El Universal. Con el título Jongleries (Malabares), la primera novela del tenor mexicano Rolando Villazón saldrá a la venta en Francia a principios de marzo, anunciaron medios culturales franceses. La primera novela del tenor mexicano, residente en París, que habla francés y posee también la nacionalidad francesa, se puede reservar ya en las principales cadenas y sitios web de venta de libros y discos del país europeo. La fecha exacta de lanzamiento del libro en Francia, que previamente fue editado en español y salió a la venta en México, será el 12 de marzo. En Francia, el libro fue editado por Jacqueline Chambon y las ediciones Actes Sud y ha generado expectación por tratarse del primer relato de "un tenor que toma la pluma", comentó el sitio "livres hebdo". La novela "está escrita con una ligereza erudita que recuerda a Perec. Encanta por su descripción de espectáculos maravillosamente poéticos, pero nos toca también por la narración de sufrimientos físicos", comentó una reseña publicada por la cadena de librerías Furet. "Cuando se sabe que el autor, operado de sus cuerdas vocales, sufrió él también por su arte, no se puede impedir ver en este libro una biografía púdicamente traspuesta al mundo del circo donde lo maravilloso intenta encantar la crueldad del mundo", agregó la crítica. La novela escrita por Rolando Villazón nace de la "bulimia" del tenor, "que necesita estar moviéndose siempre. Es una personalidad exuberante" comentó de su lado la radiodifusora privada RTL, una de las de mayor audiencia del país. En su primer libro "habla de payasos y de celebridad. Todo ello contado con mucha poesía e incluso lirismo" , comentó la locutora Charlotte Latour del programa cultural "Laissez-vous tenter" (Déjese tentar). De acuerdo a RTL, Villazón "disfrutó tanto escribiendo" que ya comenzó a redactar su segunda novela, que será previsiblemente traducida también al francés. La cadena recordó que Villazón se ausentó de la escena internacional hace algunos años para ser operado y que pasó "por un periodo difícil" en cuya rehabilitación aprovecharía para escribir la novela. La noticia de la salida a la venta de la novela del tenor fue dada a conocer en el marco de la promoción en Francia del último disco de Villazón, nacido en la Ciudad de México en 1972, y considerado "una de las tres grandes voces" del momento en el ámbito de la música clásica. Se trata de un álbum de arias de Mozart interpretado por Villazón junto a la orquesta británica London Symphony Orchestra, dirigida por Antonio Pappano, el cual salió a la venta este mes en las tiendas de música de Francia. Villazón, quien en territorio galo es considerado como franco-mexicano, ofrecerá un concierto el próximo 6 de abril en el Teatro de los Campos Eliseos de París.
Opera-Musica Foto: Die Feen - Wagner - Théâtre du Châtelet, Paris - 04/2009(c) Marie-Noëlle Robert.
Thursday, February 27, 2014
Wednesday, February 26, 2014
Falleció el guitarrista de flamenco Paco de Lucía
El guitarrista de flamenco Paco de Lucía falleció esta madrugada a
los 66 años de un infarto mientras se encontraba en una playa de México donde
tenía una casa en la que vivía prácticamente todo el año. Al parecer el maestro
se empezó a encontrar mal mientras estaba jugando con uno de sus nietos. El artista falleció camino del hospital.
Nacido en Algeciras (Cádiz) el 21 de diciembre de 1947, De Lucía es considerado
como uno de los grandes maestros de la guitarra flamenca española.
Aunque la práctica totalidad de su
obra se desarrolla en el flamenco, grabó algunos trabajos en otros estilos,
como la fusión de flamenco con el jazz y otras músicas internacionales. Desde
1967, año en el que sacó su primer disco en solitario, 'La fabulosa guitarra de Paco de Lucía' se convirtió en el
artista flamenco más innovador e influyente de su generación. Sin duda, se
consagró como uno de los mejores guitarristas del mundo, llevando su música
fuera de España.
Su vocación le venía de familia: su
madre, Lucía Goméz (La Portuguesa) y su padre, Antonio Sánchez, que fue el
primero en darle clases de guitarra. Sus hermanos también eran artistas
flamencos: Pepe de Lucía, cantaor profesional ya de niño -padre de la cantante
Malú-, y el fallecido Ramón de Algeciras, guitarrista también profesional.
