El tenor recibió dicha distinción en reconocimiento a su trayectoria internacional. Le hizo entrega de la presea la directora general del INBA, Teresa Vicencio Álvarez en un concierto-homenaje celebrado este miércoles 6 de julio del 2011 en el Palacio de Bellas Artes de México.
Como reconocimiento a “la solidez de su notable trayectoria artística y a una vida dedicada a la ópera”, el destacado tenor mexicano Francisco Araiza recibió de manos de Teresa Vicencio Álvarez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Medalla de Oro de Bellas Artes, luego del concierto-homenaje que se le rindió ayer miércoles por la noche en el Palacio de Bellas Artes. A través de este galardón, dijo la directora del INBA, “nos unimos a la admiración y al beneplácito por lo que usted ha logrado y que le ha merecido un lugar en la historia de la grandes voces de México y del mundo”.
Después de un prolongado aplauso de dos minutos, otorgado por el público que se dio cita en el recinto de mármol para reconocer su trayectoria, el tenor mexicano, visiblemente conmovido por el gesto de sus compatriotas, manifestó su satisfacción por lo que calificó como “el máximo galardón al que puede aspirar un artista mexicano: la Medalla de Bellas Artes”.
“Es –afirmó el cantante de fama internacional-- el premio que más me toca el corazón por razones morales y afectivas, ya que cuando un mexicano sale al extranjero, sea en misión oficial o privada, está representando a su país y a su raza. “El hecho de lograr pertenecer a una elite siendo de los mejores, independientemente de lo que haga, eso le da a México la esperaza de que puede crear talentos a nivel mundial, de que puede ser respetado en el mundo por el rendimiento de su hijos”, expresó el artista.
La ceremonia se llevó a cabo en un momento del concierto-homenaje que Conaculta y el INBA, a través de la Compañía Nacional de Ópera, organizaron para ex profeso, en el que Araiza se presentó como cantante y como maestro, acompañado por algunos de sus alumnos más destacados. Ahí manifestó su esperanza en que “de México salgan más talentos que ayuden a la humanidad a ser mejor”.
Como señala el especialista Francisco Méndez Padilla, con la perspectiva que brinda el tiempo, sin duda “Francisco Araiza puede ser considerado el paladín de los tenores mexicanos en Europa. Con su exquisita musicalidad y dominio de los diferentes estilos, a él se le debe buena parte del prestigio del que hoy gozan los afortunados connacionales poseedores de tan preciada cuerda en el panorama lírico internacional”.
Gracias a Araiza, los tenores mexicanos cobraron un incuestionable y duradero valor en los círculos operísticos. Además, su innegable calidad estelar no le ha impedido mostrarse generoso con otros jóvenes colegas, guiando e impulsando a los que se hacen acreedores a ello por su talento y disciplina.
Una muestra de lo anterior son los cantantes que acompañaron al maestro Araiza en el concierto-homenaje realizado en el Palacio de Bellas Artes: los solistas: Joo-Hee Jung y Marija Vidovic, sopranos; Javier Camarena, tenor; Gerardo Garciacano, barítono, y Alejandro Armenta, bajo-barítono.
Con la participación del Coro y Orquesta del Teatro de Bellas Artes bajo la batuta de José Areán, Francisco Araiza y sus invitados interpretaron fragmentos de obras de los más renombrados compositores, con los el mexicano ha logrado consolidar una carrera exitosa: Fausto, de Charles Gounod; Carmen, de Bizet; Otello y La Traviata, de Verdi; La Bohemia, de Puccini. Por cierto, Fidelio de Beethoven, en la que Araiza interpretó al personaje de Florestan en la reapertura del Teatro de Bellas Artes en diciembre del 2010, fue la ópera que marcó el debut de su carrera como artista.
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