Tuesday, August 27, 2013

¿Una “nueva” Norma? - Salzburgo

 
© Hans Jörg Michel
 
Luis Gutiérrez R.
 
Salzburgo, 17/08/2013.  Haus für Mozart. Vincenzo Bellini: Norma. Tragedia lirica en dos actos (26 de diciembre de 1831, Teatro alla Scala) con libreto de Felice Romani. Moshe Leiser y Patrice Caurier, puesta en escena. Christian Fenouillat, escenografía. Agostino Cavalca, vestuario. Christophe Forey, iluminación. Elenco: Cecilia Bartoli (Norma), Rebeca Olvera (Adalgisa), John Osborn (Pollione), Michele Pertusi (Oroveso), Liliana Nikiteanu (Clotilde), Reinaldo Macías (Flavio). Coro de la Radiotelevisión Suiza (Lugano). Preparación  del coro: Diego Fasolis y Gianluca Capuano. Orquesta La Scintilla. Director musical: Giovanni Antonioni.

La edición

Cualquier ópera tiende a modificarse, si no es que a corromperse, con el transcurrir del tiempo debido a cambios en el entorno intelectual, político y social, disponibilidad de intérpretes, así como de sus habilidades histriónicas y vocales. Ejemplo muy concreto de esto son las interpretaciones históricamente informadas (HIP) de muchas obras barrocas al contar con instrumentos de época, o bien construidos en forma similar, tocados con lo que se cree fue la articulación original y con una afinación inferior a la que prevaleció desde la época de los 50’s del siglo 19 (440 hertz). Hoy día es más raro asistir a una ópera de Mozart o Rossini interpretada como se hacía en la primera mitad del siglo pasado, que como creemos, con muy buenas bases documentales, se realizaba hace dos o dos siglos y medio. También se han restituido muchos de los cortes considerados “tradicionales” lo que las más de las veces ilumina no sólo el argumento y el libreto, sino la estructura musical de las óperas.

Con esto en mente, y con la pesada carga de las cantantes que crearon este ícono de la ópera llamado Norma (Giuditta Pasta, Lilli Lehmann, Rosa Ponselle y, muy especialmente estos últimos años, Maria Callas), Maurizio Biondi y Riccardo Minasi realizaron esta edición con una adhesión rigurosa al autógrafo de Bellini, a la reducción a piano impreso por Ricordi en 1832, y a las copias manuscritas empleadas durante las producciones de la obra en su primer año (Milán, Bérgamo y Venecia).

Las principales aportaciones de la edición se notan más en el aspecto orquestal que en el vocal, aunque en este respecto es muy importante la eliminación de cortes de varias estrofas de Adalgisa, así como la caracterización de los cantantes teniendo en cuenta lo que sabemos de los primeros intérpretes (Giuditta Pasta como Norma, Giulia Grisi como Adalgisa y Domenico Donzelli como Pollione), así como de los tempi originales asignados a cada cantante. La edición recomienda Sol mayor como tonalidad, aunque deja a discreción de los intérpretes el Fa mayor.

El papel epónimo lo canta una soprano con un gran rango vocal, incluidos agudos brillantes, y con una gran solvencia al recitar cantando, facultad muy admirada en las primeras grandes Normas, la Pasta y María Malibrán.

Giulia Grisi, a los 20 años, fue la primer Adalgisa, la joven sacerdotisa. La Grisi estrenaría Elvira en I puritani y Norina en Don Pasquale. Años después, con una voz más pesada y dramática, sería otra Norma notable. La tradición traspuso este papel una octava abajo y lo asignó a una mezzosoprano, normalmente mayor que la intérprete de Norma, lo que no sólo atentó contra la integridad dramática de la obra sino, en forma más importante, contra la estructura musical de la ópera, especialmente durante los duetos con Norma. Sin embargo, esta solución satisfizo a muchos de nuestros antecesores en el gusto por esta ópera, a quienes no importó presenciar una Adalgisa que sonaba y se veía como si fuera la abuela de Norma.

Domenico Donzelli, el primer Pollione, siguió cantando después de este papel, roles como Almaviva, Don Ramiro y Otello en las óperas de Rossini, roles que aún se asocian a tenores líricos con una agilidad más que aceptable. Como sabemos, el papel fue cantado en muchas ocasiones por más de un tenor spinto.

