Foto: Sferisterio Opera Festival 2011, Macerata.
Renzo Bellardone
Renzo Bellardone
Sferisterio di Macerata 22 de julio del 2011. UN BALLO IN MASCHERA. Libreto de Antonio Somma Musica de Giuseppe Verdi. Director: Daniele Callegari. Dirección escenica, producción, vestuarios: Pier Luigi Pizzi. Diseño de luces: Sergio Rossi. Maestro del coro Davide Crescenzi Coreografía: Roberto Maria Pizzuto. Riccardo Stefano Secco Renato Marco di Felice Amelia Viktoria Chenska Ulrica Elisabetta Fiorillo Oscar Gladys Rossi Silvano Alessandro Battiato Samuel Antonio Barbagallo Tom Dario Russo Un juez Raoul d’Eramo Un sirviente de Amelia Enrico Cossutta
Pier Luigi Pizzi quien llegó a Macerata por “Destino” y ha sido un buscador de siempre de la “Libertad”, en su sexta dirección artística propuso una realización que si bien dista de la arquitectura a la que nos tiene acostumbrados, mantiene la constante de la refinada elegancia, que sorprendió sin perturbar, con uno de los títulos de repertorio. El título de la temporada “Libertad y Destino” explica y motiva tanto a los títulos en cartelera como a la elección de las producciones, al menos en lo que respecta a la primera obra propuesta que fue “Un Ballo in Maschera” Con nada estereotipado y ninguna auto mención, pero si como un atento buscador, Pizzi utilizó instrumentos de lo cotidiano y los puso a disposición de la historia de siempre sobre un escenario fijo, de una plataforma con elementos modernos que cambiaban de escena a escena. Sobre el célebre muro, se proyectaron textos, en un sepia tenue, en tres pantallas, una central en “primer plano” mientras que en dos pantallas más, en ambos lados del escenario se realizaban idénticas proyecciones, en la que se sobreponían las escenas de la obra con los detalles de la propuesta. Las transmisiones se realizaron por medio de tres cameras de televisión de las cuales dos se ubicaron sobre el escenario y cuyos camarógrafos se convirtieron en integrantes de la escena.
El predilecto color blanco del ecléctico Pizzi dejo su lugar a colores más vivos como el de los vestuarios del coro femenil que esperaba las predicciones del personaje de Ulrica, quien en un vistoso color fucsia fue interpretada por la aplaudida Elisabetta Fiorillo, quien resultó ser creíble en los tonos más altos y muy oscura y amenazante, así como inquietante en los más profundos. El conde Riccardo hizo su entrada a la escena y el abandono “en un dos por tres” en un Cadillac rojo. Este papel fue encomendado a Stefano Secco, quien sin efectos especiales supo ser constante y convincente con su cálida emisión, en la profesión del amor y con ostentosa seguridad de sí mismo dentro de su inconsistencia. El coro lirico marchegiano “V. Bellini” dirigido por Davide Crescenzi que oportunamente (en la escena del cementerio) eligió colocar a los bajos y a los barítonos en lados opuestos al tenor, y fue incisivo desde el inicial ‘Su profetessa monta il treppiè’ hasta el final ‘Dunque vedermi vuoi’ interactuando muy bien con la Banda Salvadei dirigida por Roberto Maria Pizzuto. La orquesta Regionale della Marche fue conducida por Daniele Callegari quien realizó una lectura suavizada y de registro tenue que se convirtió en muy lírica cuando el violín introdujo el dueto que antecede al baile, o en los solos para violonchelo y arpa. Llamada de último minuto por elección artística, Viktoria Chenska superó la exigente prueba con algunas dificultades justificables y comprensibles, aunque de todas maneras convenció, como en la dramática romanza del tercer acto ‘Morrò, ma prima in grazia..’ Fue una valida actriz aun cuando tuvo que atravesar por la niebla de la ciudad con la cara descubierta caminando entre tranques de gasolina abandonados, neumáticos de autos abandonados, entre hombres que buscaban hombres y mujeres en busca de mujeres, tanques oxidados y drogadictos que se inyectaban drogas. Tanto esta como las otras escenas contaron con un sugestivo rayo de luz diseñado por Sergio Rossi.
El barítono Marco di Felice hizo el personaje del amigo/enemigo Renato, difícil papel que fue “afrontado” con una manear viril y con decisión, aunque hubo alguna discontinuidad en el parte del hombre que se imagina traicionado por la mujer y por el amigo. Silvano el marinero fue interpretado por el buen barítono Alessandro Battiato, con una voz firme de grato color y relevante presencia. Antonio Barbagallo –Samuel-, Dario Russo –Tom-, Raoul d’Eramo –un juez- y Enrico Cossutta – sirviente de Amelia-, se mostraron de acuerdo y bien colocados cada uno con su papel. El personaje de Oscar el paje, como en toda la función que se realizó dentro de la osada actualización contemporánea de Pizzi, que incluyó uniformes militares, elementos post modernos, lucidas capas, faros, antorchas y motocicletas; fue logrado por una confiable colaboradora de largo vestido rojo y sobresaliente voz, que fue Gladys Rossi, quien desde la canción del primer acto ‘’Volta la terrea..’ para continuar en ‘Di che fulgor, che musiche..’ así como en todos los momentos posteriores, fue decididamente el papel más convincente por su voz cristalina y bien modulada, con la que supo extraer de su tableta de colores solo los más claros. Después de 36 años de ausencia del Sferisterio, el titulo verdiano retornó en el 150 aniversario de la unidad italiana para honrar a Giuseppe Verdi compositor y hombre del Resurgimiento italiano, quien por su coherente fidelidad al mensaje y porque no le huyó al destino, buscó siempre la libertad. ¡Al final, la música vence siempre!
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