Fotos: Gianluca Moggi
Massimo Crispi
Golosina
para expertos fue ese Macbeth que el 76° Maggio Musicale ofreció en el Teatro
della Pergola, en su versión original de 1847, puesta en escena en la misma
Pergola, como recuerda una lápida en el muro exterior del teatro. Graham
Vick imagina Macbeth como un rey contemporáneo, con guardaespaldas, comodidades
y comforts como verdadero dictador de un país bananero en la Europa: estilo
expedido y rudo, nada de gentileza, amor totalmente ausente, nada mas que afán
de poder. Es este poder generando poder el verdadero protagonista de la opera,
un poder que reduce al mínimo la conciencia critica que, de todas formas, al
contrario de Macbeth, llevará a la Lady a la locura y al sucesivo suicidio por
un parpadeo de conciencia del mal que ella misma hizo. La versión 1847, en
efecto, con unos fragmentos mas y otros menos de la sucesiva, hace Macbeth el
personaje principal de la opera y no su mujer, como en la siguiente. La Lady sí
es importante, sin duda, es ella que incita e sugiere a su marido de cometer
homicidios, pues el creador del mal es sin embargo Macbeth, aquí con una aria
mas, es él que se empuja hasta un nihilismo sin precedentes.
Las
brujas, entonces, no son los seres barbudos que usualmente son parte de la
decoración de la opera pues son unas putas de las mas vulgares, con tajones
lejanos, maquillaje grave, que siempre se mueven juntas como si danzaran en
grupo en un baile de barrio periférico (coreografías de Ron Howell). Así se
abre el escenario de esa versión, con una pedana torcida y pendiente, las paredes
del escenario del teatro visibles, donde las putas aparecen aclaradas por una
enorme lámpara de techo translucida como un cielo de tubos de neón, siempre
estando en toda la opera. Ni hay calderones humando ni sapos venenosos pues sí
hay jeringas y torniquetes para mostrar que las visiones de las brujas son
causadas por drogas artificiales. No es claro, siendo putas, si estas visiones son
pagadas, porque una puta siempre se paga aun para charlar. No parecían haber
parcelas y las brujas eran muchas! Hoy se dan vaticinios libres, olé. No
es claro tampoco porque las putas deberían ser consideradas como brujas que
dicen el futuro. Al fondo ¿quien creyera en lo que diría una puta? Solo en
Italia lo que dice la Ruby Rubacuori, la amante de menor edad de Berlusconi, lo
utilizan para interminables telebasuras, pues ¿pidiera un rey un oráculo a un
putón como los que estaban en el escenario de la Pergola? Solo un idiota lo
hubiera hecho. Todo uno podía inventarse… que las brujas fueran conductoras
televisivas, esas “periodistas” que todo saben y que todo se permiten de
prever, si solo quisiéramos llevar a la contemporaneidad esa opera verdiana. En
el cambio de la escena una bruja/puta deja el correo de Macbeth sobre la cama
de la Lady. Aun cartera. Pero
vamos adelante. El oráculo se cumple y Macbeth se vuelve en Sir de Caudore, con
mucha animación de la Lady, que se encuentra reina de repente. Pues no le
basta. Ella quiere ser reina de Escocia, como a su marido le dijeron las
brujas. Quizás quisiera ser la reina de corazones de Alicia. Así empuja su
marido a asesinar Duncano con un puñal, y después también ella lo toma. Pequeño
detalle: hoy ninguno haría un homicidio con puñal, ni además un regicidio.
