Opera-Musica Foto: Die Feen - Wagner - Théâtre du Châtelet, Paris - 04/2009(c) Marie-Noëlle Robert.
Monday, September 25, 2017
Saturday, September 23, 2017
Tamerlano en el Teatro alla Scala de Milán
Maria Grazia Schiavo |
Foto:Brescia & Amisano
Massimo Viazzo
Este Tamerlano será recordado como uno de los espectáculos mejor
logrados de la temporada actual del Teatro alla Scala de Milán. En primer lugar, el mérito es del elenco de altísimo
perfil encabezado por la extraordinaria prestación de dos de los mejores contratenores
en la plaza como: Bejun Mehta en el
papel del personaje del título, un cantante de vocalidad sana con inflexiones
en el timbre, de reflejos dorados y notable capacidad expresiva; y Franco Fagioli, un vulnerable
Andronico, combativo e introvertido, de voz de color muy bruñido y con una destacada
predisposición al fraseo; eso sin hablar de la virtuosa habilidad de ambos cantantes,
que fue absolutamente fuera de lo común en la coloratura más intrépida, siempre
precisa y sobresaliente. Es de remarcar también la victoriosa presencia de Plácido Domingo como Bajazet, aún en
grado de mostrar un acento esculpido y una dicción perfecta y comunicativa, así
como una voz firme y un timbre inconfundible, poco importando si en realidad
tuvo algunos olvidos e imprecisiones en el canto de agilidad que ya se habían señalado
en el ensayo. La escena de la muerte de
Bajazet conmovió al público ya que fue un ¡gran momento de teatro! Las dos intérpretes
femeninas, Maria Grazia Schiavo fue una
Asteria dulce y combativa, transparente y cristalina, que supo calentar el corazón
en sus arias más patéticas y melancólicas; como también la luchadora y
obstinada Irene de Marianne Crebassa,
de grato timbre pulido y siempre determinada en el acento. Completó un reparto
de notable bravura, el sólido y autoritario Leone de Christian Senn. En el podio Diego
Fasolis dirigió con cuidado, pero en un modo que por momentos pareció un
poco mecánico.
Plácido Domingo |
La agrupación de instrumentos históricos de la orquesta del Teatro alla Scala,
reforzada en esta ocasión por elementos de I
Barocchisti, ensamble suizo del que Fasolis es su fundador y director.
Dejando hasta el final -last but not
least- escribo de Davide Livermore
el creador del espectáculo. El director de escena italiano dio una lectura a
esta obra maestra handeliana (¡una muy grande obra!) de una rara fuerza dramática
y notable impacto en el público, trasladando la trama original a la primera
parte del siglo dieciocho en la Rusia de la revolución de octubre, una Rusia fría
y brumosa, azotada continuamente de tormentas de nieve, y una Rusia que daba un
guiño al gran cinema de Sergei Eisentein. Livermore cuidó con atención cada detalle
haciendo vivas y escénicamente interesantes las numerosas arias con da capo, verdadero talón de Aquiles de
los montajes de óperas barrocas (con cantantes dejados frecuentemente a merced
de ellos mismos, o peor aún, enfrascados en escenas insensatas o exageradas).
Como Livermore es también musico, evitó con inteligencia esas trampas metiendo a
los cantantes a sus anchas y dando un modo a los espectadores con un subtexto
casi escondido con la presencia en escena del propio Stalin, Lenin y el Zar Nicolás
en persona. ¡Inútil hablar del gran éxito
que al final involucró a todos!
Tamerlano di Handel - Teatro alla Scala
Foto: Brescia&Amisano
Massimo Viazzo
Questo Tamerlano sarà ricordato come uno degli
spettacoli più riusciti della stagione in corso del Teatro alla Scala di Milano.
Merito in primo luogo di un cast di altissimo profilo, guidato dalla
prestazione straordinaria di due dei migliori controtenori sulla piazza: Bejun
Mehta nei panni del personaggio del titolo, un cantate dalla vocalità sana,
con inflessioni timbriche dai riflessi dorati e notevoli capacità espressive, e
Franco Fagioli, Andronico
vulnerabile, combattuto e introverso dalla voce di colore più brunito, e con
una attitudine al fraseggio mai scontata; per non parlare delle abilità
virtuosistiche dei due cantanti, abilità assolutamente fuori dal comune nella
coloratura più spericolata, sempre precisissima e svettante. Da rimarcare, poi,
la presenza vincente di un Placido
Domingo, come Bajazet, ancora in grado di sfoggiare una scolpitura
d’accento e una dizione perfetta e comunicativa, con una voce ancora fermissima
e una timbrica inconfondibile, poco importando in realtà se qualche amnesia e
qualche imprecisione nel canto di agilità ne abbiano segnato la prova. La scena
della morte di Bajazet ha commosso il pubblico: un grande momento di teatro! Le
due interpreti femminili, Maria Grazia
Schiavo, una Asteria dolce e pugnace, limpida e cristallina, che ha saputo
scaldare i cuori nelle sue arie più patetiche e malinconiche, e la volitiva e
caparbia Irene di Marianne Crebassa,
dal bel timbro brunito e sempre determinata nell’accento, completavano, con il
solido e autorevole Leone di Christian
Senn, un cast davvero di notevole bravura.
Marianne Crebassa |
Dal podio, Diego Fasolis, ha diretto sicuramente con cura, ma in modo che a
volte è parso un po’ meccanico, i complessi
dell’Orchestra del Teatro alla Scala su strumenti storici, per l’occasione rinforzati
da elementi de I Barocchisti,
l’ensemble svizzero di cui Fasolis è fondatore e direttore. Ed eccoci infine - last but not the least - a scrivere di Davide Livermore, l’ideatore dello
spettacolo. Il regista italiano ha dato una lettura del capolavoro haendeliano
(un grandissimo capolavoro!) di rara forza drammatica e notevole impatto sul
pubblico, traslando la vicenda della trama originaria dal primo Settecento alla Russia della Rivoluzione d’Ottobre, una Russia fredda
e brumosa, una Russia battuta continuamente da tempeste di neve, una Russia che
strizzava anche l’occhiolino al grande cinema di Sergei Ejsentein. Livermore ha
curato con attenzione ogni dettaglio rendendo vive e interessanti scenicamente
le numerose arie con da capo, vero
tallone d’achille degli allestimenti di opere barocche (con cantanti lascati
spesso in balia di loro stessi o, peggio ancora infarcite di controscene spesso
insensate o esagerate). Ma Livermore è anche musicista e ha evitato con
intelligenza queste trappole mettendo sempre a proprio agio i cantanti, e dando
modo agli spettatoti di leggere un
sottotesto nemmeno poi così nascosto, con la presenza in scena proprio di
Stalin, Lenin e dello Zar Nicola in persona.
Inutile parlare del grande successo che alla fine ha coinvolto tutti!
Friday, September 22, 2017
Estreno de La Fanciulla del West en el Palacio de Bellas Artes de México D.F.
