Fot: Gretjen Helene Photograph
Lloyd Schwartz
Hay una historia conmovedora detrás de “Crossing” de Matthew Aucoin obra que presentó el American Repertory Theater de Boston en su estreno mundial. Inspirada en el diario de la guerra civil de Walt Whitman, la historia versa sobre la labor de voluntario que hizo el poeta en un hospital, queriendo sanar soldados heridos y a los débiles, pero su labor se ve comprometida por su atracción sexual hacia las víctimas de guerra. Se aparece un soldado confederado herido disfrazado quien aprovechándose de la atracción que Whitman siente por él le pide que le escriba una carta a su familia, que es en realidad una clave para que el ejercito confederado destruya el hospital. Afortunadamente la guerra termina antes de que suceda una catástrofe. En soldado confronta a Whitman y termina muriendo. Esta es la segunda ópera de Aucoin, de 25 años de edad, quien quiso darle el mayor sentido posible a su composición. El escribió el libreto con una dicción no idiomática y amplias citas de Whitman, otros poetas, incluso referencias de la divina comedia, y algunos largos pasajes corales que detenían la acción intentando dar significado, además de un ballet, que no se sabe si fue idea del compositor o de la directoar de escena Diane Paulus o de la coreógrafa Jill Johnson pero fue bochornoso, ya que Paulus no pudo hacer mucho con los tintes melodramáticos del libreto, así que en vez ofrecer una arrasadora historia corta, esta se convirtió en una inflada, que duró casi dos horas sin intermedio en la que los numerosos puntos álgidos parecían interminables. Aucoin es actualmente director asistente en el Met y ha recibido comisiones del Met como de la Opera Lirica de Chicago, pero espero que pueda tener tiempo de madurar. Crossing es su primera pieza musical que escucho y puedo decir que es un buen orquestador, ya que la partitura está llena de colores, brillos y destellos en la oscuridad, con texturas y ritmos cambiantes, y como director fue capaz de extraer esos matices de la orquesta de cámara A far cry. Sin embargo, la partitura parece carecer de un perfil personal. La composición para la orquesta y las voces, es genérica sin obvios cambios de estado de ánimo de una escena a otra, aquí es donde el libreto es torpe buscando articular ideas combinadas con música que no mostraron ser reveladoras, o tener carácter o necesidad dramática. El barítono Rod Gilfry fue un sólido y sincero, pero vulnerable Whitman; el tenor Alexander Lewis como el seductor y siniestro John Wormley, así como el coro, el tenor Frank Kelley y el barítono David Kravitz parecieron salirse un poco de lo genérico. Es loable ver que se invierta dinero en un proyecto valido, pero considero que este en especial no tiene la madurez suficiente y al final me impacientó y me aburrió tanto intelectualismo. Aun así desearía que Aucuoin tenga éxito.
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