Así, empezó a tocar la guitarra a los
siete años y con tan sólo catorce grabó su primer disco, junto a su hermano
Pepe, en el dúo 'Los chiquitos de
Algeciras'. Durante muchos años, ambos hermanos le acompañaron en
grabaciones y giras. Su consagración le llegó en los
setenta, con memorables actuaciones en el Palau de Barcelona 1970 y Teatro Real
y Teatro Monumental de Madrid 1975, y su primera grabación en vivo "Paco
en vivo desde el Teatro Real", primer LP de Oro.
Fue en Madrid donde surgió la mítica
pareja El Camarón-De Lucía, tan
virtuosa y purista como renovadora del flamenco y que se tradujo en más
de diez discos de estudio, como 'El Duende Flamenco' (1972) y 'Fuente y Caudal'
(1973).Siempre fiel a sus raíces, Paco de
Lucía ha colaborado con muchos artistas, desde maestros españoles a estrellas
americanas del Jazz y del Pop, como Ricardo
Modrego, Larry Coryell, Al Di Meola, John McLaughlin o Bryan
Adams. Pero fue junto a Camarón
de la Isla -con quien grabó más de diez discos-, con el que formaría una
de las parejas artísticas más importantes del siglo XX.
Monday, February 24, 2014
Canadian Opera Company Winter Season – A Tale of Two Visions (Mozart’s Così fan tutte and Verdi’s A Masked Ball)
Photos: Michael Cooper
Paula Citron
This is the age of the auteur opera director. With the endlessly
repeating standard repertoire
a fact of opera life, companies are now searching for productions that give a
fresh take on the classics. New opera, of course, is always going to be fresh. Thus, directors and their visions are what drive opera
productions these days. The COC’s winter season provides a textbook case of
what works and what doesn’t.
Canadian director Atom Egoyan has done a superb job in finding a
fascinating entree into Mozart’s Così
fan tutte. Since the heart of the opera is an experiment – Can
women be faithful to their lovers? – why not set the opera in an actual modern
day science lab with Don Alfonso as the teacher. The chorus is on stage for
most of the opera as the Don’s eager beaver students, following the main action
carrying their clipboards for note-taking. Debra Hanson’s school uniforms are delightful.
In keeping with the educational motif, fencing outfits are substituted for
soldiers' uniforms. The metaphor that anchors Egoyan’s vision is the butterfly which
clearly represents freedom. The science lab, however, is festooned with giant
pins to pierce the butterflies and render them into specimens. Hanson’s
fabulous set includes gorgeous hanging butterflies to keep the concept in front
of our eyes. The question before us is: just how much freedom is allotted to
lovers, or should they be pinned by their obligations?
Egoyan also makes prominent use of the famous painting by Frida
Kahlo – Two Fridas – that shows both the heartbreak and the warm glow of love.
Egoyan and Hanson have also added whimsy. When the fiancés are sailing away,
students provide a slow parade of ships balanced on their heads – a sop to
18th century fashion. There is also a podium whenever a character has a
great pronouncement to make. The chorus of students also helps out in the direction of the
solo singers. They hold them down, they hold them up, they help them dress,
they manage props – all in an effort to make the experiment work – all, as it
were, in the cause of science. The entire opera is filled with delicious visual
details that support the science experiment.
In the final analysis, this is a production that works, because
everything hangs together. Opera companies around the world should be lining up
to showcase this very clever and beautifully conceived Così fan tutte. Every time I attend a Johannes Debus performance, my admiration
grows. The conductor finds nuances in every crook and cranny of the score. His
tempi are always perfect, even though his slow times present challenges of
breath control to the singers. His judicious pauses are downright risky, but
also exciting. In short, he gives the listener complete satisfaction. As for
his players, the obbligato work was superb. The use of the pianoforte for the
recitatives added to the richness of the sound. The performance i attended featured the COC Ensemble singers
which provided an embarrassment of riches, giving us eight lovers instead of
four.