Fotos cortesía INBA
Lázaro Azar / Periodico Reforma.com
Cd. de México
(19 septiembre 2017).- Pocos compositores hay tan queridos por el público
operístico como Puccini, por ello resulta inexplicable que, aun siendo uno de
sus títulos menos programados, La Fanciulla del West (1910) no se hubiera
presentado en México; enterarnos que en 1909 Justo Sierra vislumbró la
posibilidad de que su estreno mundial ocurriera aquí con motivo de las fiestas
del Centenario de la Independencia, es todavía más sorprendente. Este 17 de
septiembre La Fanciulla fue estrenada en el Palacio de Bellas Artes, y José
Octavio Sosa aclara en el programa de mano que el 24 de febrero de 1920, fue
presentada en el desaparecido Teatro Arbeu bajo la concertación de Alfredo
Padovani. Si el telón se alzó media hora tarde o si Puccini se adelantó al
decir que los bad hombres que ahí aparecen son mexicanos, es lo de menos. Lo
importante, es la exuberante orquestación con que esta partitura arropa un
libreto de "vivo sentido teatral" y que, como señala Roger Alier,
"es de las pocas en el repertorio, en las que lo que sucede en escena
atrae al espectador casi por sí mismo, haciendo de la música un mero subrayado
de la acción". Desgraciadamente, una cosa es lo que escribió Puccini y
otra, mal resuelta y con notables desatinos, la que llega hasta nosotros
firmada en su trazo escénico, escenografía e iluminación por Sergio Vela, quien
correspondió a los intercambios que ha tenido con Luiz Fernando Malheiro,
invitándolo como concertador. El problema, no es lo minimalista de la
escenografía ni si por la pretendida corrección política de esa caricatura de
partido que se hace llamar ecologista, fue que se prescindió del caballo sobre
el cual galopa la protagonista para entrar a escena en el tercer acto, tal y
como lo concibió Puccini. A cambio de tan emocionante golpe teatral, Vela
incurrió en sus consabidas maniobras con montacargas que subían y bajaban
plataformas del escenario, además de su proverbial gestualidad forzada -la
"cámara lenta" del segundo plano- o de hacer descender a esa masa de
amontonados gambusinos a un inesperado sótano que cómo habrían deseado mis tías
beatas para esconder cristeros. Más hilarante aún resultó la alfombra voladora
donde nuestra fanciulla puso a levitar a su amado y que le habrían envidiado
los hermanos Almada, Juan Orol y hasta al mismísimo Ed Wood pues nos hizo
pensar que Ramérrez estaba siendo abducido por un ovni. Lástima que hasta ahí
llegara el intento de preservar la nada novedosa estética pseudo
cinematográfica presentada en un principio y relegada después. Del vestuario
adocenado y las plastas con que rudimentariamente pretendieron maquillar al
elenco mejor ni hablar. Confío que serían menos peores de lo que la pésima
iluminación, ¡ay, tan estrellada! permitía vislumbrar; al fin y al cabo, el
coro sonó decorosamente y pese a que muchas veces tapó a los cantantes, la
orquesta hizo un buen papel. Vocalmente, el elenco fue dispar: de los 17 roles
secundarios, Rodrigo Urrutia (Ashby) y Enrique Ángeles (Sonora) demostraron
solvencia y los demás batallaron hasta con la pronunciación. De los tres
protagónicos, fue grato escuchar nuevamente a Jorge Lagunes (Jack), si bien
Andeka Gorrotxautegui (Dick/Ramérrez) fue quien cosechó la única ovación
unánime tras entonar Ch'ella mi creda libero e lontano. ¿Tendrán una cover para
las funciones restantes, o precisarán que lo que se oirá, será La fámula del
West? Porque escuchar los berridos y la pobreza de agudos con que Ángeles
Blancas abordó a Minnie fue tan lamentable como desastrosos los gritos con que masacró
el dueto del segundo acto. En fin, que así fue el oneroso retorno de Sergio
Vela al escenario del Blanquito [Palacio de Bellas Artes], sumando otro capítulo a un nutrido historial
de títulos, muchos de ellos auténticos estrenos en México, que jamás se han
vuelto a reponer conforme a su propuesta. ¿Por qué será?
****Esta crítica
corresponde a la función de estreno, lamentablemente el resto de las funciones
de Fanciulla del West en el Palacio de Bellas Artes fueron canceladas debido al
terremoto que azotó la ciudad de México el martes 19 de septiembre.
Thursday, September 21, 2017
La Traviata en el Colón de Buenos Aires
Ermonela Jaho |
Foto crédito: Prensa Teatro Colón /Máximo Parpagnoli
Gustavo Gabriel Otero
Twitter: @GazetaLyrica
Buenos Aires, 12/09/2017. Teatro Colón. Giuseppe Verdi: La
Traviata. Ópera
en 3 actos, libreto de Francesco María Piave. Franco Zeffirelli, dirección
escénica y escenografía. Raimonda Gaetani, vestuario. Producción escénica
original de la Ópera de Roma. Stefano Trespidi, reposición de la puesta
escénica. Andrea Miglio, reposición de la escenografía. Anna Biagiotti,
reposición del vestuario. Martín Miranda, coreógrafo repositor. Ermonela Jaho
(Violetta Valery), Saimir Pirgu (Alfredo Germont), Fabián Veloz (Giorgio
Germont), María Victoria Gaeta (Flora Bervoix), Daniela Ratti (Annina),
Santiago Burgi (Gastón), Gustavo Gibert (Barón Douphol), Alejandro Meerapfel
(Marqués d’Obigny), Mario De Salvo (doctor Grenvil), Ariel Casalis (Giuseppe),
Cristian De Marco (Mensajero y Mayordomo). Orquesta y Coro Estables del Teatro
Colón. Director del Coro Estable: Miguel Martínez. Dirección Musical: Evelino
Pidò.
El Teatro Colón presentó una razonable
versión de La Traviata de Verdi con
una buena puesta en escena, una versión musical diferente y adecuadas voces. Merced a un convenio con la Ópera de
Roma se recurrió a una puesta en escena de Franco Zeffirelli, estrenada en abril
de 2007, esto permitió que se aprecie por primera vez una puesta de Zeffirelli
en la Argentina. Poco se puede agregar a lo conocido
sobre la labor del gran maestro italiano como director escénico:
grandilocuencia, barroquismo, tradición, perfección en los movimientos de
masas, delineadas acciones paralelas de figurantes y coro, admirable manejo del
espacio. Con todo se nota el concepto escénico un poco avejentado. Variado y de
estricta época el vestuario de Raimonda Gaetani, razonable las coreografías
repuestas por Martín Miranda y adecuada la iluminación que entendemos pertenece
al director de escena repositor: Stefano Trespidi. En la dirección musical el maestro
Evelino Pidò resaltó los aspectos belcantistas de la escritura verdiana
buscando un sonido trasparente e intentando resaltar detalles y matices
dinámicos; a la vez decidió abrir todos los cortes que las tradiciones
impusieron a la partitura. La respuesta de los profesores de la Estable fue de
primer nivel. La soprano albanesa Ermonela Jaho fue
una Violetta Valery que no defraudó. No es una voz grande pero dosifica las
intensidades con cuidado e inteligencia fue convenciendo y compenetrándose a
medida que transcurría la noche y aunque en el primer acto se la notó algo
insegura y con vibrato, su canto fue creciendo hasta lograr un final de notable
impacto. Desplegó una importante gama de matices que van desde el susurro
proyectado con voz pequeña y calculadamente frágil hasta el agudo a plena voz. A su lado su compatriota Saimir Pirgu
fue un Alfredo de perfecta estampa, sin gran volumen pero con una voz bien
trabajada, emisión prolija y sutileza interpretativa. Mientras que el Giorgio
Germont de Fabián Veloz fue frío y autoritario, cantado con buen volumen y
adecuada línea. Ajustado el Coro Estable y de muy buen
desempeño el resto del elenco.
