Foto: Brescia&Amisano- Teatro alla Scala
Massimo Viazzo
Es verdaderamente
encomiable el proyecto del Teatro alla Scala que pretende redescubrir en los
próximos años, operas italianas del periodo verista que tuvieron su estreno
mundial en el teatro milanés y que desaparecieron pronto del repertorio. En cierta medida, la Scala se reapropia de su
historia. La cena delle beffe de Umberto Giordano ha abierto este ciclo
obteniendo un gran éxito tanto con público como con la crítica. La ópera fue bautizada en 1924 por Arturo
Toscanini, tuvo una breve representacion la temporada siguiente y después
ninguna mas. La historia narrada es
tórrida como en la mejor tradición verista y la música cuenta con diversos atout
aunque sin alcanzar los picos emocionales de Chenier. Uno de los motivos principales por los La cenna delle beffe no ha sido
representada con regularidad por los teatros es porque la escritura es
verdaderamente ardua en la parte tenoril (Giordano se la había confiado a
Hipólito Lázaro, el célebre tenor catalán
que había seducido a Mascagni).
En esta ocasión, Marco Berti en
el papel de Giannetto mostró gran solidez y potencia, seguridad en el registro
más agudo, por momentos forzado, y un
timbre rotundo. De verdad fue una prueba
mayúscula de enfrentar, con una escritura vocal muy difícil. Gran presencia escénica y vocal tuvo también
el antagonista, el fanfarrón Neri
Chiramantesi, personificado por Nicola Alaimo con voz robusta y un acento
estilísticamente apropiado. Ginevra la
mujer objeto de la disputa, fue
interpretada por Kristin Lewis que estuvo de verdad en la parte, con una voz
penetrante y buena emisión. Emocionante
fue el aria de Lisabetta, uno de los momentos más conmovedores de la partitura,
cantado con intensidad y timbre suave por Jessica Nuccio. Fue bien lograda la
intervención de Bruno De Simone en el papel de Doctor, Luciano Di Pasquale en
el de Tornaquinci y Chiara Isotton una
Cintia de espesor. Carlo Rizzi dirigió
con cuidado a la Orquesta del Teatro Alla Scala, atento a las finezas tímbricas
y sin cargar mucho la mano en el énfasis.
Al final, el espectáculo de Mario Martone con escenografías de
Margherita Palli, vestuarios de Ursula Patzak y la iluminación de Pasquale Mari
fueron cautivantes. Martone post fechó
la escena originalmente ambientada en la Florencia de Lorenzo el Magnífico, en
los años del plomo, con clanes rivales del tipo de Il Padrino, utilizando una estructura escénica en tres nivel que se
corría en sentido vertical representando los ambientes en los que transcurrían
los hechos como un sótano, un restaurante y la habitación de Ginevra. Al final se escucharon muchos aplausos.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.