Dr. Alberto Leal
Estreno en el Teatro Argentino Libreto y Música: Richard Wagner
El Teatro Argentino abrió su temporada de la mejor forma posible. Pocos teatros en el mundo pueden presentar “El anillo del nibelungo” COMPLETO, en dos temporadas consecutivas, siendo un estreno para dicho teatro, con dos elencos alternativos compuestos únicamente por cantantes hispanoamericanos y con un nivel de EXCELENCIA. En lo personal lamento no haber estado en el país para ver ambos elencos y tener que volver a viajar al día siguiente de ver la última función. Esa fue la causa del atraso en la crítica. Esta versión es un hecho artístico que quedará en los anales de la ciudad y del teatro. La magnífica concertación del Maestro Alejo Pérez fue absolutamente admirable, consagratoria. Creo que fue un acierto total cubrir parcialmente el foso, acercándose a lo que imaginaba Wagner, que permite además no perder una sola nota de ningún cantante. Ambientada en época actual o algo futurista, la imaginación del maestro de Leipzig encontró en Marcelo Lombardero el vínculo ideal para concretarla. Su trabajo como puestista es para atesorar por largo tiempo. Un dechado de imaginación, gran belleza visual y el uso – siempre perfecto – de proyecciones o videos – que convierten su puesta en algo mágico. Cada escena atrapa por lo estético, pero además deja reflejar una trama por momentos de gran actualidad en la nuestra sociedad. Algunas escenas pueden ser cuestionadas, como la violencia en la escena del robo del anillo a Alberico, pero delante de tanta belleza visual – y aunque no cumple con lo pedido por Wagner – pasa a ser anecdótico. La marcación de los cantantes mantuvo el nivel de excelencia de toda la puesta. Excelente la iluminación de José Luis Fiorruccio lo mismo que el vestuario de Luciana Gutman, acorde con lo planteado por el regisseur. Creo que el Maestro Lombardero ya es un Director de escena más que consagrado, si así no lo fuera, esta puesta, donde despliega todo su talento, por si sola sería consagratoria para cualquier regisseur. Bravo. Con un elenco sin fisuras y con grandes trabajos, Homero Pérez- Miranda – como Wotan – cantó y actuó en forma impecable, demostrando una ductilidad y un poder de adaptación a roles y estilos totalmente diferentes no visto habitualmente en otros cantantes. El Loge de Carlos Bengolea fue actuado en forma excelente, mostrando en todo momento una personalidad incisiva y un gran nivel vocal, donde nunca se dejó de escuchar una solo nota. Una gran sorpresa fue la presencia de Luis Gaeta, en general no relacionado con el repertorio wagneriano.
Cantó con excelente voz, en todo su registro, agudos precisos y graves siempre audibles. Y su creación del personaje fue perfecta, ya conocemos sus grandes dotes de actor. Emiliano Bulacios – uno de los gigantes – desplegó su muy bella voz de bajo, generando el volumen más importante de todo el reparto. Suelto como actor, brindó otro trabajo de excelencia. Fue bien acompañado por José Antonio García – como Fafner, el otro gigante, que debido a su altura y contextura física, no hubo necesidad de hacerlo parecer más grande. Muy impactante la entrada de ambos con sus grandes sombras detrás de ellos. Alejandra Malvino como Freia, no desplegó un gran volumen, pero fue totalmente compensado con la intención que puso en su forma de decir. Federico Sanguinetti y Enrique Folger (Donner y Froh) cumplieron en forma muy eficiente sus roles, destacándose el brillante y libre sector agudo de Folger. Claudia Casasco cantó con corrección, aunque no fue favorecida al cantar fuera del escenario. El resto del numeroso elenco mantuvo un muy buen nivel, tanto vocal como escénico. Solo nos queda brindarle un BRAVO! A este grupo de verdaderos artistas y tratar – cosa difícil – de calmar la ansiedad de presenciar “La Valquiria” a final de temporada.
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