Monday, September 18, 2017
La Cenerentola en el Teatro Municipal de Santiago de Chile
Foto:
Patricio Melo
Joel
Poblete
Aunque
notoriamente se ha representado en menos ocasiones en el Teatro Municipal de
Santiago en comparación con la obra más célebre y popular de las 39 que
Gioachino Rossini compuso para la escena, El barbero de Sevilla -que se ha
ofrecido ahí en más de 50 temporadas-, en el caso de La cenerentola de todos
modos el público local ha contado con muy memorables versiones. Y la
encantadora y chispeante partitura regresó en la segunda quincena de agosto a
ese escenario, precisamente en este 2017 en que se cumplen 200 años desde su
estreno. Presentada
por primera vez en Chile en las primeras décadas del siglo XIX, en el siglo
pasado regresó recién en 1985, en una recordada producción que contó con tres
artistas italianos considerados verdaderas eminencias en este repertorio: la
mezzosoprano Lucia Valentini-Terrani, el bajo Paolo Montarsolo y el director de
orquesta Bruno Campanella. También en un formidable nivel musical estuvo la
última vez que se había presentado en ese escenario, en 2004, con cantantes tan
destacados como Vivica Genaux, John Osborn, Pietro Spagnoli y Luca Pisaroni.
En
esta ocasión se contó con el debut local de una conocida producción del
prestigioso director teatral franco-argentino Jerôme Savary, fallecido en 2013.
Esta puesta en escena, creada hace más de dos décadas, ha seguido presentándose
en teatros europeos, y acá se ofreció con la reposición a cargo de la francesa
Frédérique Lombart, conservando la eficaz y funcional escenografía de Ezzio
Toffolutti (quien además diseñó el adecuado vestuario), mientras la correcta iluminación
original de Sébastien Bohm fue retomada por el chileno Ricardo Castro. Dinámico
y lleno de energía, este montaje resalta especialmente la comicidad, por
momentos incluso rondando lo circense, en particular en la exagerada y
bufonesca caracterización de las dos hermanastras; en instantes se atiborra
demasiado la escena y algunos pasajes de danza -con coreografía a cargo de la
propia Lombart- ayudan a recargar un poco más todo, pero el conjunto es muy
efectivo para divertir al público. Como esta ópera es tan famosa y cuenta con
varios registros audiovisuales, fue inevitable que la producción evoque y
recuerde recursos e ideas de otras ya conocidas, como la genial y deliciosa
película de en 1981 a cargo de Jean-Pierre Ponnelle.
En
lo musical, se contó con una excelente versión. El talentoso director español
José Miguel Pérez-Sierra, quien debutara en el Municipal en 2014 con I
puritani, ya demostró ahí con El turco en Italia de 2015 su certero
acercamiento a Rossini, compositor que conoció muy bien gracias a su trabajo
junto a quien fue la mayor autoridad rossiniana del último siglo, el maestro y
musicólogo italiano Alberto Zedda, fallecido hace pocos meses. Guiando con brío
a la Filarmónica de Santiago, la suya fue una lectura luminosa y llena de energía,
atenta a los detalles de instrumentación y al equilibrio entre la agrupación y
los cantantes en escena, y que brilló particularmente en los
"accelerando" que resaltan la contagiosa agilidad de la música
rossiniana. Se
contó con un lucido y muy afiatado grupo de cantantes para los siete roles
solistas, con casi todos los protagonistas ya fogueados en el epicentro mundial
del canto rossiniano: el Festival de Pesaro. La mezzosoprano italiana Josè
Maria Lo Monaco, quien se ha presentado en escenarios como la Scala de Milán y
el Teatro Real de Madrid, tuvo un buen debut en Chile encarnando a la
protagonista; aunque en algunos momentos su reducido volumen en las notas
medias o graves hizo que la cubriera la orquesta, su voz es atractiva,
físicamente es ideal para el rol y resolvió bien su esperado número solista al
final de la obra.
También
debutando en ese país y con una ascendente carrera en teatros como el Covent
Garden de Londres y el MET de Nueva York, el tenor estadounidense Michele
Angelini fue un excelente príncipe Ramiro. Efectivo en lo escénico y resuelto
en su canto, tiene un timbre grato, canta con estilo, sabe adecuar su material
tanto en las agilidades como en las exigentes notas agudas y abordó con
inteligencia su gran escena solista del segundo acto. Y
una vez más el Municipal tuvo el privilegio de contar con uno de los grandes
cantantes internacionales en este repertorio, el barítono italiano Pietro
Spagnoli, quien desde su debut en ese teatro hace ya más de dos décadas, ha
cantado previamente ahí en cinco roles diferentes, y mientras en La cenerentola
de 2004 encarnó a Dandini, ahora fue el padrastro de la protagonista, Don
Magnifico; tanto en esta obra como en El barbero de Sevilla, La italiana en
Argel y El turco en Italia, los personajes de Spagnoli han sido garantía de
auténtica calidad rossiniana en el Municipal, y esta ocasión no fue la
excepción, con una entrega muy bien cantada y actuada, con dignidad y la
comicidad precisa, sin caer en excesos o clichés farsescos, y su entrega en las
arias, con la agilidad precisa y estirando las notas finales, mereció los
aplausos que le brindó el público.
Quien
también se ganó el entusiasmo de la audiencia fue el barítono español Joan
Martín-Royo, quien antes había cantado en el Municipal en Peter Grimes y La
flauta mágica, y luego de una década volvió ahí, ahora para encarnar con
simpatía y vivacidad cómica al divertido Dandini, muy bien cantado y con
inagotable chispa escénica. Los
otros tres personajes del elenco estuvieron a cargo de estupendos solistas
chilenos. Las dos hermanastras, Clorinda y Tisbe, fueron encarnadas por las
sopranos Yaritza Véliz y Marcela González, respectivamente; excelentes y
seguras cantantes, fueron un lujo en sus roles, y en lo actoral se plegaron sin
reservas a las demandas de la puesta en escena, que no sólo les exigió afearse
gracias a un caricaturesco maquillaje, sino además un excesivo y desbordado
juego teatral rayando en el ridículo. Y aunque nos quedamos con las ganas de
escuchar al siempre notable Ricardo Seguel en el rol del tutor Alidoro, quien
canceló por enfermedad, a cambio pudimos apreciar el gran desempeño del joven
bajo-barítono Matías Moncada, quien asumió este desafío con gran
profesionalismo y excelentes resultados; afrontando con seguridad su muy
exigente escena solista en el primer acto y con una excelente química teatral
con sus mucho más experimentados compañeros del reparto, lució su voz sonora y
robusta, que destaca especialmente en los tonos medios y graves. Un gran
talento que vale la pena tener en cuenta, pues puede tener una carrera de
alcances internacionales.
