Ramón Jacques
La edición 26 del fmx Festival de México, tuvo como invitada a la compañía italiana de teatro contemporáneo Socìetas Raffaello Sanzio, que presentó en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, la puesta escénica de su obra Hey Girl! La idea de la creación de este montaje se le ocurrió al controvertido director de la compañía Romeo Castellucci, mientras observaba a tres chicas en la parada de un autobús, cada una adentrada en su propio mundo. Fue esta imagen lo que lo hizo pensar en la condición de las mujeres de la actualidad.
La obra se desarrolló en una secuencia de escenas sin un argumento definido, con pocos elementos (como unas enormes mascaras, esculturas, pinturas, espadas) y exagerados simbolismos que crearon una visión enigmática, surrealista y absurda de la realidad. Sin la existencia de diálogos, las palabras se redujeron a algunos balbuceos, gritos y susurros, por lo que la atención se centró principalmente en los efectos visuales y sonoros que se presentaron sobre la escena.
La actriz principal Silvia Costa, es la chica que se levanta en un día de su vida envuelta en un material viscoso, como un insecto que nace y se libera, y que con el acompañamiento de una tenue melodía que fue subiendo de volumen e intensidad, creó la escena mas sugestiva en toda la obra. A partir de ese momento, comenzaron los sueños, pesadillas, fantasías o la perturbadora realidad de la chica, quien después de mirarse en un espejo, deambuló de manera desconsolada y desesperada por la escena, como si sus movimientos y ademanes quisieran decir algo. Arrodillándose, para pintarse los labios, se colocó una tela como manto protector y empuñó una espada caliente que encontró frente a ella, en lo que podría interpretarse como una lucha por su género, que fue más evidente con el uso de algunos iconos femeninos a los que se hizo referencia, en la proyección sobre una pantalla, como las reinas decapitadas: Ana Bolena, María Estuardo, María Antonieta, a un pasaje de Romeo y Julieta y las dos preguntas con las que se concluyó la función ¿Qué debo hacer? y ¿Qué debo decir?
Como en sus obras anteriores, notablemente Purgatorio inspirada en la obra de Dante, Castellucci recurrió nuevamente al uso de la violencia, a la música que sube de intensidad, a los ruidos estruendosos, al impacto y a la frialdad de las imágenes, a la tensión uso de la iluminación, buscando siempre irritar, provocar, molestar y desconcertar al publico presente mas que facilitarle el razonamiento o contarle una historia digerible.
Al final, la obra queda abierta a la interpretación que cada espectador le quiera dar.
La obra se desarrolló en una secuencia de escenas sin un argumento definido, con pocos elementos (como unas enormes mascaras, esculturas, pinturas, espadas) y exagerados simbolismos que crearon una visión enigmática, surrealista y absurda de la realidad. Sin la existencia de diálogos, las palabras se redujeron a algunos balbuceos, gritos y susurros, por lo que la atención se centró principalmente en los efectos visuales y sonoros que se presentaron sobre la escena.
La actriz principal Silvia Costa, es la chica que se levanta en un día de su vida envuelta en un material viscoso, como un insecto que nace y se libera, y que con el acompañamiento de una tenue melodía que fue subiendo de volumen e intensidad, creó la escena mas sugestiva en toda la obra. A partir de ese momento, comenzaron los sueños, pesadillas, fantasías o la perturbadora realidad de la chica, quien después de mirarse en un espejo, deambuló de manera desconsolada y desesperada por la escena, como si sus movimientos y ademanes quisieran decir algo. Arrodillándose, para pintarse los labios, se colocó una tela como manto protector y empuñó una espada caliente que encontró frente a ella, en lo que podría interpretarse como una lucha por su género, que fue más evidente con el uso de algunos iconos femeninos a los que se hizo referencia, en la proyección sobre una pantalla, como las reinas decapitadas: Ana Bolena, María Estuardo, María Antonieta, a un pasaje de Romeo y Julieta y las dos preguntas con las que se concluyó la función ¿Qué debo hacer? y ¿Qué debo decir?
Como en sus obras anteriores, notablemente Purgatorio inspirada en la obra de Dante, Castellucci recurrió nuevamente al uso de la violencia, a la música que sube de intensidad, a los ruidos estruendosos, al impacto y a la frialdad de las imágenes, a la tensión uso de la iluminación, buscando siempre irritar, provocar, molestar y desconcertar al publico presente mas que facilitarle el razonamiento o contarle una historia digerible.
Al final, la obra queda abierta a la interpretación que cada espectador le quiera dar.
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