Reclutaría una gang de albaneses o de arabos y olè: ¡Al Qaeda mató al rey de
Escocia! Y porque no, enseñándolo a todas cámaras del mundo como fue por el
WTC. Los regicidios caseros no van tan lejos, en el mundo contemporáneo, sobre
todo en un estado de Europa como lo que Vick propone, sale mas de una dictadura
africana o de Asia… Para señalarnos que estamos en un hoy y que existe la
posibilidad de relevar huellas digitales, la Lady intenta borrar suyas y las
del marido de los tiradores, muros, asientos, por el mismo pañuelo empapado de
sangre que pero, quizás, pudiera dejar, sin que ella se diera cuenta, trazas de
adn, perfume, polvos… ¡hoy en día las cosas son mas sofisticadas! Al final la
Lady se pasa como una aficionada del homicidio. Pues, a pesar de todo, todos
van creer que el asesino sea Malcolm, ¿quizás porque en el cuarto de su padre
está lleno de huellas digitales de su hijo? "Il
futuro della Scozia" es un megacartel, en puro estilo Berlusconi, donde
campea la cara de sonrisa de Macbeth/Silvio cerca de una familia con los niños
sonriendo felices y rubios, casi diciendo que el futuro solo lo puede asegurar
él mismo reinando. Ese cartel es el fondo de un jardín con piscina, con recinto
de red e hijo dientudo (¡pues! Hoy un rey tendría un jardín con un muro de diez
metros y torres de guardia), donde unos conjurados que tienen que matar a Banco
solo se cambian la chaqueta de negro en blanco (como fuesen vendedores de
helados) para camuflarse. De repente Banco lo matan y su cuerpo lo ponen bajo
la mesa del buffet, cubierta con un mantel blanco que ni deja pasar nada,
quizás lo encontrarán los de la limpieza mas tarde. El hijo, aun avisado por su
padre Banco, que olía una mala idea de peligro y dotó al niño de mochila bien
llena en su espalda, consigue huir. A pesar de la mochila llena y a pesar de la
persecución de un sicario conjurado muy ágil y rápido.
Tampoco Speedy Gonzales hubiera
sido tan rápido como ese niño. Sigue
una fiesta muy palurda con damas y caballeros vestidos como se debe para una
cena “elegante” como se dice que Berlusconi organizaba suyas (las escenas y el
vestuario son de Stuart Nunn). Brindis y visiones empachadas (vistas solo por
Macbeth) saborizan el party, dando un retrato del rey bastante escuálido. Vuelven
las putas en el acto siguiente, tumbadas, drogadísimas, con convulsiones,
estando en lo que fue el jardín con flamencos rosas (estatuas sintéticas,
claro, como sintética también era la alfombra-prado muy mal plegada, y pensamos
como fuera difícil andar con los tacones de las putas…) del acto pasado. Pues
no es Macbeth volviendo a las brujas, al contrario las invita en el palacio
real, pues no para una cena elegante… ¿Las pagó, por los menos esa vez, para
sus delirios? Nada menos que una transexual, con voz de bajo, una superbruja
horrible, se aprovecha de la situación y simula un amplexo con el rey. Uhm…
Quizás eso es demasiado también para Macbeth, todo confundido por las visiones
de los reyes que vendrán, el espectro de Banco siguiéndolos. Macbeth, victima
de las drogas y de quien sabe que, toma una metralleta y decide de exterminar a
todos, putas incluidas, que huyen de su descontrol. Bang Bang. Ultimo
acto. No lo creerán pues estamos en la estación de buses de Birna, donde un pueblo
que todavía tiene el traje de la fiesta pues con una maleta con lo esencial, y
donde la única cosa que funciona es un distribuidor automático de agua y
bebidas, espera un bus que los aleje de una Escocia sangrienta. Pues llegan los
héroes y los liberan a todos. Macduff canta su aria heroica y con Malcolm se
acercan al palacio real para matar al tirano. La
Lady merodea sola por su casa, encendiendo todas luces. La tradición querría
que la única luz fuera una pequeña linterna, una de cómoda, blanda, símbolo de
la poca luz estando en su mente y de cuanta menos luz estaba a su alrededor. La
noche y la oscuridad, con todo espectros, las incertidumbres, las dudas, los
sicarios escondidos, los acechos, eran los grandes ausentes en esa opera gótica
en la versión de Vick. La blanda linterna era aquel claror que muestra el mal
que la Lady hizo, lo muestra a la conciencia de si misma, una conciencia
mínima. Detalle ese aniquilado por una inútil y fría luz de neón de todas
partes. La señora canta su aria y se va para prepararse al suicidio. Su dama de
compañia le anuncia a Macbeth que su mujer se fue y él, como respuesta, le mata
a la dama. Bang, solo un golpe, en el corazón. ¿Un capricho? Tiroteos, viejos
asuntos de rivalidades, un de mano a mano entre Macbeth y Macduff y el final de
Macbeth y de todo. La patria traicionada ahora es liberada de la tiranía.
