Foto: Lynn Lane
Ramón Jacques
Las
posibilidades para diseñar montajes escénicos en el mundo de la ópera son
infinitas, pero la realidad es que son pocos los diseñadores y directores de
escena que logran cristalizar una idea de manera tan original y tan bien
lograda, que se adapte puntualmente a la historia de la ópera que se va
escenificar, como la propuesta escénica de El
Rapto del Serrallo presentada en el escenario de la Ópera de Houston, donde
el diseñador Allen Moyer y el
director de escena James Robinson trasladaron
la acción al año de 1920, y de manera muy original e innovadora la situaron a
bordo de los vagones del Expreso de Oriente, el tren de larga distancia que
unía Paris con Constantinopla, lo que es hoy Estambul, Turquía. Los elegantes
detalles y adornos de estilo medio oriental dentro de los vagones representaban
la opulencia con la que viajaba el Pasha Selim, la brillante y cambiante iluminación,
así como los refinados vestuarios de época, creados por Anna R. Oliver, redondearon un espectáculo visualmente muy
atractivo para el público. Un detalle adicional fue la proyección de un cielo
con nubes o una noche al fondo del escenario, que cambiaba constantemente
creando la sensación de movimiento del tren.
Emocionó el despliegue pirotécnico de la coloratura, la claridad y la firmeza
en los agudos en la voz de Albina
Shagimuratova, que dando vida a Constanza, creo un personaje afable y afectuoso.
La soprano rusa es considerada de casa ya que inició su carrera internacional
cuando formó parte del estudio de este teatro.
Por su parte, el papel de Belmonte pareció adaptarse muy bien a las
capacidades vocales del tenor Lawrence
Brownlee quien posee un timbre adecuado para este repertorio, muy dúctil y deleitoso.
Su actuación tuvo varios momentos cómicos, sin incurrir en la exageración o
sobreactuación. El desempeño vocal y
actoral de los demás cantantes fue satisfactorio, destacando, sobre todo a la
coqueta Blonde de la soprano Uliana Alexyuk. El tenor Chris Bozeka personificó a Pedrillo; el bajo-barítono Ryan Speedo Green a un soberbio Osmin,
y el barítono ingles Christopher Purves,
la parte actuada de Pasha Selim. Solido
como siempre estuvo el coro de la ópera, y la orquesta de la mano del maestro Thomas Rösner emitió un sonido,
balanceado, dinámico, coloreado con tintes mozarteanos.
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