Como parte de su temporada 2010, la Asociación de opera Juventus Lyrica de Buenos Aires, con la participación de dos entidades holandesas como son: la fundación Opera2day y el Conservatorio Real de la Haya, ofrecieron una brillante y divertida ejecución de la opera bufa de Mozart, Così fan tutte, que musicalmente fue interpretada por una orquesta con instrumentos de época. El director argentino Hernán Schvertzman, realizó una alegre y colorida lectura de la partitura mozartiana; y de la orquesta de instrumentos antiguos, reforzada con músicos provenientes del Conservatorio Real de la Haya, extrajo un sonido uniforme, compacto y adornado, favorable en la dinámica y elección de tiempos. Tambien el coro tuvo una digna y meritoria participación.
El montaje de la opera se realizó con apego al libreto y al tiempo en el que se desarrolla la opera,. Las escenografias ideadas por Daniel Feijóo fueron sencillas pero funcionales, con el uso de pocos pero indispensables elementos, y telones que subían y bajaban, se cerraban o se abrían, creando diversos ambientes, como en la partida del barco de los militares, el salón de una casa y en un jardín. La brillante iluminación y los elegantes y tradicionales vestuarios, muy coloridos en el caso de los turcos, crearon una imagen escénica visualmente atractiva. De la dirección escénica se encargó la regista Ana D’ Anna, quien realizó un adecuado trabajo, dentro de la justa comicidad y sin exagerar las actuaciones de los artistas, y que se expandió mas allá de los confines del escenario: hacia los corredores de la sala entre el publico, la primera fila del teatro, y el mismo foso de la orquesta de donde habitaba Despina. Colocó el clavecín sobre uno de los extremos del escenario, y su intérprete participaba como un observador y un personaje más.
Satisfactorio fue el desempeño del elenco de cantantes argentinos que contó con la presencia la soprano Sabrina Cirera que como Fiordiligi, mostró una voz dúctil de ágil y grato color, facilidad en la emisión de agudos, con la que cautivó en la interpretación de sus arias, y buena actuación. El tenor Santiago Bürgi cantó con elegancia y buen fraseo a Ferrando, personaje al que dio vida con diversión y seguridad. El barítono Santiago Tiscornia, fue un correcto Guglielmo, de buenos medios vocales, aunque por momentos el sonido nasal de su timbre vocal opacó su proyección. La mezzosoprano Guadalupe Barrientos creó una pasional Dorabella de robusta voz de tono oscuro. Convincente y autoritaria, en la parte vocal y actoral, fue la interpretación que el barítono Alberto Jáuregui dio al malicioso Don Alfonso. Una mención aparte merece la sobresaliente soprano Laura Polverini, por su simpática y amena Despina, a la que prestó su voz de cristalina tonalidad, transparente y ligera.
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