Thursday, August 8, 2013

Ramón Vargas, ¿con los días contados en Ópera de Bellas Artes?

José Manuel Recillas / Cortesía: El Imparcial de Veracruz, Xalapa, Ver.
 
La llegada de Ramón Vargas a la dirección de la Ópera de Bellas Artes (OBA) hace casi cien días fue anunciada con grandes fanfarrias como el advenimiento de una Nueva Era dorada para el género lírico en nuestro país, y por fin, ahora sí, tendríamos una ópera de primer mundo, la que México se merece. Pero esa época dorada parece no va a llegar y el público mexicano podría estar condenado a vagar por el desierto, sin rumbo, de aquí a la eternidad, porque el profeta se subió al barco equivocado. No sólo porque el propio Vargas pidió un periodo de gracia para que su brillante gestión dé resultados (lamentables hasta el momento) de tres años, aslgo nunca antes visto en ningún tipo de funcionario de ninguna especie en el país. La renuncia, que se hará pública en estos días, del segundo de a bordo, y gran amigo de Vargas, Octavio Arévalo, confirma el inminente naufragio del proyecto del tenor mexicano al frente de la OBA, y es una ominosa señal para su errática y arbitraria gestión. Los servicios del equipo de Vargas, conformado por los también cantantes en activo Octavio Arévalo y Jesús Suaste, le cuestan a la nación poco más de ciento veinte mil pesos al mes (cinco mil dólares de Vargas, 46 mil pesos de Arévalo y 30 mil pesos de Suaste, de acuerdo a documentos en poder de este diario), que no parecerían demasiado si no fuese porque los resultados son los más lamentables que se hayan visto en una gestión cultural de este tipo en mucho tiempo. Mucho menos de lo que cobró Vargas por su participación, por ejemplo, en La condenación de Fausto en octubre de 2009: casi medio millón de pesos, de acuerdo a documentos oficiales en nuestro poder. Pero el costo de haber colocado a un cantante, y a sus dos alegres compadres (uno ya no tan alegre), al frente de un organismo que desconocen podría ser catastrófico y presentar un costo mayor en pérdida de tiempo y esfuerzo humano, por no mencionar el daño irreversible a las relaciones entre Ramón Vargas y su propio país, tal y como se lo dijimos hace más de tres meses. La salida del segundo de a bordo en su equipo, y quien en realidad servía de enlace entre la comunidad, pone en evidencia al propio Vargas y su proclividad a la soberbia, a no aceptar críticas ni consejos, y a creerse los papeles que encarna sobre el escenario de personajes que se redimen en el sacrificio y terminan en calidad de héroes. En la realidad parece que terminará como villano. Quien llegue en lugar de Arévalo (se dice que será la soprano Encarnación Vázquez) tendrá que lidiar con el temperamento mercurial de Vargas y sabrá que estará todo el tiempo parado sobre un polvorín. Lo más grave es que todos los que colaboren en este desatino que es la OBA quedarán marcados con fuego de por vida, y Ramón Vargas terminará en el exilio, dolido, y sin Dido que le salve, rodeado por una Cartago en llamas que no supo conquistar. Y a más de cien días de haber empezado la Era Dorada de la OBA, de ver a los Tres alegres compadres en acción, podríamos pasar a ver a Los tres chiflados, con el consiguiente desgaste institucional a que un cantante sin experiencia en gestión cultural y administrativa ha sometido a la principal institución operística del país, y todo por hacerle caso a sus sueños de redentor. Muy caro le habrá salido al país haber traído a Vargas para hacer el papel de su vida: papelón en realidad. La pregunta, entonces, es ¿cuánto tiempo le queda a Vargas al frente de su agonizante gestión?

3 comments:

  1. ¿Qué significa exactamente esta frase? "No sólo porque el propio Vargas pidió un periodo de gracia para que su brillante gestión dé resultados (lamentables hasta el momento) de tres años..."
    Su redactado no tiene ningún sentido, se agradecerá aclaración.

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  2. La frase se refiere a lo que el propio Vargas ha dicho en diversas ocasiones, que los resultados de su gestión (hacer de Bellas Artes un teatro de nivel y reconocimiento mundial) se verán hasta dentro de tres años.

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  3. Ahh, gracias, no lo entendía bien. Por lo que se cuenta, parece que no se va a llegar a ello ¿no?
    Yo realmente veo muy difícil que alguien pueda ser cantante en activo y gestor de alto nivel al mismo tiempo.

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