiento) recibieron una definición bastante convencional y los movimientos giratorios líricos que arrastran a todo y a todos parecieron ser verdaderamente muy serios. Daniele Gatti guiando a una Royal Concertgebouw Orchestra en gran forma, en lo que fue la reposición del concierto de clausura de la temporada 2009-2010 que no se realizó, ha tentado de verdad el instaurar un dialogo mas cerrado con la pianista y desde ese punto de vista, la ejecución orquestal pareció ser de altísimo perfil con sinuosas cuerdas y deslumbrantes metales. Pero en esta ejecución faltó de parte de Wang una elección interpretativa más personal, mas valiente, y alejada de la rutina (dorada, pero al fin y al cabo rutina). Sin embargo, Daniele Gatti supo dejar una fuerte impronta personal en las otras tres ejecuciones en el programa, en el que propuso un Brahms (con su Obertura Trágica), particularmente narrativo, de un respiro casi wagneriano, con un evidente interés más por el contenido que por la forma. A continuación, los dos celebres poemas straussianos (Don Juan y Till Eulenspiegels lustige Streiche) iluminaron la extraordinaria riqueza de colores de la formación holandesa estimulada por el maestro italiano, siempre amante del bueno sonido y la línea torneada, sin perder nada en términos de empuje y creatividad (a todo costo), desconectado de tiempos cómodos, por lo tanto, de interpretaciones adultas y bien equilibradas. El 17 de octubre la cita para no perderse será con John Eliot Gardiner y su orquesta Orchestre Révolutionnaire et Romantique. Se abre así una nueva temporada que promete deslumbrar.
El debut en Turín de Yuja Wang, una de las nuevas estrellas mediáticas del piano a nivel mundial (¡bautizada el año pasado en el Lucerne Festival por Claudio Abbado en persona!) satisfizo solo en parte. Proponiéndole al público del Lingotto el Tercio para piano de Prokofiev, la joven concertista china decidió mesurarse esta vez con uno de sus caballos de batalla. Yuja Wang resolvió con habitual insolencia los problemas estrictamente “digitales” presentes en la partitura, mostrando en tal sentido un virtuosismo “fino” y de mucho respeto. Pero la ironía el sarcasmo que da nervio a esta obra maestra desapareció inequívocamente circunscribiéndose a un mero atletismo que no fue problemático para ella. También las frases líricas (por ejemplo, del segundo movimiento) recibieron una definición bastante convencional y los movimientos giratorios líricos que arrastran a todo y a todos parecieron ser verdaderamente muy serios. Daniele Gatti guiando a una Royal Concertgebouw Orchestra en gran forma, en lo que fue la reposición del concierto de clausura de la temporada 2009-2010 que no se realizó, ha tentado de verdad el instaurar un dialogo mas cerrado con la pianista y desde ese punto de vista, la ejecución orquestal pareció ser de altísimo perfil con sinuosas cuerdas y deslumbrantes metales. Pero en esta ejecución faltó de parte de Wang una elección interpretativa más personal, mas valiente, y alejada de la rutina (dorada, pero al fin y al cabo rutina). Sin embargo, Daniele Gatti supo dejar una fuerte impronta personal en las otras tres ejecuciones en el programa, en el que propuso un Brahms (con su Obertura Trágica), particularmente narrativo, de un respiro casi wagneriano, con un evidente interés más por el contenido que por la forma. A continuación, los dos celebres poemas straussianos (Don Juan y Till Eulenspiegels lustige Streiche) iluminaron la extraordinaria riqueza de colores de la formación holandesa estimulada por el maestro italiano, siempre amante del bueno sonido y la línea torneada, sin perder nada en términos de empuje y creatividad (a todo costo), desconectado de tiempos cómodos, por lo tanto, de interpretaciones adultas y bien equilibradas. El 17 de octubre la cita para no perderse será con John Eliot Gardiner y su orquesta Orchestre Révolutionnaire et Romantique. Se abre así una nueva temporada que promete deslumbrar.
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