The first act Fiordiligi, soprano Aviva Fortunata, has a big,
soaring voice of infinite spinto coloratura possibilities. Is there a Lucia, or
even a Brunhilde in her far future? She absolutely nailed her big aria Come
Scoglio. In contrast, the second act’s Sasha Djihanian is much more of a
true lyric soprano who can pull her nuanced voice back into sotto voce with
ease. Her coloratura is not the most facile, but the musky quality of her voice
emits an exotic sound. Mezzo-soprano Charlotte Burrage, the Act 1 Dorabella, is blessed
with a seductive lyric voice of great clarity of tone, overlying hearty
expression. Act 2’s Danielle MacMillan has a bright sound and beautiful legato
phrasing with spinto qualities that speak to heavier roles in the future. It is
a surprisingly big voice at this early stage of a career.
The Ferrandos were two quite different tenors. Act 1’s Andrew
Haji has an expressive voice as smooth as silk, replete with Italianate sob. It
is a beautiful light sound blessed with an even legato flow. Act 2’s Owen
McCausland displayed some breathiness in his high notes, but he took great
risks in pulling his voice back. It is a strong lyric sound that commands the
ear and speaks of a deeper and darker future. The Guglielmo of baritone Cameron McPhail (Act 1) sported a
romantic sound that kept growing stronger throughout the act. It is, at the
moment, a light lyric baritone, pleasing in tone. Baritone Clarence Frazer (Act
2) is definitely on his way to the Verdi/Puccini repertoire. He has a powerful,
robust voice with a gruffness of expression so identified with that fach. He
does, however, have to make sure that what is gruff does not turn woofy and
obscure pitch.
The Don Alfonso (bass-baritone Gordon Bintner) and Despina
(soprano Claire de Sévigné) were a constant in both acts. Bintner is, of
course, too young for the role, but he has a complete mastery and ease of
stagecraft. His, like many low voices early in their career, is a sound in
progress. It is even, pleasant, and expressive, but in want of the
well-developed heartiness to come. His career should be stellar. Sévigné is a
coloratura soprano with bite. Her voice may have the quick mercury of her fach,
but nonetheless, it produces a sound that is much more than feather light, and
therefore, more interesting.
Which takes us to A
Masked Ball. Mercifully the music elementsare strong because
the production is the quintessence of Eurotrash. In the case of opera,
Eurotrash encapsulates theatrical visions that add nothing to the music because
they are lost in the creators’ own distorted assessment of their own
intellectual acumen. Eurotrash holds the audience captive as the creators
subjugate the hapless patrons with a confused parade of metaphor and symbolism.
The good thing about Eurotash is that sooner or later it will end. (It’s not
just Europe that produces artistic crimes. In Canada, I call these infuriating
productions Canajunk.)
This particular production was created for Staatsoper Unter den
Linden Berlin by the talentless team of co-directors Jossi Wieler and Sergio
Morabito. Their collaborators who executed their vision are set designer
Barbara Ehnes and costume designer Anja Rabes. All parities should be put in
chains and made to attend Così fan tutte (see above). There are two versions of A Masked Ball, one that depicts the
assassination of the Swedish King Gustav 111 at a masked ball in 1792, and one
set in pre-revolution Boston in 1690 where governor Riccardo replaces the king.
The shift to the New World was to placate the censors who deemed the king’s
murder was too close in time to 1857 when Verdi wrote the opera. Wieler and
Morabito have elected to do the Boston version, updating America to around
1960. The single set is the ballroom of the Arvedson Palace Hotel.
(The directors are being cutesy here because Arvedson is the name of the
fortuneteller in the Swedish version.) The glaring pink and white tables and
chairs look like an ice cream parlour. There are also theatre seats that don’t
face the ballroom stage, a bar in the far corner, and a balcony walkway above.
What this hotel ballroom has to do with the story is anybody’s guess. In their
program notes, the co-directors justify their vision with key words like civil
rights, youth culture, the fragility of identity and so on. None of these
ideas, however, translate to the stage.
Here is just a short litany of the horrors that Wieler and
Morabito have inflicted upon us, all of which denudes the power of Verdi’s
magnificent music. Riccardo and the men of the chorus disguise themselves for the
trip to the fortuneteller by rolling up their pant legs, taking off their
jackets, and loosening their ties. They just look plain dumb. The fortuneteller
Ulrica is inexplicably blind. While the orchestra plays the menacing music that
accompanies Amelia gathering the special herb beneath the gallows that will
make her stop loving Riccardo, the lights of the chandeliers are blazing.
