Foto: Violeta Parra / por Francisca Gavilán
Johnny Teperman
“Violeta se fue a los Cielos” es una película basada en el libro del mismo nombre escrito por Angel, el hijo de la cantautora Violeta Parra, considerada como una visión muy particular sobre varios pasajes de la vida de la emblemática folklorista chilena, artista popular y carismática mujer del pueblo chileno. Esta producción ha sido la última que ha elaborado el director Andrés Wood, creador de la famosa “Machuca”. En ella, Wood, talentoso hombre de cine, nos entrega un vívido retrato sobre la vida de la cantautora folclórica más famosa de Chile, Violeta Parra, interpretada en forma brillante, por la actriz de teatro y televisión Francisca Gavilán, en un sorprendente rol , en que se mete en el personaje y parece que se fundiera con él, a tanto da la similitud. Francisca no crea una Violeta Parra, es la folklorista, sino que hasta canta como ella.“Violeta se fue a los cielos”, basada en el libro homónimo del músico e hijo de la artista, Ángel Parra, revisa los episodios más importantes de la vida de la intérprete de “Gracias a la Vida”, pero alejada, según su director, de las líneas impuestas por las producciones biográficas. Andrés Wood ya había realizado anteriormente una visión propia de la historia del país en “Machuca” el 2004,con el retrato de los días previos y posteriores al golpe de estado de 1973, a través de la mirada de dos niños. Esta vez y según ha señalado el cineasta, “Violeta se fue a los Cielos”, “tiene la mirada puesta en el mundo interior de la artista, sus sueños, frustraciones, ilusiones y miedos, alejándose de las estructuras de las producciones biografías que estamos acostumbrados a ver en el cine de otros países. La película incluye además la versión propia de una entrevista que se le realizó a la folklorista, cuando viajó a Argentina en 1962. “Violeta se fue a los cielos” es el quinto largometraje del director que alcanzó popularidad con “Machuca”, película presentada en la Quincena de los Realizadores de Cannes 2004 y que llevó a más de 700 mil personas a las salas de cine, convirtiéndose en una de las películas chilenas más vistas en la historia cinematográfica del país. Otras líneas narrativas en sus películas “La Fiebre del Loco”, “El Desquite” e “Historias de Fútbol” se han caracterizado por crear un cine más bien costumbrista, lo que ha terminado por marcar un sello y tendencia en el cine de Andrés Wood. Violeta Parra nació en San Carlos, en la Región de Chillán, al sur de Chile. Su padre era profesor de música, su madre una campesina guitarrera y cantora. Fueron nueve hermanos que vivieron su infancia en el campo. A los nueve años se inició en la guitarra y el canto; a los doce compuso sus primeras canciones. Tiene una formación de profesora en la Escuela Normal de Santiago. En esa época ya compone boleros, corridos, y tonadas. Trabaja en circos, bares, quintas de recreo, y pequeñas salas de barrio. En 1952 se casa con Luis Cereceda. De este matrimonio nacen Isabel y Angel, con los cuales más tarde realizará gran parte de su trabajo musical. A partir de 1952, Violeta, impulsada por su hermano Nicanor Parra, empieza a recorrer zonas rurales grabando y recopilando música folklórico. Esta investigación la hace descubrir la poesía y el canto popular de los más variados rincones de Chile. Elabora así una síntesis cultural chilena y hace emerger una tradición de inmensa riqueza hasta ese momento escondida. Es aquí donde empieza su lucha contra las visiones estereotipadas de América Latina y se transforma en recuperadora y creadora de la auténtica cultura popular. Compone canciones, décimas, música instrumental. Es pintora, escultora, bordadora, ceramista, con "lo que hay" , pasando a la medida de su humor de una técnica o género creativo otro. En 1954 Violeta Parra viaja invitada a Polonia, recorre la Unión Soviética y Europa permaneciendo dos años en Francia. Graba aquí sus primeros LP con cantos folklóricos y originales. Tiene contactos con artistas e intelectuales europeos, regresando a Chile para continuar su labor creadora. En 1958 incursiona en la cerámica y comienza a bordar arpilleras. Viaja al norte invitada por la universidad donde organiza recitales, cursos de folklore, escribe y pinta. De regreso a Santiago Violeta expone sus sus óleos en la Feria de Artes Plásticas al aire libre. Durante los arlos siguientes Violeta continúa en su trayectoria, incansable. En 1965 viaja a Suiza donde filma un documental que la muestra en toda su magnitud. Retorna a Chile y canta con sus hijos en la Peña de Los Parras, en la calle Carmen 340 en Santiago, Inaugura el Centro de Arte en una carpa; graba discos de música instrumental. Viaja a Bolivia en 1966, ofrece conciertos en regiones del sur de Chile, continúa grabando acompañada de sus hijos. Regresa a Santiago para continuar su trabajo en La Carpa, escribiendo allí sus últimas canciones. A los 50 años de edad y tras varios intentos fallidos, Violeta Parra termina por quitarse la vida, en la carpa de La Reina, luego de una depresión desencadenada por fracasos amorosos y problemas económicos. El aporte de Violeta Parra al quehacer musical y artístico chileno se considera unánimemente de gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a muchos artistas posteriores, que continuaron con su ardua tarea de rescate de la música del campo chileno y las manifestaciones constituyentes del folclore del país y de Latinoamérica. Destacan obras como “Gracias a la Vida”, “Run rún se fue p’al Norte", "Volver a los 17” y muchísimas otras.
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