Ramón Jacques
Además de dirigir repertorio italiano, Nicola Luisotti ha dirigido con éxito en este teatro, Salome de Stauss, la temporada pasada, y ahora ha elegido la siempre burlesca y cómica opera Le Nozze di Figaro. Dirigiendo la orquesta desde el clavecín y con una orquesta ubicada al mismo nivel del público, como marcaba la tradición en el siglo 18, el maestro ofreció una brillante lectura guiada con maestría y mucha seguridad, exaltando la música de Mozart y dando notoriedad a las voces. Luisotti parece comenzar a dejar ya su impronta en una orquesta que le responde de maravilla. Para esta reposición se utilizaron las escenografias creadas en 1982 para este mismo escenario por Zach Brown, que son tradicionale y vistosas porque reflejan una imagen de la Sevilla del siglo XVIII como en las pinturas de Francisco de Goya y Lucientes, que inspiraron su creación. La resplandeciente y lucida iluminación que se utilizó, y los elegantes y aristocráticos vestuarios complementan una propuesta muy estética. El ingles John Copley, hizo una dirección apegada a la historia, con movimientos precisos, resaltando la relación que se da entre personajes humildes con nobles de manera cómica y nunca exagerada.
El elenco fue dominado totalmente por la presencia de Danielle De Niese y por Luca Pisaroni. De Niese, se mostró siempre activa en escena y su Susanna fue divertida y astuta. Su prestación vocal fue ágil y cargada de musicalidad. Por su parte, Pisaroni mostró Fígaro, compenetración y experiencia en un papel que conoce bien y que sabe actuar con donaire, carisma elegancia, y un timbre baritonal muy vigoroso, colorido y convincente. La soprano Ellie Dehn, interpretó a la Condesa con sutileza y buena línea de canto, y a Lucas Meachem se le vio por momentos como un rígido e inexpresivo Conde, a pesar de la claridad y acentuación la de su robusto timbre. La mezzosoprano Michèle Losier dio vida y alegría a Cherubino, con dúctil y oscuro timbre. Correcto estuvo el resto del elenco y el coro, con una mención especial para el tenor Greg Fedderly quien se ha especializado en el papel de Don Basilio, y lo ha interpretado desde hace varios años en los teatros mas importantes de Norteamérica.
Además de dirigir repertorio italiano, Nicola Luisotti ha dirigido con éxito en este teatro, Salome de Stauss, la temporada pasada, y ahora ha elegido la siempre burlesca y cómica opera Le Nozze di Figaro. Dirigiendo la orquesta desde el clavecín y con una orquesta ubicada al mismo nivel del público, como marcaba la tradición en el siglo 18, el maestro ofreció una brillante lectura guiada con maestría y mucha seguridad, exaltando la música de Mozart y dando notoriedad a las voces. Luisotti parece comenzar a dejar ya su impronta en una orquesta que le responde de maravilla. Para esta reposición se utilizaron las escenografias creadas en 1982 para este mismo escenario por Zach Brown, que son tradicionale y vistosas porque reflejan una imagen de la Sevilla del siglo XVIII como en las pinturas de Francisco de Goya y Lucientes, que inspiraron su creación. La resplandeciente y lucida iluminación que se utilizó, y los elegantes y aristocráticos vestuarios complementan una propuesta muy estética. El ingles John Copley, hizo una dirección apegada a la historia, con movimientos precisos, resaltando la relación que se da entre personajes humildes con nobles de manera cómica y nunca exagerada.
El elenco fue dominado totalmente por la presencia de Danielle De Niese y por Luca Pisaroni. De Niese, se mostró siempre activa en escena y su Susanna fue divertida y astuta. Su prestación vocal fue ágil y cargada de musicalidad. Por su parte, Pisaroni mostró Fígaro, compenetración y experiencia en un papel que conoce bien y que sabe actuar con donaire, carisma elegancia, y un timbre baritonal muy vigoroso, colorido y convincente. La soprano Ellie Dehn, interpretó a la Condesa con sutileza y buena línea de canto, y a Lucas Meachem se le vio por momentos como un rígido e inexpresivo Conde, a pesar de la claridad y acentuación la de su robusto timbre. La mezzosoprano Michèle Losier dio vida y alegría a Cherubino, con dúctil y oscuro timbre. Correcto estuvo el resto del elenco y el coro, con una mención especial para el tenor Greg Fedderly quien se ha especializado en el papel de Don Basilio, y lo ha interpretado desde hace varios años en los teatros mas importantes de Norteamérica.
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