Where’s the scary midnight darkness? As for the two hanging bodies in a
ballroom…And let us not forget that vegetation, aka gallows hill, is depicted
as trees and branches under glass as the ballroom pillars light up from the
inside.
Renato, the close friend who kills Riccardo, conducts his
important scenes in his pajamas and bathrobe. In fact, at one point, the entire
male chorus is in pajamas. The page Oscar has been turned into a brat who shows
up at the masked ball in the dead swan dress Icelandic
singer Björk wore to the Academy Awards in 2001. Incidentally, there
are hardly any masks at the masked ball. All in all, the costumes are a
disaster, particularly Amelia’s various pantsuits which make her look dowdy and
years older than she is supposed to be. Wieler and Morabito do have a couple of good ideas. They have
given Riccardo a silent Jackie Kennedy clone first lady, and Amelia’s and
Renato’s son is manifested by a real little boy. These silent characters are
quite effective, weaving in and out of the action, particularly when Renato
hands over his son to the conspirators, Tom and Samuel, as surety for his
commitment to the murder plot.
The cast, thankfully, is very strong. Canadian soprano Adrianne Pieczonka’s ’s voice might be a little harsh on the high end, but she packs a
vocal wallop of passion. Her delivery is downright exciting. American tenor
Dimitri Pittas as Riccardo has an ease of high notes. He is very believable as
the dandy governor with a carefree manner. More importantly, he does negotiate
that big sing that is at the heart of Verdi. Renato is performed by talented
British baritone Roland Wood. He can certainly play with his expression, and
pump up the volume of his commanding voice when needed. Ulrica requires a big, throaty
sound and Russian mezzo-soprano Elena Manistina was born to play the all
important hearty mezzo characters so beloved of Verdi. Her big juicy voice is
thrilling. Oscar was originally a trouser role for a coloratura soprano.
Canadian singer Simone Osborne is totally suited to the role with her sweet
sound and feathery delivery. Italian bass Giovanni Battista Parodi as
Tom, and American bass Evan Boyer as Samuel prove to be very effective
conspirators. Both are good, clear-throated singers who understand that
restraint is a stronger position than melodramatic villainy. Canadian baritone
Gregory Dahl shows off his robust sound in the small role of Silvano. Conductor Stephen Lord has proven once again that he is a great
dramatist, pulling out all the tension in Verdi’s music. His mastery of musical
accents is superb. I’m ending with some advice. Should this execrable Masked Ball where
nothing makes sense, ever come our way again, just shut your eyes and listen to
the music.
Mozart’s Così fan tutte, Canadian Opera Company, (Ensemble
Studio Performance, directed by Atom Egoyan, conducted by Johannes Debus), Four
Seasons Centre, Feb. 7, 2014. Verdi’s A Masked Ball, Canadian Opera Company, (directed by
Jossi Wieler and Sergio Morabito, conducted by Stephen Lord), Four Seasons
Centre, Feb. 2 to 22, 2014.
Saturday, February 15, 2014
Metropolitan Opera 2014-2015 season
The Metropolitan Opera's 2014-15 season, announced today by general manager Peter Gelb and music director James Levine, will open on September 22, 2014, with a new production of Le Nozze di Figaro directed by Richard Eyre and conducted by Levine, and will go on to feature a new stagings of The Merry Widow and Cavalleria Rusticana and Pagliacci, along with the company premieres of John Adams' The Death of Klinghoffer, Tchaikovsky's Iolanta — which will take the stage in a new, double bill production with Bartók's Bluebeard's Castle — and Rossini's La Donna del Lago.
Comprised of twenty-six operas in total, the season will feature James Levine pacing the new Figaro in addition to revivals of Les Contes d'Hoffmann, The Rake's Progress, Ernani, Un Ballo in Maschera and Die Meistersinger von Nürnberg.
Eyre's new Figaro staging, which will update the opera's setting to Seville in the 1920s, will premiere with Ildar Abdrazakov in the title role; Marlis Petersen as Susanna; Peter Mattei as the Count; Marina Poplavskaya, making her role debut as the Countess; and Isabel Leonard as Cherubino. After opening the season, the opera will return for a second run in December 2014, with a cast that will include Erwin Schrott as Figaro; Danielle de Niese as Susanna; Mariusz Kwiecien as the Count; Amanda Majeski as the Countess and Serena Malfi as Cherubino. Edo de Waart leads the December performances.
