Foto: Runway Productions
Lorena J. Rosas
Las orquestas
especializadas en música barroca y antigua en los Estados Unidos parecen no tener
un lugar privilegiado dentro de la amplia oferta musical que se ofrece en este país,
especialmente en ciudades grandes como Houston donde deben competir contra
diversas asociaciones musicales, además de una orquesta sinfónica y una compañía
de ópera de reconocimiento nacional. La fórmula debe ser la conformación de
programas variados, únicos y atractivos, como el que en esta ocasión ofreció la
orquesta Mercury Baroque ante una
sala repleta de público. Teniendo como invitado al coro de la Orquesta Sinfónica
de Houston y cuatro competentes solistas, en la primera parte del concierto se escucharon
fragmentos de la Música para los
Funerales de la Reina María, Z.58 y Z.860 del compositor ingles Henry Purcell, que comprende textos
provenientes del ‘Libro de Oración Común’
(o The Book of Common Prayer) comúnmente
escuchados en los funerales anglicanos; como la solemne y espiritual marcha “Man that is born of Women”, o “In the midst of Life” y “Thou knowest lord” partes corales acompañadas
de bajo continuo, así como la
reflexiva Canzona cargada de
percusiones y profusos metales, para concluir con una lenta, pero
contemplativa y elegiaca “Marcha”. Siguiendo
dentro de la temática de la muerte y el duelo, se ejecutó, del poco conocido
compositor alemán Heinrich Schütz (1770-1827), ‘Fili min, Absalón’ Parte 1, Op. 6 de su Sinfonía Sacra con la voz del bajo Stephen Hegedus representando a David lamentando la muerte de su
hijo Absalón, además del aria de “Quando
spieghi i toui tormenti’ de Orlando de Handel con brillantez en la
tonalidad de la soprano Hannah Celeste
Lu; ‘Figlia mia, non piangere, no’
de Tamerlano de Handel interpretada por el tenor Aaron Sheehan, y la delicada y emocionante ‘Veni, veni me sequere fida’ de Judithas Triumphans de Vivaldi con
la sobresaliente mezzosoprano Sarah
Mesko. El complemento del concierto
se dio con el Réquiem de Mozart, pieza
profundamente conmovedora siempre rebosante de drama, optimismo y redención.
Ejecutando instrumentos antiguos, se escuchó una versión compacta y uniforme de
la orquesta, con ligereza en sus cuerdas, y en conjunto con coro y solistas se
alcanzaron pasajes muy sensibles como en Recordare
el Agnus Dei, todo bajo la clara
y pausada conducción de Antoine Plante, titular de esta orquesta.
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