Il segreto di Susanna de Wolf Ferrari en México D.F.
Foto: Cultura Unam / Barry Domínguez
Luis Gutierrez Ruvalcaba
Cultura UNAM presenta IM–PULSO, iniciativa que busca convertirse en un espacio anual en el que crezcan los más eclécticos lenguajes de las artes escénicas, en palabras expresadas en el programa de mano. Uno de los proyectos es la presentación de la ópera bufa Il segreto di Susanna que Ermanno Wolf–Ferrari compuso en 1909, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. El argumento de este caramelo, que así caracterizo por su brevedad y buen sabor, describe las aventuras mentales de una pareja de recién casados, el Conde Gil y la Condesa Susanna. El Conde detesta el olor a cigarrillo, mismo que percibe continuamente en su casa; estima que quien lo causa es un hipotético amante de su joven esposa, aunque descubriremos que lo que el secreto de la Condesa Susanna es el hecho de que ella es quien fuma. Al “confesar” el hecho, su ahora amante esposo decide fumar también. La música, aunque de corta duración, unos 50 minutos destaca por la presencia de alusiones al Preludio a la siesta de un Fauno de Debussy, que sugieren el movimiento voluptuoso del humo expelido por Susanna, así como motivos cómicos desde la obertura –sí, cuanta con una pequeña obertura que el director de escena respetó sin introducir escenas graciosas como lo hacen muchos ponedores – y la presencia recurrente de una gavota, que creo nació en Il crociato in Egitto del Meyerbeer italiano, habiendo pasado por Manon y llegando hasta la escena de Ascot de My Fair Lady. El director de escena, Hernán del Riego, decidió poner la obra con el lenguaje de los comics, impresos y en la televisión, logrando una espléndida producción. La diseñadora de escenografía e iluminación, Xóchitl González y el diseñador de vestuario y utilería, Mario Marín del Río, lograron un brillante trabajo, en comunión total con el concepto. La ejecución vocal y actoral de Irasema Terrazas como Susanna y Josué Cerón como el Conde Gil fue estupenda. Aunque breve, las partes de ambos cantantes no son simples, de hecho, son muy demandantes en cuanto a la duración, rango y variación de la dinámica durante sus largos solos. Alejandro Camacho como actor mudo ayudó a subrayar la comicidad de la puesta en escena. Gustavo Rivero dirigió la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, formada por becarios menores a los 30 años, es decir jóvenes de verdad. Bajo la batuta de Rivero la orquesta logró una muy buena ejecución, destacando la del clarinetista Luis Arturo Cornejo. No exagero al decir que pasé una gran tarde de domingo gracias a todos los artistas que nos bridaron generosamente su trabajo
Kathia Buniatishvili - London Symphony, Stresa Festival 2017
Renzo Bellardone
Prima
di scrivere dei due concerti diretti da Gianandrea Noseda allo Stresa Festival
2017 mi sono preso una pausa di riflessione. All’ascolto di entrambe le
direzioni mi sono sentito molto piccolo di fronte alla monumentale genialità e
con doveroso senso di moderazione e conoscenza dei propri limiti mi sono
fermato un attimo. Più tardi però ho riflettuto sul fatto che quando scrivo non
intendo ‘spacciare’ conoscenze universali che non ho e lungi da me il voler
‘apparire’, pervaso invece dal piacere di condividere le emozioni scaturite e
vissute all’ascolto, attraverso quelle che definisco ‘recensioni emozionali’.
Armandomi quindi di coraggio ci provo !
STORIE
RUSSE e CREAZIONI INNOVATRICI – STRESA FESTIVAL
2017
STORIE RUSSE
– Palacongressi Stresa 3 settembre
Khatia
Buniatishvili, pianoforte
London Symphony Orchestra
Gianandrea Noseda, direttore
S.
RACHMANINOFF, Concerto per pianoforte e orchestra in do min. op. 18
P.I. ČAJKOVSKIJ, Sinfonia n. 4
CREAZIONI
INNOVATRICI – Palacongressi 8 settembre
Enrico Dindo, violoncello
Filarmonica Teatro Regio Torino
Gianandrea Noseda, direttoreW.F. BACH, Sinfonia in re min.
D. ŠOSTAKOVIČ, Concerto per violoncello e orchestra n. 1
L. VAN BEETHOVEN, Sinfonia n. 6 in fa magg. op. 68 “Pastorale”
Il
sottotitolo che istintivamente avrei dato ad entrambi i concerti è ‘Monumentali
Genialità’. Gli autori considerati sono dei veri geni della scrittura musicale, segnando non solo
la loro epoca, ma anche quelle a venire! Gli interpreti sono dei ‘monumenti’
nel panorama musicale internazionale, a partire dalle orchestre: la LSO è a buon diritto ai vertici
musicali ed ad ogni ascolto trasmette
forte emozioni e pare diventare sempre più eccellente nello scavo e nella
ricerca di meandri di bellezza; la
Filarmonica del Teatro Regio di Torino, nata nel 2003 su iniziativa dei componenti dell’orchestra del TRT con
Noseda, direttore musicale TRT esprime
una forte intesa che produce colori raffinati ed eleganti sonorità. Il 3
settembre Khatia Buniatishvili, al pianoforte
nel celebre concerto op.18 di S.Rachmaninoff, ha incantato il pubblico per l’elegante
vigore ed il suono caldo e pieno, tratto dal virtuosistico ed appassionato
tocco della tastiera; è seguita la sinfonia n.4 di P.I. Čajkovskij:
l’introduzione è la narrazione del destino ineluttabile che impedisce la
felicità per descrivere poi la malinconia che svanisce prima o poi con un po’
di leggerezza, fino all’ardore del finale che il cuore pulsante dell’orchestra
ha esaltato in una esplosione di festa. Il
concerto di chiusura dell’8 settembre, ha invece visto Enrico Dindo quale solista al violoncello nel concerto n. 1 di D. Šostakovič,
dove fin dall’attacco iniziale è apparso un grande: partitura bellissima che ha
interpretato con trasporto e passione esprimendosi nell’intera estensione. La
seconda parte è stata protagonista la Filarmonica TRT nella sinfonia n. 6, la ‘Pastorale’ di Beethoven rappresentata in un susseguirsi
di quadri variopinti e sonorità silvane ed agresti. Entrambi
i concerti sono stati diretti dal Maestro Gianadrea
Noseda, direttore artistico del Festival ed ai vertici della piramide dei
grandi direttori d’orchestra. Direzione sempre molto leggibile con gesto chiaro
ed espressivo; con la Lso è il principale direttore ospite, mentre per la
Filarmonica è il direttore musicale del Teatro Regio di Torino. Mantenuto il
suo atteggiamento di grande attrattore e coinvolgitore, ringrazia i professori
d’orchestra con continui sorrisi e gratificanti espressioni del volto. Questo
rapporto di amicizia crea un’intesa che dà poi i migliori frutti sul palcoscenico,
come in queste due occasioni di grande soddisfazione per l’ascolto . Un grazie
doveroso al Maestro Noseda per il suo coinvolgimento con lo Stresa Festival,
per la scelta dei programmi, per la sua professionalità e passione nella
direzione. La musica vince sempre.