The Met premiere of John Adams' 1991 opera, The Death of Klinghoffer, will take the stage in a production by Tom Morris, and will be conducted by David Robertson, music director of the Saint Louis Symphony Orchestra. Baritone Paulo Szot will portray the Captain of the Achille Lauro; Alan Opie will sing the opera's title character; Michaela Martens will play Klinghoffer's wife, Marilyn; Sean Pannikar sings Molqi; Aubrey Allicock will make his company debut as Mamoud; and Ryan Speedo Green will appear in the role of "Rambo."
Broadway director and choreographer Susan Stroman makes her Met debut staging the company's new, English-language production of Franz Lehár's The Merry Widow, which will take the stage on New Year's Eve. The operetta will be performed in an English translation by Jeremy Sams, who directed and penned the lyrics to this season's new, English-language production of Die Fledermaus at the Met. Renée Fleming will sing the role of Hannah — the twenty-second role in her Met repertory — when the production opens on New Year's Eve. Lyric Opera of Chicago music director Andrew Davis will conduct performances that will feature Nathan Gunn as Danilo; Alek Shrader as Camille de Rosillon; Thomas Allen as Baron Zeta; and Kelli O'Hara, who will make her Met debut in the role of Valencienne. The Merry Widow will return to the Met's stage in April 2015 for performances that will feature Susan Graham in the title role, alongside Rod Gilfry as Danilo; Stephen Costello as Camille; Alan Opie as Baron Zeta; and Danielle de Niese as Valencienne. Met principal conductor Fabio Luisi conducts the spring performances.
In January, the Met premiere of Tchaikovsky's Iolanta will play as the first half of double bill of one-act works with Bartók's Duke Bluebeard's Castle. The operas will be presented in new productions by Mariusz Treliński, artistic director of Warsaw's Polish National Opera, and will be conducted by Valery Gergiev. Anna Netrebko takes on the title role in Iolanta, in what will be the soprano's second Tchaikovsky heroine at the Met. Piotr Beczala and Alexey Markov sing the roles of Tristan Vaudémont and Robert, respectively, while baritone Elchin Azizov will make his Met debut as Ibn-Hakia; Alexei Tanovitski sings King René. In Bluebeard's Castle, soprano Nadja Michael sings the role of Judith, while Mikhail Petrenko will take on the title role.
The Met premiere of Rossini's Donna del Lago will take the company's stage in Paul Curran's production, which first premiered at Santa Fe Opera in 2013. Under the baton of Michele Mariotti, mezzo Joyce DiDonato will sing the role of Elena, alongside Juan Diego Flórez, who, as Giacomo, will take on his fifth Rossini hero at the Met. Daniela Barcellona will sing the role of Malcolm; John Osborn sings Rodrigo; and Oren Gradus is Douglas.
Director David McVicar will mount the company's new double bill of Cavalleria Rusticana and Pagliacci, which will feature Fabio Luisi on the podium when it premieres in April. Marcelo Álvarez will make his company role debuts as both Turiddu in Cavalleria and Canio in Pagliacci, while Eva-Maria Westbroek will take on the role of Santuzza and Željko Lučić will sing Alfio; Patricia Racette sings Nedda in Cavalleria, George Gagnidze sings Tonio, and Lucas Meachem will sing the role of Silvio.
In November, James Conlon conducts the company's revival of Graham Vick's production of Shostakovich's Lady Macbeth of Mtsensk, featuring Eva-Maria Westbroek and Brandon Jovanovich as Katerina Ismailova and Sergei. December will feature Levine pacing Otto Schenk's production of Die Meistersinger von Nürnberg, with Johan Reuter as Hans Sachs, Paul Appleby as David, Johan Botha as Walther and Annette Dasch as Eva. Appleby will also take on the title role in the company's revival of Jonathan Miller's production of The Rake's Progress, which Levine will also conduct. The May performances of Stravinsky's opera will also feature Layla Claire as Anne Trulove, Stephanie Blythe as Baba the Turk and Gerald Finley as Nick Shadow.
