Aurore Ugolin |
Gentileza Teatro Colón. Crédito Máximo Parpagnoli
Gustavo Gabriel
Otero
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Buenos Aires,
07/06/2016. Teatro Colón. Henry Purcell: Dido and Aeneas, ópera en tres actos.
Libreto de Nahum Tate basado en La Eneida de Virgilio. Revisión Musical de
Attilio Cremonesi. Versión coreografiada de Sasha Waltz. Sasha Waltz,
producción general, dirección escénica, diseño de escenografía y coreografía.
Christine Birkle, vestuario. Thilo Reuther, iluminación. Thomas Schenk y Sasha
Waltz, escenografía. Aurore Ugolin (Dido), Reuben Willcox (Eneas), Debora York
(Belinda), Fabrice Mantegna (Hechicera), Céline Ricci (segunda dama), Sebastian
Lipp (primera bruja y marinero), Michael Bennett (segunda bruja y espíritu),
Yael Schnell, Michal Maulem, Virgis Puodziunas, Luc Dunberry, Manuel Alfonso
Pérez Torres, Sasa Queliz, María Marta Colusi, Peggy Grelat-Dupont, Juan Cruz
Diaz de Giraio Esnaola, Gyung Moo King, Takako Suzuki, Jirí Bartovanec y Sophia
Sandin (bailarines). Coro Vocalconsort Berlín. Orquesta Akademie Für Alte Musik
Berlín. Dirección Musical: Christopher Moulds.
El Teatro Colón
presentó la ópera Dido y Eneas de Henry Purcell en una propuesta diferente que
conjuga una ópera barroca con instrumentos de época con un ballet contemporáneo
conforme las ideas y coreografía de Sasha Waltz, en un espectáculo de alta
calidad pero que convierte a una ópera en ballet y hace confusa la acción
dramática. Su utilizó la
revisión musical de Attilio Cremonesi y en esta versión coreografiada por Sasha
Waltz -que adiciona unos treinta minutos más a la obra- se reestablece el
prólogo, se agrega alguna página musical, se realizan repeticiones, se
interpolan danzas silenciosas y abstractas y hasta acciones teatrales. El uso
de los cuerpos y sus vestuarios forman parte de lo escenográfico y la respuesta
de los bailarines a esta mixtura de música barroca con coreografía
contemporánea es de cuidada perfección. La iluminación de Thilo Reuter es
espléndida. La escueta escenografía de Thomas Schenk y la propia Waltz y el
vestuario de Christine Birkle son funcionales a la estética general. Musicalmente
las cosas son inobjetables. La Orquesta Akademie Für Alte Musik de Berlín suena
perfecta, equilibrada, precisa, afinada y plena de contrastes y claroscuros
excepcionalmente barrocos. De similar calidad el Coro Volcalconsort. La
dirección de Christoher Moulds hace plena justicia a la partitura y con gesto
decidido y plástico conduce a instrumentistas, solistas y coro hacia la
excelencia. De gran nivel la Dido de Aurore Ugolin por la belleza del timbre, la
homogeneidad del registro, la articulación y la perfecta emisión, a lo que se
puede agregar una notable presencia escénica y una beldad que realza el rol
interpretado. La soprano Deborah York (Belinda) mostró una voz pequeña pero
bien emitida y con probada eficacia, mientras que el Eneas de Reuben Willcox
fue sólido y seguro en el canto y adecuado en sus movimientos. El tenor Fabrice
Mantegna personificó una Hechicera mutada de sexo con esmerada línea, mientras
que el resto del elenco fue discreto pero profesional y ajustado.
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