Il segreto di Susanna - Città del Messico
Foto:
Cultura Unam / Barry Domínguez
Luis Gutierrez Ruvalcaba
Cultura UNAM presenta IM–PULSO, iniziativa che aspira a tramutarsi in uno spazio annuale di crescita per i linguaggi più eclettici delle arti sceniche, secondo quanto dichiarato nel programma di sala. Uno dei progetti è la rappresentazione dell'opera buffa Il segreto di Susanna, che Ermanno Wolf–Ferrari compose nel 1909, nella Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. L'argomento di questa chicca, breve e saporita, descrive le avventure psicologiche di una coppia appena sposata, il Conte Gil e la Contessa Susanna. Il conte detesta l'odore delle sigarette, che pure sente di continuo per casa; immagina che la causa sia un ipotetico amante della sua giovane sposa, finché non scopriamo che il segreto della Contessa Susanna è proprio il fatto che sia una fumatrice. Alla "confessione" lo sposo innamorato decide di iniziare anche lui a fumare. Nella musica, nella sua breve durata di una cinquantina di minuti, si distinguono allusioni al Prelude à l'après-midi d'un faune di Debussy a suggerire il movimento voluttuoso del fumo espirato da Susanna, così come motivi comici fin dall'ouverture – sí, c'è anche un piccola ouverture che il regista rispetta senza introdurre, come spesso avviene, graziose scenette – e la presenza ricorrente di una gavotta, che credo sia nata con Il crociato in Egitto del Meyerbeer italiano per passare attraverso Manon fino alla scena di Ascot di My Fair Lady. Il regista, Hernán del Riego, ha deciso di lavorare con il linguaggio di fumetti, giornali e televisione, realizzando uno splendido spettacolo. L'autrice di scene e luci, Xóchitl González, e il costumista e attrezzista, Mario Marín del Río, hanno svolto il loro compito brillantemente, in totale comunione con l'idea registica. La resa vocale e attoriale di Irasema Terrazas come Susanna e Josué Cerón come Conte Gil è stata stupenda. Per quanto brevi, le parti di entrambi non sono semplici, anzi, assai esigenti quanto a durata, estensione e varietà dinamica nei loro ampi interventi solistici. Alejandro Camacho come presenza muta ha aiutato a tener viva la comicità dell'allestimento. Gustavo Rivero ha diretto la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, formata da borsisti sotto i trent'anni, ovvero realmente giovani. Sotto la direzione di Rivero l'esecuzione è risultata assai buona, distinguendosi in particolare il clarinettista Luis Arturo Cornejo. Non esagero nel dire d'aver passato un gran pomeriggio grezie a tutti gli artisti che hanno offerto generosamente il loro lavoro.
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Hernán del Riego,
Irasema Terrazas,
Josué Cerón
La Cenerentola - Santiago del Cile
Foto: Patricio
Melo
Joel Poblete
Benché sia
apparsa al Teatro Municipal de Santiago in meno occasioni rispetto all'opera
più celebre e popolare fra le trentanove composte da Gioachino Rossini, Il
barbiere di Siviglia - presentato finora in più di cinquanta stagioni -, per
quanto concerne La cenerentola il pubblico locale ha avuto occasione di
apprezzarne edizione memorabili. E la partitura incantevole e spumeggiante è
tornata nella seconda metà di agosto su queste scene proprio per celebrare i
duecento anni dalla prima assoluta. Dopo l'esordio
in Cile nei primi decenni dell'Ottocento, nel secolo passato è tornata solo nel
1985, in una produzione ricordata anche per la presenza di tre artisti italiani
considerati autentiche autorità in questo repertorio: il mezzosoprano Lucia
Valentini-Terrani, il basso Paolo Montarsolo e il direttore Bruno Campanella.
Nondimeno a un livello formidabile è riapparsa l'ultima volta, nel 2004, con
artisti del calibro di Vivica Genaux, John Osborn, Pietro Spagnoli e Luca
Pisaroni. In questa
occasione si è potuto contare sul debutto locale della nota produzione del
celebre regista franco-argentino Jerôme Savary, scomparso nel 2013. Questo
allestimento, in circolazione già da più di vent'anni nei teatri europei, è
stato ripreso dalla francese Frédérique Lombart, sempre con la scenografia
efficace e funzionale di Ezio Toffolutti (autore pure dei pregevoli costumi),
mentre le luci originali di Sébastien Bohm sono state rinnovate dal cileno Ricardo
Castro. Dinamico e pieno di energia, questo spettacolo mette in risalto
soprattutto la comicità, a tratti rasentando il circense, in particolare per la
caratterizzazione esagerata e buffonesca delle due sorellastre; talora la scena
appare un po' troppo affollata e alcuni passi coreografati - a cura dello
stesso Lombard - contribuiscono a un ulteriore sovraccarico, tuttavia l'insieme
è di grande effetto per divertire il pubblico. Essendo quest'opera tanto famosa
e diffusa attraverso varie registrazioni, è stato inevitabile che il pensiero
corresse a soluzioni e idee già note, come il film geniale e delizioso di
Jean-Pierre Ponnelle. Dal punto di
vista musicale, si è trattato di un'edizione eccellente. Il talentuoso
concertatore spagnolo José Miguel Pérez-Sierra, che aveva debuttato al
Municipal nel 2014 con I puritani, ha già dimostrato con Il turco in Italia del
2015 la sua indubbia affinità con Rossini, compositore che ha ben approfondito
lavorando con una delle amggiori autorità in materia dell'ultimo secolo, il
maestro e musicologo Alberto Zedda, scomparso pochi mesi fa. Guidando con brio
la Filarmónica de Santiago, ha offerto una lettura luminosa e piena di energía,
attenta ai dettagli strumentali e all'equilibrio fra buca e palco, brillando soprattutto
nei crescendo in cui risalta la contagiosa verve della musica rossiniana.