Cinematográfico sin cinema. Efecto manicomio. Esta
es, sintéticamente, la dramaturgia de Graham Vick. Hay muchos otros detalles
pues quizás mejor dejarlos con los olvidados. Esa vez nos pareció que Vick se
equivoco. Todo
eso ocurre, deducimos, cuando no se conoce bien en el fondo el libretto y,
sobre todo, los librettos románticos italianos con su idioma muy torcido (y
Piave era uno de los autores mas torcidos, junto con Cammarano y Solera y, mas
tarde, con Ghislanzoni…) y lejano años-luz del idioma actual. El gap idiomático
es de verdad muy raro y ver actuar y cantar en ese idioma inusitado a unos
personajes vestidos de modernos, haciendo cosas que ninguno hoy hubiera hecho
de esa forma provoca el efecto manicomio. Quizás Vick pensaba en Shakespeare
(que es algo muy distinto de la reducción de Piave) y la esplendida poesía del
bardo, aun cronológicamente distante, lo es menos de cuanto puedan serlo los
versos de Piave del italiano moderno. Pues, se sabe, que el rey sea desnudo
ninguno lo dice aun si lo ven todos, así que fueron aplausos ruidosísimos. Del
punto de vista musical la interpretación de James Conlon nos ofreció un Verdi muy
fino, sin efectos de dancing de barrio, con buenas sonoridades en los pianos y
nunca efectos de banda grosera. El trabajo hecho con los cantantes, en el
respecto de las indicaciones de Verdi (cupo, sottovoce, soffocato), lo tomaron
literalmente y los artistas respondieron muy bien. Primero
a mencionar el Macbeth de Luca Salsi, de voz excelente y de lujo, dotada de
elegancia tímbrica y con acentos siempre pertinentes, insinuante en los pianos,
tonante en los fortes, detestable cuanto basta para ser creíble aun en esa
increíble puesta en escena. La
Lady, Tatiana Serjan, ¡ay!, tenía buena voz de calidad pues desigual y
desordenada, no preparada para las complejas acrobacias aéreas y los balzos de
registro repentinos que el papel entero presenta. La mortal cabaletta de la
versión 1847, "Trionfai! Securi alfine", enseñaba sus limites así
como habían limites de costumbre con los itálicos fonemas en la lectura de la
letra del primer acto y en su canto en general. Para disculparla parcialmente
hay que decir que no existe una ejecución de ese fragmento que sea apreciable
enteramente, está muy mal escrito, y no es un caso que desapareció en la
versión sucesiva. Pero, ¡pero, pero! "Una macchia è qui tuttora" Serjan
la cantó con intensidad y acento dignos de elogios. Le aconsejamos a esta
valiosa cantante de abrir mas los agudos que ya tiene, dejando espacio a la
tanta voz que posee, y de estudiar mas la relación del canto con la palabra,
por los menos la italiana. Con su bonita y delgada figura, la Serjan se mostró
desenvuelta y segura en el escenario. Saimir
Pirgu, Macduff prestante y atlético, distribuyó su voz generosa de tenor al
público de la Pergola, con buen éxito al final de su aria. Bravo. Antonio
Corianò fue un discreto Malcolm con actitud heroica. Marco Spotti cantó un
Banco de vez en cuando un poco empañado vocalmente, no era el basso nobile que
puede ser necesitaba. Bien el resto del reparto, como se usa decir, y elogios
al coro de Lorenzo Carrieri, "Patria oppressa" muy atormentado, y a las
brujas desencadenadas en la parte femenina. Concluyendo:
una operación conseguida por mitad, aun hay que decir que ¡por los menos se
osó! Aquí
también, como en el caso de Farnace, hubiera sido mejor, considerando además
las necesidades de balance de la Fundación, de realizar la opera en forma de
concierto aun para ahorrar, ¡y mucho! O no?
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