Ramón Jacques
Con motivo del bicentenario de la independencia de Argentina, el Teatro Argentino de la Plata, ubicado a 60 Km. de Buenos Aires y con una larga tradición lírica de mas de 100 años, ofreció un espectáculo lírico coreográfico conformado por dos obras de compositores argentinos como: Alberto Ginastera, de quien se ofreció la suite de su ballet Estancia y de Osvaldo Golijov, compositor nacido en La Plata, de quien se ofreció el estreno sudamericano de su opera Ainadamar. El ballet Estancia esta inspirado en el poema narrativo argentino de Martín Fierro, el gaucho olvidado, y es a la vez un homenaje a una Argentina poderosa, la de campo. La obra contó con la participación del ballet y la orquesta estables de este teatro, coloridos vestuarios, y las dinámicas y movidas coreografías de Carlos Trunsky con las que intentó dar su propia e imaginaria perspectiva sobre el campo y sus paisajes, las infinitas pampas argentinas y el paso del tiempo, la dicotomía entre el campo y la ciudad, representados por un hombre y una mujer que viven separadas, y al ritmo de una selección conformada por ocho danzas del ballet, las cinco mas vibrantes y las tres mas líricas, y una amplia compañía de bailarines que dominaron la escena y que fueron encabezados por Larisa Hominal, bailarina principal. La música de Ginastera, es armoniosa, vibrante, áspera por momentos, pero con cargados ritmos e influencia de la música folclórica argentina que emanaron del foso de la orquesta.
En la segunda parte se ejecutó Ainadamar, opera prima en un acto compuesta en tres imágenes por Osvaldo Golijov, que fue estrenada en agosto del 2003 en Tanglewood, Massachussets y cuya revisión y traducción al español fue ofrecida dos años mas tarde en la Opera de Santa Fe en Estados Unidos. Ainadamar, que en lengua árabe significa “Fuente de lágrimas” es el lugar en Granada donde fue fusilado el escritor Federico García Lorca. La opera cargada de tensión y continuidad dramática cuenta la historia, de manera cronológicamente inversa, de la relación entre el escritor y su musa, la actriz catalana Margarita Xirgu, así como su oposición a la Falange Española y su subsecuente muerte. La orquestación resultó ser una agradable fusión sonora entre diferentes estilos musicales presentes en España como son: el flamenco, la música gitana y la sefardí, por lo que a la orquesta se le agregaron dos guitarras y abundantes percusiones tipicas de la musica flamenca. El personaje de Federico García Lorca, interpretado siempre por una mezzosoprano, fue encomendado en esta ocasión al contratenor Franco Fagioli, quien interpretó su papel con pasión y cantó sus arias con efusión y buenos medios vocales. Sobresalió la soprano Marisú Pavón, en el exigente papel de Margarita Xirgu, por su convincente actuación y por su seductora voz, como en el notable dueto con Fagioli “A la Habana” , de exquisitos ritmos caribeños. Cumplieron satisfactoriamente con sus personajes la soprano Patricia González, en el papel de Nuria la alumna de Margarita Xirgu, y Jesús Montoya, el cantaor de flamenco quien dio vida al falangista Ramón Ruiz Alonso. Correctas estuvieron los coros femeninos quienes cantaban la balada de la obra de García Lorca, Maria Pineda, así como el resto de actores en escena. El marco escénico situado en una época actual, con modernos vestuarios, pocos elementos escénicos, proyecciones visuales y brillante iluminación creó efectos visualmente sugestivos para el espectador. La orquesta fue dirigida por Rodolfo Fischer, quien en ambos casos realizó logró extraer la musicalidad, la armonía y por momentos la tensión contenida en las dos partituras.
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