El papel de Oroveso, cantado originalmente por Vincenzo Negrini, no sufrió cambios. Los coros, especialmente el “Guerra, guerra!”, sufrieron modificaciones importantes. En esta edición se opta por este coro en su forma original.  

La producción

Los productores  Moshe Leiser y Patrice Caurier modificaron la temporalidad de la historia de la época de la ocupación romana en Galia a la de la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial. Este cambio de época no sólo respeta la esencia del libreto de Romani, sino lo acentúa al presentar a Norma como una colaboradora con el enemigo ocupador, ¿qué mayor símbolo de colaboración que el dar dos hijos al líder de los invasores? Pollione es el jefe de la Gestapo, alguien muy fácil de identificar con un ser repulsivo y abusivo, inclusive más que el general romano. Oroveso es el líder de un grupo de la resistencia que terminará trágicamente inmolando a su propia hija por traicionar la causa. Los galos son miembros de la resistencia francesa, que estoy seguro incluía sacerdotes, y todos los personajes que Romani incluyó en el libreto original. El texto de Romani se canta sin cambios, pero las alusiones a la corona de verbena y a Irminsul no estorban en la narrativa de la ópera. La acción se desarrolla totalmente en interiores, una escuela en la que Norma muestra su colaboración con el invasor cuando Pollione arresta a una de las maestras (papel mudo) previo al inicio del primer acto. Las habitaciones de Norma son muy austeras, y el edificio en el que desarrolla la obra termina siendo una gran hoguera en la que Norma y Pollione mueren quemados espectacularmente al final de la ópera. Si acaso, extrañé de no haber tenido la luna a la vista durante “Casta Diva”. El vestuario, aparentemente muy simple, fue totalmente apropiado a la situación y la iluminación no tuvo una iota de imperfección. 

La función

Asistir a una función en la que participe Cecilia Bartoli es siempre un evento, ya que nos guste o no su timbre (a mí me gusta), nos simpatice o no su persona (la considero la diva más humilde que conozco), no hay duda que su técnica vocal es una de las más refinadas y depuradas en el mundo de la ópera de hoy. Como actriz es estupenda, todo movimiento corporal y facial tiene un significado definido y altamente emotivo. La forma emotiva en la que cantó “Casta diva”, cabaletta incluida, así como su espectacular coloratura, fue sencillamente apabullante. Su desempeño como Norma ha sido lo mejor que le he visto. Ojalá que tenga oportunidad de volver a verla en un futuro cercano. Rebeca Olvera, primera mexicana que debuta en el Festival de Salzburgo, fue una Adalgisa fenomenal, tanto por su compromiso con el personaje y su música, como por la belleza de su timbre cristalino y argentino (de plata) a la vez y la frescura de su voz de soprano ligera. El resultado de los duetos fue espectacular al ensamblar su voz con la de la diva en una unidad sublime. John Osborn fue un firme y brillantísimo Pollione tanto en su aria, como al participar en el trío del primer acto y en el dueto con Norma en el segundo. Michele Pertusi fue un muy sólido Oroveso vocalmente y un valiente partisano y apesadumbrado padre histriónicamente. Los papeles secundarios, Clotilde y Flavio, fueron cantados solventemente por Liliana Nikiteanu y Reynaldo Macías (sólo Salzburgo se da el lujo de presentar estos “cantantes secundarios”). El Coro de la Radiotelevisión Suiza de Lugano tuvo una muy destacada actuación. Aún retumba entre mis oídos el “Guerra, guerra!” (al oír este coro, en mi cerebro empezó a crecer una risa al pensar que eso podría pasar en México si Televisa o TV Azteca tuviesen su coro, por fortuna mi superego me dio una patada a tiempo) No mencionar a la orquesta La Scintilla de Zúrich sería un pecado de profunda estupidez. Su interpretación fue impecable. El director musical Giovanni Antonioni logró que todo el talento presente brillase en forma casi cegadora. Creo que este es el trabajo de un gran director, que brille lo que tenga brillar. El manejo de sus tempi fue muy preciso, por ejemplo al proyectar durante el primer dueto de Norma y Adalgisa, la diferencia entre el tradicional moderato assai y el original andante agitato con el que la joven Adalgisa solicita ver a la gran Norma. No sé si tenemos una nueva Norma aunque Cecilia Bartoli nos dio una Norma inolvidable, para lo que cooperó un excelente elenco incluyendo solistas, coro, orquesta, director y equipos creativo y técnico. Lástima que funciones como éstas terminen. 

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