Foto: Opera di Roma
Giuliana Dal Piaz
Roma, 16-06-2017,
Teatro dell’Opera. Il Viaggio a Reims (El
Viaje a Reims), música de Gioacchino Rossini, libreto de Luigi Balocchi
-1825. Dirección musical: Stefano Montanari. Puesta en escena y
dirección teatral: Damiano Michieletto.
Dirección del Coro: Roberto Gabbiani.
Escenografía: Paolo Fantin.
Vestuario: Carla Teti. Luces: Alessandro Carletti. Orquesta
y Coro de la Ópera de Roma Personajes e
Intérpretes: CORINA, poetisa romana
– Mariangela Sicilia, soprano MARQUESA MELIBEA, noble
viuda polaca – Anna Goryachova, alto CONDESA de FOLLEVILLE,
parisina – Maria Grazia Schiavo,
soprano MADAME CORTESE, dueña
del hotel – Francesca Dotto, soprano CAVALIER BELFIORE,
novio de la Condesa – Juan F.sco Gatell,
tenor CONDE de LIBENSKOF,
noble ruso – Merto Sungu, tenor LORD SIDNEY, noble
inglés – Adrian Sâmpetrean, bajo DON PROFUNDO, hombre de letras
tirolés – Nicola Ulivieri, bajo bufo BARÓN TROMBONOK, noble alemán – Bruno De
Simone, bajo bufo DON ÁLVARO,
Grande de España – Simone Del
Savio, tenor DON PRUDENCIO, médico del hotel – Vincenzo
Nizzardo, bajo DON LUIGINO, primo de la Condesa – Enrico
Iviglia, tenor DELIA, empleada del hotel – Caterina
Di Tonno, soprano MAGDALENA, empleada del hotel – Gaia
Petrone, mezzo-soprano MODESTINA, camarera de la Condesa – Erika
Beretti, mezzo-soprano ZEFIRINO/GELSOMINO, empleados del
hotel – Cristian
Collia, tenor ANTONIO,
gerente del hotel – Davide Giangregorio, bajo
Rossini compuso “El Viaje a Reims” no como una
ópera, sino como Cantata en un acto, para una circunstancia histórica precisa –
la coronación del rey Carlos X –; permitió que se representara sólo cuatro
veces antes de hacerla a un lado, reutilizando sucesivamente gran parte de la
música en la ópera El Conde Ory. De
hecho, El Viaje no tiene una trama propiamente dicha: es más bien una
funambólica sucesión de personajes, eventos y diálogos que se entrelazan
alrededor de un hilo conductor – la coronación –, entre varios nobles de
distintas nacionalidades – todos de viaje rumbo a la Catedral de Reims,
escenario de la coronación – en un hotel de Plombiéres, El Lirio de Oro (el emblema real francés). Dos crisis retrazan la
salida de los viajeros: los vestidos de la Condesa para los festejos se han
dañado en un accidente; la gran cantidad de personas en viaje hacia Reims, vuelve
imposible encontrar en Plombiéres los caballos necesarios para los carruajes. La
comitiva viajará entonces a París, donde se planean grandes festejos públicos
para la llegada del Rey, con la diligencia que conecta Plombières a la capital.
En “El Lirio de Oro” se hace una fiesta, para celebrar de lejos la coronación
del Rey con música y danzas, y cada huésped ofrece un brindis en honor del Rey,
sobre las notas del himno nacional de su país. Una improvisación poética de
Corina y un coro general concluyen la obra. Esta edición del Viaje,
estrenada por Damiano Michieletto y Stefano Montanari en Amsterdam (2015),
llega por primera vez a la Opera de Roma (14-24 de junio) con un nuevo reparto.
La extraordinaria inventiva de Michieletto y la magnífica, esencial
orquestación del Mº Montanari (sólo aparentemente transgresivo: cuando toca,
por momentos, el forte-piano guarda la batuta en una T-shirt que lleva en lugar
del traje de etiqueta...) hacen totalmente olvidar las dos puestas en escena
anteriores que vimos en Italia.
La posada del “Lirio de Oro” se transforma en
el Museo del Golden Lilium, donde los personajes reales – la dueña del Museo y
sus asistentes, la galerista Magdalena, el histórico del arte Don Profundo y el
restaurador Lord Sidney – se mueven frenéticos entre los cuadros que enviarán a
Reims y los que llegan para una imninente inauguración, mientras que los
personajes “históricos” ocupan el escenario entre cajas y marcos, con los
hechos menudos de su corta estancia en Plombières. Punto focal de la puesta en
escena, es un enorme marco dorado que llega al escenario casi a la mitad de la
ópera: el marco sostiene primero un telón blanco, a través del cual van
asomando las cabezas de personajes y miembros del coro, que terminan
desgarrándolo por completo, y luego da lugar a un atisbo de metateatro, con los
personajes que se acomodan entre sus lados. Genial la inclusión en el decorado
del Museo de cuadros famosos (Picasso, Magritte, Frida Kahlo, Goya, Botero,
Haring, Van Gogh...), con al lado un ser humano que impersona al personaje
retratado. Pero extraordinaria, sobre todo, la idea de la que brota la entera
puesta en escena: el cuadro que François Gérard pintó en 1827 de la coronación
de Carlos X. En la fase final de la Cantata, después de haberse puesto en
escena sus trajes de gala, todos los solistas y los miembros del coro desfilan
a paso lentísimo por las gradas del escenario, para ir a componer un tableau vivant que reproduce el cuadro
de Gérard. En el marco del tableau,
acompañados por la orquesta, los varios personajes pronuncian su brindis,
dedicado a la llegada al Museo del nuevo lienzo, mientras que Corina, última,
entona fuera del marco su difícil, hermosa, melancólica aria, “All’ombra
amena”, acompañada por la sola arpa. Cuando todos se encuentran en la exacta
posición sobre la reconstrucción escénica del lienzo, baja sobre el escenario
un velo delgado donde se proyecta la reproducción agrandada del lienzo original
de Gérard: superpuesta, la imagen de la pintura coincide perfectamente con las
personas, como un calco. Todas de altísimo nivel, más que indicadas para los
varios papeles, las voces de los solistas, empeñados en un óptimo, divertido
juego teatral. Magníficos los músicos, con una mención especial para flauta y
arpa. Bellísimo y muy plástico el juego de las luces. La función de estreno fue
dedicada a Philip Gossett, el gran
musicólogo estadounidense fallecido en Chicago sólo dos días antes, que tuvo un
papel determinante en la reconstrucción de la partitura completa del Viaje: sólo a finales de los años
Setenta, se había encontrado, en la Biblioteca de la Academia de Santa Cecilia,
el original de las secciones musicales no utilizadas por Rossini en El Conde
Ory y fue necesaria una larga y complicada labor filológica para llegar a la
partitura actual, muy apegada al manuscrito rossiniano. Como escribió el diario Sole24ore
después del estreno, “Es de
enmarcar, guardar, contar, sin un sólo instante de caída de atención, este Viaje"
¡Excelente reseña! Tuve la oportunidad de disfrutar de tan magnífico espectáculo y concurro con lo expresado en este blog. ¡Bravo!
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