La compagnia di
solisti è parsa splendente e ben affiatata, con quasi tutti i protagonisti già
ben noti nell'epicentro mondiale del canto rossiniano: il Festival di Pesaro. Il
mezzosoprano italiano Josè Maria Lo Monaco, dopo essere apparsa in teatri come
la Scala di Milano e il Teatro Real de Madrid, ha compiuto un buon debutto i
Cile nei pani della protagonista; per quanto talora il volume ridotto nelle
note centrali e gravi abbia fatto sì che fosse coperta dall'orchestra, la voce
è accattivante, fisicamente è ideale per il ruolo e ha risolto assai bene il
suo atteso rondò finale. Parimenti al
debutto cileno e con una carriera in ascesa fra il Covent Garden di Londra e il
MET di New York, il tenore statunitense Michele Angelini è stato un eccellente
principe Ramiro. Efficace come attore e deciso nel canto, possiede un timbro
gradevole, buono stile, sa gestire il suo materiale tanto nelle agilità quanto
nel sollecitato registro acuto e ha affrontato con intelligenza la sua grande
aria del secondo atto. E una volta in
più il Municipal ha avuto il privilegio di ospitare une dei grandi interpreti
di questo repertorio a livello mondiale, il baritono italiano Pietro Spagnoli,
che dopo il suo debutto in questo teatro una ventina d'anni fa ha cantado ha
poi cantato qui cinque diversi ruoli e, mentre nella Cenerentola del 2004 aveva
incarnato Dandini, oggi è stato il patrigno della protagonista, Don Magnifico;
tanto in quest'opera come nel Barbiere di Siviglia, L'italiana in Algeri e Il
turco in Italia, i personaggi di Spagnoli sono stati garanzia di autentica
qualità rossiniana al Municipal. Questa Cenerentola non ha fatto eccezione, con
un'interpretazione assai ben recitata e cantata, con dignità ed esatta
comicità, senza cadere in eccessi o clichés farseschi. Le sue arie, precise
nell'agilità e con note finali ben tenute, hanno meritato gli applausi
tributati dal pubblico.
Chi, nondimeno,
si è guadagnato l'entusiasmo della sala è stato il baritono spagnolo Joan
Martín-Royo, che già aveva cantato al Municipal in Peter Grimes e Die
Zauberflöte e dopo un decennio è tornato per incarnare con simpatia e vivacità
un divertito Dandini, ottimo nel canto e con una scintilla teatrale
inesauribile. Gli altri
personaggi in locandina sono stati interpretati da eccellenti solisti cileni.
Le due sorellastre, Clorinda e Tisbe, sono state appannaggio dei soprani
Yaritza Véliz e Marcela González, rispettivamente: ottime cantanti, sono state
un lusso in questi ruoli, e si sono prestate senza riserve alle esigenze della
regia, che non solo ha imposto loro un trucco caricaturale, ma anche una
recitazione eccessiva e debordante, rasentante il ridicolo. E anche se siamo
rimasti con il desiderio di ascoltae il sempre notevole Ricardo Seguel, che ha
cancellato per indisposizione, nei panni di Alidoro, in compenso abbiamo potuto
apprezzare la bella prova del basso-baritono Matías Moncada, che ha assunto
l'impegno con gran professionalità ed eccelenti risultati, affrontando con
sicurezza la sua ardua scena del primo atto. Con una eccellente chimica
teatrale con colleghi molto più esperti ha saputo far brillare la sua voce
sonora e robusta, pregevole soprattutto nei centri e nei gravi. Un grande
talento che val la pena di tenere d'occhio, prché potrebbe lanciarsi in una
carriera di portata internazionale.
Wednesday, September 6, 2017
Werther de Massenet en Puerto Rico
Foto: david.villafane@gfrmedia.com
Luis Hernández
Mergal / Especial El Nuevo Día
Aunque el
compositor francés Jules Massenet completó “Werther” en 1887, no fue sino hasta
el 1892 que este drama lírico adaptado de la famosa novela de Goethe recibió su
estreno en lengua francesa en Ginebra. La versión operística de Massenet, que
sepamos, no desató la “fiebre Werther” que incendió a toda Europa tras la
publicación de la novela en 1774, convirtiendo a Goethe en una sensación
literaria de la noche a la mañana y causando no pocos suicidios entre
adolescentes que imitaban al trágico héroe. Y es que para la fecha del estreno
del drama lírico de Massenet ya había pasado mucho tiempo desde los fogosos
años del Sturm und Drang (“tormenta y golpe”) alemán, movimiento proto
romántico de sentimientos extremos y grandes pasiones, del que las cuitas del
joven Werther fue un paradigma emblemático.
Massenet, al contrario, vivió un romanticismo tardío y cansado que había
sufrido el embate realista de la Madame Bovary de Flaubert. Sin embargo, el
secreto del éxito del Werther de Massenet es precisamente el regresarnos a
aquel pretérrito mundo romántico apasionado. Si la Bovary, como ha dicho Vargas
Llosa, representa la alienación del ser humano en la época industrial, Werther
representa el conflicto entre la pasión y el deber moral, conflicto que sólo encuentra
solución en la propia inmolación del héroe. El genio del drama lírico de
Massenet es plasmar con sabiduría musical esa relación conflictiva entre el
personaje principal y su contraparte femenino, Charlotte. A su vez, el reto
para los cantantes y para la orquesta y su director es traer a la vida estos
personajes y representar su atribulada relación con realismo y convicción. El
público puertorriqueño tuvo la fortuna de presenciar el pasado miércoles una
producción de CulturArte de Puerto Rico y su director artístico Guillermo
Martínez del Werther de Massenet, en versión semi escenificada, en la Sala
Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes de Santurce, con la
participación del gran tenor Piotr
Beczala (Werther), la mezzo soprano Kate
Aldrich (Charlotte), el barítono Alexei
Lavrov (Albert), la soprano Larisa
Martínez (Sophie) y el bajo Ricardo
Lugo (Le Bailli). También actuaron Justin
Márquez y Carlos Ortiz como
Johann y Schmidt, respectivamente, y un coro de niños dirigido por Jo Anne
Herrero. La producción contó con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico dirigida
por Maximiano Valdés. El diseño de
escenografía estuvo a cargo del reconocido artista Jaime Suárez. Gilberto
Valenzuela fue el director de escena. La expectativa ante una producción
semi escenificada de una ópera suele ser la de que se va a escuchar una versión
de concierto con alguno que otro movimiento para recordar (por lo general
malamente) el contexto escénico.
En este
caso, muy al contrario, tan solo un diván, un escritorio y dos sillas fueron
suficientes para traer esta ópera a la vida. Claro está, la excelsa actuación y
suprema voz tanto de Beczala como de Aldrich fueron el agente catalizador de
esta sorprendente transformación mágica. Quizá el aspecto más satisfactorio, en
la suma de las arias y duetos de Beczala y Aldrich, residió en la gran sutileza
de sus voces al transmitir impecablemente la ingente gradación de emociones
contenidas en las hermosas melodías de Massenet: la esperanzada alegría de
Werther en “Ya no sé si estoy soñando” y el dueto con Charlotte en el primer
acto, el desencanto y la resignación en “Otro, su esposo” y “Sí, esto que me
ordena” de Werther en el segundo acto, así como su encuentro con Albert, cuya
actitud amistosa pero severa fue bien expresada por Lavrov. En el tercer acto,
la gran actuación de Aldrich en sus arias fue lamentablemente interrumpida por
un público entusiasta pero desconocedor de las costumbres de este tipo de drama
lírico francés, que requiere el flujo continuo entre las arias y las
intervenciones de los demás personajes, razón por la cual el director Valdés se
vio obligado a detener la música en varias ocasiones. En todo caso, la química
entre la pasión y el remordimiento de Charlotte y la ingenuidad de su hermana
Sophie, excelentemente interpretada por la límpida voz de Larisa Martínez, fue
uno de tantos momentos excelsos de esta versión. Finalmente, el desenlace
trágico entre Charlotte y Werther en el cuarto acto, con el suicidio del héroe,
fue un desbordamiento de pasión emotiva y virtuosismo vocal. Vale destacar también la actuación del
maestro Valdés y la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, quienes supieron manejar
exitosamente el frágil equilibrio entre la orquesta colocada en el escenario
junto a los cantantes. La ovación del
público fue merecida por demás.
