Manuela Uhl - Mariscala |
Fotos: Teatro Colón / A. Colombaroli
Dr. Alberto Leal
Luego de componer óperas como Salomé (1905) y Elektra
(1909), con una notable impronta de atonalidad, Strauss decidió escribir una
comedia al estilo de Mozart, tal vez inspirado en “Las bodas de Fígaro” y
ambientada en el siglo XVIII, basado en un argumento creado por Hugo Von
Hofmannsthal, el logro final fue mucho más que una comedia simplista. El fin de
una era y el tema del paso de los años convierten a esta comedia en una comedia
con fuerte esencia sentimental. Ausente de nuestro primer Coliseo en los últimos
19 años, siempre fue una favorita de nuestro público y sobre todo cuando se da
en una versión de excelencia como la presentada. Desde el punto de vista
visual, no parece ser una puesta sumamente cara como para ser compartida por
varios teatros. Luego de un deslumbrante y rococó primer acto, el segundo
minimalista y con detalle de dudoso gusto, como el cañón, a un tercero
ambientado en el siglo XIX, totalmente fuera de lo que pide Strauss, quitan
coherencia a la obra como un todo. Tal vez Robert Carsen jugó un poco con el mismo
anacronismo que realizó Strauss al ambientar una historia del siglo XVII, pero
estrenada en 1911… Excelente la iluminación del mismo Carsen. La excelencia
brilló desde el punto de visto musical y vocal.
El Maestro Alejo Pérez dirigió en estilo y cuidando la relación foso y
escenario, teniendo siempre presente la capacidad vocal de los cantantes. La
orquesta tuvo algunos momentos no muy felices, pero la versión musical en si
fue muy buena. Muy buen trabajo de ambos
coros. El elenco nunca bajó de un nivel de excelencia. Kurt Rydl con 69 años y más de 230
presentaciones en el rol brindó un magnífico Barón Ochs. Con una voz que
mantiene un interesante timbre, importante volumen y grandes condiciones de
actor, fue el centro de atracción en cada una de las escenas en las que
participó.
Gran trabajo. Manuela Uhl, soprano que en principio no parece la voz
más adecuada para la Mariscala, ya que frecuenta Wagner y los Strauss
dramáticos, fue una espléndida Mariscala. Redujo su volumen hasta hacerlo
perfecto para el rol, cantó con gran línea y hermosos pianísimos. Su monólogo
del final del primer acto fue absolutamente conmovedor. Ella tiene la edad, el
físico y las condiciones vocales y actorales que la hacen perfecta para el rol.
Jennifer Holloway como Octavian, con una voz que fluctúa entre soprano y mezzo,
realizó un fantástico trabajo. Perfecta en lo vocal, con un importante caudal
de voz y un físico más que adecuado para la parte, brindó con gran habilidad la
masculinidad que el rol exige. Excelente trabajo. Oriana Favaro como Sophie,
aquí en un rol mucho más adecuado a sus medios que su reciente Lucia en el
Teatro Argentino, lució su grata presencia, muy desenvuelta como actriz y lució
su hermoso timbre, pero por momentos fue tapada por la orquesta, sobre todo en
el sector central y grave. John Hancock
fue un correcto Faninal. Darío Schmunck brindo una brillante prestación como el
Tenor italiano, con notable línea de canto, refinamiento y la arrogancia
necesaria para el personaje. El resto del amplio elenco cumplió en forma
satisfactoria. Para destacar, el dúo de intrigantes de Sergio Spina y María
Luisa Merino, y la notable caracterización de Fernando Chalabe. Luego de esta
función, con el nivel que merece el Teatro Colón, ¿seguirá igual….de todas
formas disfrutemos de este “Caballero” de lo mejor de la temporada y algo más...
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