Foto: Teatro alla Scala de Milán
Massimo Viazzo
La habitual cita con los jóvenes cantantes de la Accademia di perfezionamento del Teatro alla Scala di Milano denominada «Progetto Accademia» se llevo a cabo dentro en la temporada en curso, con una repropuesta de las farsa rossiniana L’Occasione fa il ladro con la celebre producción escénica de Jean-Pierre Ponnelle, que fue creada en 1987 para el Rossini Opera Festival y repuesta al año siguiente en el máximo teatro milanes y aquí representada por Sonja Frisell. Ponnelle exhibió una consanguinidad casi total con la música del cisne de Pesaro. Todo pareció estar sincronizado como en perfecto mecanismo o relojería. Sin la necesidad de exagerar los gags o quizás tener que inventar cualquier ambientación supermoderna. Cuando se tienen ideas puede bastar solo una valija para hacer teatro, y es justamente de una valija (la opera se subtitula Il cambio della valigia) y durante la sinfonía de introducción, aparecieron las revoloteantes escenografías, los elementos escénicos y los personajes en carne y hueso. ¡Hilarante! y todo sin ninguna forzadura, con suma gracia y naturaleza. Discretos estuvieron los cantantes que participaron en la función: de la Berenice de Marika Gulordava por su interesante timbre de mezzosoprano en la zona media del registro, al tímido y un poco desvaneciente Albert de Ji Han Shin, hasta la picante Ernestina de Evis Mula. Todo dominado por el experto Massimo Cavalleti (ex alumno de la Accademia) que creo un Parmenione de timbre franco, seguro en la emisión y con perfecta dicción. Correcta, al final, fue la prueba de la Orchestra dell’Accademia del Teatro alla Scala dirigida por el prometedor Daniele Rustioni.
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