Massimo Viazzo
El que debía ser solo un Simón Boccanegra de Domingo, resultó ser un verdadero triunfo para Placido. Después de la intervención quirúrgica a la que fue sometido hace un par de meses se temía por su salud, pero en realidad el notable tenor ha estado hoy aquí sobre el escenario del Teatro alla Scala para dominar la escena con ese carisma que hecho que sea tan amado por su publico. Placido Domingo representó un autoritario doge de Génova, de diversas facetas ya que además enterneció y conmovió. La puesta escénica sumada en todas sus partes resultó ser anónima, inocua e insustancial ya que por ejemplo: la entrada de las multitudes en la escena de la sala del consejo fue escénicamente muy floja. La coproducción fue realizada con la Staatsoper unter den Linden de Berlín y fue ideada por Federico Tiezzi.
Es cierto que a este Simón le faltó el color barítonal, sobretodo cuando cantó con el resto del elenco, y en el esplendido final del segundo acto el equilibrio fónico entre los registros estuvo comprimido, pero aun así, Domingo inteligentemente no trató de manipular su propio instrumento vocal oscureciéndolo artificialmente, si no que apuntó siempre a su musicalidad y a su naturaleza. A su lado estuvo la suntuosa Amelia de Anja Harteros que se mostró apasionada en el fraseo, así como segura y muy firme en los agudos, al grado que emocionó con su cálido y luminoso color vocal. Valiente, aunque no tan variado en la línea vocal estuvo el Gabriele Adorno de Fabio Sartori, y Ferruccio Furlanetto como Fiesco, es aun carismático, no obstante, su notorio timbre suena ya gastado timbre. Massimo Cavalleti creó un Paolo Albiani no tan refinado.
Es cierto que a este Simón le faltó el color barítonal, sobretodo cuando cantó con el resto del elenco, y en el esplendido final del segundo acto el equilibrio fónico entre los registros estuvo comprimido, pero aun así, Domingo inteligentemente no trató de manipular su propio instrumento vocal oscureciéndolo artificialmente, si no que apuntó siempre a su musicalidad y a su naturaleza. A su lado estuvo la suntuosa Amelia de Anja Harteros que se mostró apasionada en el fraseo, así como segura y muy firme en los agudos, al grado que emocionó con su cálido y luminoso color vocal. Valiente, aunque no tan variado en la línea vocal estuvo el Gabriele Adorno de Fabio Sartori, y Ferruccio Furlanetto como Fiesco, es aun carismático, no obstante, su notorio timbre suena ya gastado timbre. Massimo Cavalleti creó un Paolo Albiani no tan refinado.
Daniel Barenboim encontró en este Simón Boccanegra su realización verdiana mas completa desde que asumió como maestro scaligero. Un ejemplo, es el inicio de la opera que fue memorable en cuanto a las sutilezas y a la búsqueda tímbrica se refiere, y frecuentemente los acompañamientos resultaron suaves y extremadamente impregnados. Algunos ruidos de más, especialmente de los metales, no perjudicaron una realización instrumental generalmente admirable. En tal sentido, la esplendida prestación de la Orquesta del Teatro alla Scala, junto al muy compacto Coro del Teatro Alla Scala, dirigido por Bruno Casoni, merecieron un grandísimo aplauso en una velada que comenzó con diez minutos de retardo debido a la lectura de un comunicado sindical (con la orquesta, el coro y el personal técnico del teatro sobre el escenario) en el cual se expusieron las razones por la protesta que están llevando a cabo todas las instituciones musicales italianas, con motivo de los últimos recortes presupuestales a la cultura por parte del gobierno de Berlusconi.
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