Lloyd Schwarz
¡Volvió James Levine! para dirigir a la Orquesta Sinfónica de Boston (BSO).
James Levine, el celebre director de dos reconocidas instituciones a nivel mundial de música clásica como: el Metropolitan Opera, compañía con la que celebra su 40 aniversario, y la Orquesta Sinfónica de Boston (BSO), en la cual esta iniciando su sexta temporada, esta de regreso después de una operación que lo había mantenido alejado del podio desde el mes de abril. Levine dirigió un elegantemente planeado concierto para la inauguración de la temporada de la BSO, un concierto que nadie mas que el podría haber planeado y ejecutado con tanta maestría; serio y ambicioso y breve pero extremadamente satisfactorio. Levine nos ofreció un programa de opera, actividad por la que es mas conocido, en un programa dedicado a Wagner. El invitado fue un reconocido interprete wagneriano, el bajo-barítono gales Bryn Terfel en tres importantes arias que iniciaron o concluyeron con música orquesta de esas operas. Levine dio inicio con el preludio de celebración de Die Meistersinger von Nürnberg intensa música de entrada, la cual después de un enfangado inicio (mas difícil escuchar las cuerdas que los metales) se incremento en momentum y alegría. Después Terfel cantó el meditativo monologo de Hans Sachs con dignidad interior y consideración. Levine es ciertamente uno de los mas sensibles y comprensivos directores de opera, y su ejecución tuvo una radiante transparencia.
De esta tranquilidad pasamos a la vigorosa “Cabalgata de las Valquirias” de Die Walküre, con ocho maravillosas trompetas que señalaban el arribó de las semidiosas con un Levine definiendo el ritmo de manera incisiva. Así como el famoso tema de las Valquirias pasó de los cornos a los trombones, las valquirias parecieron acercarse más y más. Esta no fue solo cualquier pieza orquestal. Como en el preludio de Meistersinger fue una verdadera historia contada. Terfel, interpretó la conmovedora despedida de Wotan a Brünnhilde. Despues, Terfel se volteo de frente a la orquesta mientras Levine nos rodeó con sublime “Música de fuego mágico” La obertura de Der fliegende Holländer fue muy dramática y la impresionante interpretación de Terfel del atormentado monologo del Holandés hizo que el teatro explotara en aplausos. Al final volvió para un bis, que fue la tierna plegaria de Wolfram a la “estrella nocturna” de Tannhäuser, una de las versiones mas encantadores que haya yo escuchado, y que termino el concierto con un exquisito pianissimo.
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