Fisarmonica nei secoli - Stresa Festival, 2017
Renzo Bellardone
In un paesaggio
fiabesco sulla rocca sopra la città di Angera sul Lago Maggiore si staglia la
fortificazione che ospita musei e raccolte della famiglia Borromeo. L’incanto
del luogo è bastante per una visita.
Fisarmonica nei secoli Teodoro Anzellotti, fisarmonica J.J. FROBERGER – Tombeau sur la mort de Monsieur
Blancheroche (1652)
T. HOSOKAWA, Slow
motion J.P.
RAMEAU, Pièces de
Clavecin J. SCHÖLLHORN – „reprise“ (2017) X.
DAYER – Cantus 6 (2017) N. VASSENA – palinsesto nero (2017) L.
BERIO, Sequenza XIII
(chanson) B. BARTÓK, Sei
Danze popolari rumene Sz 56 Consueto
appuntamento festivaliero alla Rocca Borromea di Angera, dove nella sala della
Giustizia si è potuto ascoltare l’inconsueta proposta di Teodoro Anzelotti alla fisarmonica;
l’accostamento di brani di epoche sostanzialmente diverse ha creato
qualche perplessità venendosi ad interrompere una sorta di filo conduttore a
favore di un concerto quasi sperimentale per un Festival come quello stresiano. L’interpretazione di Anzelotti è
peraltro risultata di tutto livello, dove il virtuosismo e la consolidata
confidenza con lo strumento hanno condotto a trarre delle bellissime armonie e
delle interessanti tristi dissonanze o melanconiche sonorità organistiche. Le
scene musicali sono molte: il surreale, quadri pastorali, danze gioiose e
tristi momenti intimistici. Decisamente interessanti le Pièces de Clavecin di
Rameau e le conclusive Danze Rumene di Bartòk ed apprezzata Slow Motion di
Hosokawa per le dissonanze concettuali e le irruenti voci cavernose che
popolano il brano.L’artista è stato generoso anche nell’offerta di bis. La Musica vince sempre.
Macbeth en Turín
Foto: Ramella&Giannese |
Renzo Bellardone
La puesta en
escena de Emma Dante exaltó el poder
maléfico de Lady Macbeth, así como los conflictos internos del protagonista,
atormentado por los delitos cometidos. La escena es expedita y hecha con pocos
elementos escénicos, pero también es muy rica y bien contextualizada, no solo
por los fáciles movimientos de las masas si no por la acción e interacción
entre los personajes. Los colores sobresalen y el rojo permanece silencioso en
contraste con el fondo negro, así como el color metálico de las coronas que
aparece para invadir la escena. Solo hubo algunas perplejidades como los higos
de la india o un esqueleto de caballo, que seguramente tenían algo de
filológico y de un simbolismo no inmediato. De cualquier manera, la dirección
fue vivaz y vivida con interesantes ideas y referencias, como la de San
Sebastián en la representación de la muerte del rey Ducano. El director musical
del teatro Gianandrea Noseda, estuvo indispuesto para dirigir por lo que designó
a Giorgio Laguzzi, quien demostró
habilidad para saber buscar el mejor ‘sonido’ para comunicar de la manera más
completa, así como gesto claro y buena intensidad con el foso. El coro dirigido
por Claudio Fenoglio en todas sus
partes, tuvo buena presencia y movimientos coreográficas apegados a la idea de
la dirección. Dalibor Jenis,
barítono de voz bruñida y bien modulada tanto en los pasajes de incertidumbre
como en su redescubierto coraje, se jactó de una buena presencia escénica que estuvo
a favor de una cautivamente interpretación.
Lady Macbeth fue personificada por soprano muy probada Anna Pirozzi, quien capturó los mejores acentos de la maldad del personaje y moduló la voz de manera apropiada. Como Banco, Marko Mimica, se mostró decisivamente en su parte y sobresalió con voz profunda y colores muy interesantes, dando la apariencia exacta del personaje. El noble escoces, Macduff, tuvo a Piero Pretti, conocido del público turinés, quien entusiasmó particularmente en sus partes solistas. La narración tuvo a diversos intérpretes, de los cuales cabe resaltar la bravura de Alexandra Zabala en el breve, pero incisivo, papel de la dama de Lady Macbeth. Bien estuvieron, Sabino Gaita como Malcolm, el bajo Giuseppe Capoferri como el sirviente, y Lorenzo Battagion que con tremenda voz, imprimió vigor a la primera aparición, así como el sicario de Marco Spotelli. En conjunto fue un sólido espectáculo desde la dirección, la interpretación y varios elementos como los vestuarios de Vanessa Sannino, las elegantes escenografías de Carmine Maringola y las esplendidas coreografías de Manuela Lo Sicco. Hace años acuñé una frase conclusiva que todavía me parece adecuada hoy. La música gana siempre.
Lady Macbeth fue personificada por soprano muy probada Anna Pirozzi, quien capturó los mejores acentos de la maldad del personaje y moduló la voz de manera apropiada. Como Banco, Marko Mimica, se mostró decisivamente en su parte y sobresalió con voz profunda y colores muy interesantes, dando la apariencia exacta del personaje. El noble escoces, Macduff, tuvo a Piero Pretti, conocido del público turinés, quien entusiasmó particularmente en sus partes solistas. La narración tuvo a diversos intérpretes, de los cuales cabe resaltar la bravura de Alexandra Zabala en el breve, pero incisivo, papel de la dama de Lady Macbeth. Bien estuvieron, Sabino Gaita como Malcolm, el bajo Giuseppe Capoferri como el sirviente, y Lorenzo Battagion que con tremenda voz, imprimió vigor a la primera aparición, así como el sicario de Marco Spotelli. En conjunto fue un sólido espectáculo desde la dirección, la interpretación y varios elementos como los vestuarios de Vanessa Sannino, las elegantes escenografías de Carmine Maringola y las esplendidas coreografías de Manuela Lo Sicco. Hace años acuñé una frase conclusiva que todavía me parece adecuada hoy. La música gana siempre.
Tonhalle-Orchester Zürich - Stresa Festival 2017
Renzo Bellardone
La vita è fatta
anche di musica, in ogni suono che udiamo, in ogni rumore in un cinguettio o
miagolio! Quando poi questi suoni vengono assemblati da grandi maestri, che
dalla vita comune sanno trarre capolavori, allora bisogna considerarsi
fortunati, quando si possono ascoltare e
vivere!
PIANOFORTE e TONHALLE, PIANOFORTE e MULTIMEDIALITA’ Luci del Nord Domenica 27 agosto,
ore 20.00 - Stresa, Palazzo Congressi Francesco Piemontesi, pianoforte Tonhalle-Orchester Zürich
Lionel Bringuier,
direttore J. BRAHMS, Concerto per pianoforte e orchestra n. 1
E. GRIEG, Peer Gynt Suite
n. 1 E. ELGAR, Variazioni
Enigma Festa d’immagini Giovedì 31
agosto, ore 20.00 - Stresa,
Palazzo dei Congressi Alexander
Romanovsky,
pianoforte Francesco
Frongia, Ferdinando
Bruni, regia multimediale R. SCHUMANN,
Arabeske; Carnaval op. 9 M. MUSORGSKIJ, Quadri di un’esposizione* *Progetto
multimediale su commissione Stresa Festival
Un pianoforte
suonato da Francesco Piemontesi ed una
grande orchestra come la Tonhalle-Orchester
Zürich hanno costituito l’importane appuntamento con grande musica e multimedialità, regia
ormai di casa presso lo Stresa Festival. Circa la Tonhalle è consolidata la
meritata fama ed anche sotto la direzione dell’attento Lionel Bringuier offre
belle emozioni. Con gesto ampio e chiaro e partecipato entusiasmo Bringuier ha
buona intesa sia con l’orchestra che con Piemontesi, sensibile interprete di
Brahms ed appassionato con Grieg ed ancor più con Elgar. L’insieme è risultato
molto gradevole: un punto di incontro delle anime musicali
che qui convergono e da qui diffondono luci ed ombre di varia gradazione
di intensità. La seconda
serata di pianoforte, sempre al Palacongressi di Stresa ha visto come
interprete solista Alexander Romanovsky, già ascoltato nell’ edizione
festivaliera del 2011 all’Isola Bella.
Interpretazioni veloci e vigorose, con ampia gamma dinamica, hanno raggiunto la migliore espressività con i
‘Quadri’: il tocco rapido e deciso imprime
forza descrittiva alla partitura sottolineata dalla regia multimediale di
Francesco Frongia e Ferdinando Bruni. Favolistica interpretazione dove
compaiono campanili, gufi, gatto e topo, occhi alati, cappelli, ruote, ortaggi
e paracaduti: una festa per gli occhi ed un catapultarsi nell’immaginario colorato anche musicalmente La Musica vince
sempre.
Amleto e classicita - Stresa Festival 2017,
Renzo Bellardone
‘Amleto’ è probabilmente una delle figure più
conosciute al mondo, anche per chi poco interesse nutre per la lettura, l’arte
teatrale; si tratta di un lavoro talmente interessante che è stato portato in scena innumerevoli volte
sui palcoscenici di tutto il mondo e tradotto in tantissime lingue, oltre ad
incontrare fortuna anche nelle trasposizioni sul grande schermo. Le musiche da
scena oggetto del programma di stasera si riferiscono proprio all’omonimo film
di Kozintsev sulla traduzione addirittura di Boris Pasternak. Impossibile non
subire il fascino dell’attrazione.
AMLETO e CLASSICITA’ Olivia Manescalchi, voce recitante alTREtracce,
teatro d’ombra Stresa Festival Orchestra Daniele Rustioni, direttore Programma
W.A. MOZART, Sinfonia n. 31 “Paris”\ S. PROKOF’EV, Sinfonia
Classica D. SHOSTAKOVICH, Hamlet op. 32a – musiche di scena* *Testo
originale e drammaturgia di Monica Luccisano
La prima parte del programma prevede la sinfonia
n. 31 in re maggiore ‘Paris’ di Mozart che trasuda prima dolcezza e poi vigore
in un crescendo gioioso e fortemente emozionale. Segue poi la Sinfonia Classica di Prokof’ev che espande brillantezza e
temperamento in una elegante e raffinata narrazione fatta di pizzicati e
sonorità squillanti. Ottima la direzione di Daniele Rustioni,
decisamente apprezzato per i ritmi serrati ed i tempi veloci che hanno impresso
sapore e vitalità a pagine di una bellezza infinita; queste ricchezze
interpretative si sono amplificate ancor più in Hamlet op 32, dove Rustioni ha saputo trarre delle bellissime ricercatezze
scevre da inutilità, ricche invece di
profondità e forte comunicazione. La partitura di Shostakovich è tale
meraviglia che nonostante la ricercatezza dei testi di Monica Luccisano
e l’ottima interpretazione di Olivia Manescalchi, induce a pensare che tale bellezza musicale
bastava a se stessa, senza null’altro! Quale oggetto visivo a narrare Hamlet
anche il teatro d’ombra di alTREtracce
in un susseguirsi di immagini in ombra con luci diverse. Il concerto si è
rivelato decisamente importante e decisamente apprezzato da un pubblico che non
ha lesinato i consensi.
Scarlatti por Cañizares –Stresa Festival
Renzo Bellardone
Molta Spagna e molto flamenco in cartellone allo
Stresa Festival 2017, alla ricerca di proposte coinvolgenti ed attrattive.
Nella elegante Sala Tiffany del prestigioso Hotel Regina, grandi nomi del mondo
del flamenco, hanno coinvolto un pubblico eterogeneo, in larga parte turisti!
Scarlatti
por Cañizares –Stresa Festival – Hotel Regina 25 agosto 2017 Cañizares, chitarra Juan Carlos Gómez,
chitarra Charo Espino, baile flamenco e palmas Ángel Muñoz, baile
flamenco, cajón e palmas Presentazione Programma Scarlatti por Cañizares D.
SCARLATTI, Sonata K 208; Lejana (Balada); D. SCARLATTI, Sonata K34; Mar Caribe
(Guajira); D. SCARLATTI, Sonata K9; El Abismo (Bulerías); D. SCARLATTI, Sonata
K 32; Lluvia de Cometas (Rumba); D. SCARLATTI, Sonata K11; Palomas (Vals);
D. SCARLATTI, Sonata K291; Collar de Perlas (Alegrías)
D. SCARLATTI, Sonata K291; Collar de Perlas (Alegrías)
Idea certamente interessante, quella di proporre
il flamenco tra i fils rouge di questa
edizione del festival. Il gruppo è capeggiato dal grande Juan Manuel Cañizares, vincitore del "Premio Nazionale di
Musica" (1982) e "Music Award" (2008); vanta collaborazioni con
Paco de Lucia oltre che con la Berlin Philharmonic Orchestra nel
2011, per il concerto al Teatro
Real di Madrid, dove ha eseguito il celebre
Concierto de Aranjuez con l'orchestra
diretta da Sir Simon Rattle. L’aspetto
interessante del concerto proposto sta nel duplice aspetto della partitura
originale di Domenico Scarlatti (nato a Napoli e morto a Madrid) il quale amava molto la terra ispanica, dove visse a
lungo, oltre che nella contemporanea dell’eclettica trascrizione di Canizares.
La riscrittura ha mantenuto il carattere napoletano ed esaltato il ritmo e le
melodie che caratterizzano il flamenco che nell’interpretazione del grande
chitarrista trovano davvero un terreno fertile di atmosfere ed armonie. In
accompagnamento alla chitarra Juan Carlo
Gomez oltre alle percussioni di Ángel Muñoz che in coppia con
l’elegante Charo Espino, propongono danze ! Ritengo apprezzabile
l’accantonamento del folclore fine a se stesso, privilegiando l’essenza della
musica, del ballo e delle mani che ritmano…. espandendo la forza della vita ed
il ‘sangre caliente’. La Musica vince sempre
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