In March, Levine will pace performances of Verdi's early Ernani, featuring Angela Meade as Elvira, Francesco Meli in the title role and Plácido Domingo in his first Met performances of the baritone role of Don Carlo. Levine will also be on the podium for April performances of the company's revival of Un Ballo in Maschera, with Sondra Radvanovsky, Dolora Zajick and Dmitri Hvorostovsky reprising the respective roles of Amelia, Ulrica and Anckarström roles in David Alden's production, which premiered during the 2012-13 season; Piotr Beczala will sing the role of Gustavo while Heidi Stober will sing Oscar.
Anna Netrebko will present her first North American performances as Lady Macbeth in a revival of Verdi's opera conducted by Fabio Luisi; Željko Lučić sings the title role, while Joseph Calleja sings Macduff and René Pape will sing Banquo. Diana Damrau will make her company role debut as Manon in March performances of Massenet's opera, which will take the stage in Laurent Pelly's production conducted by Emmanuel Villaume; Vittorio Grigolo will sing the Chevalier des Grieux, Russell Braun is Lescaut and Nicolas Testé is the Comte des Grieux.
In addition, the Met will present revival performances of Aida; Il Barbiere di Siviglia; La Bohème; Carmen; Les Contes d'Hoffmann; Don Carlo; Don Giovanni; Hansel and Gretel; Lucia di Lammermoor; La Traviata; and Die Zauberflöte.
Bass René Pape — who sings both Banquo and Sarastro at the Met during the 2014-15 season — will take the Met stage for a solo recital on Sunday, September 28. Joined by pianist Camillo Radicke, Pape will present works by Dvořák, Beethoven, Ravel, and Mussorgsky.
Likewise, Levine will conduct the MET Orchestra in three Sunday afternoon concerts at Carnegie Hall. An October 12 concert will feature a program of Mahler's Symphony No. 9 and pianist Maurizio Pollini performing Mozart's Piano Concerto No. 21 in C. A February 8 concert will include Beethoven's Symphony No. 2 in D; Elīna Garanča singing Berg's Seven Early Songs; Elliott Carter's Three Illusions; and Schumann's Symphony No. 2 in C, Op. 61. On May 17, Levine and the orchestra will present performances of Brahms's Piano Concerto No. 1 in D Minor, featuring Yefim Bronfman, and Berlioz's Symphonie Fantastique.
The 2014-15 season of The Met: Live in HD will include ten simulcasts of Saturday matinee performances to movie theaters around the world. The HD season begins on October 11 with the Met's simulcast of Adrian Noble's production of Macbeth, and will continue with Le Nozze di Figaro (October 18), Carmen (November 1), The Death of Klinghoffer (November 15), Die Meistersinger von Nürnberg (December 13), The Merry Widow (January 17), Les Contes d'Hoffmann (January 31), Iolanta and Duke Bluebeard's Castle (February 14), La Donna del Lago (March 14), and Cavalleria Rusticana and Pagliacci (April 25).
Firenze, Maggio Musicale 2014. Puccini, Madama Butterfly.
Foto: Maggio Musicale Fiorentino
Massimo Crispi
La vicenda della farfalla collezionata e
trafitta dallo yankee vagabondo che usa e getta tutto ciò che trova intorno a
sé ha fatto centro anche stavolta. L’allestimento del Maggio Musicale Fiorentino,
preso in prestito dal Teatro Comunale di Bologna, curato dal regista Fabio
Ceresa, con scene di Giada Tiana Claudia Abiendi e funzionali e discreti costumi
di Massimo Carlotto, e, soprattutto, le sapienti luci di Pamela Cantatore, ha
fatto rivivere il dramma solipsistico di questa moglie-bambina orientale inizio
secolo, così ben esposto da Illica e Giacosa e reso immortale dalla musica di
Puccini. Le scene erano davvero essenziali ed efficaci:
la casa a soffietto di Cio-Cio-San delimitata da bambù laccati, rossi come il
sangue, che nel secondo atto diventavano una barriera contro l’ostile mondo esterno,
dopo il ripudio familiare; il giardino semplicemente immaginato; un sistema di
pedane su acqua anch’essa immaginaria; elementi scenici che si assottigliano
sempre più fino a svanire completamente nell’ultimo atto, lasciando tutti i
personaggi nel vuoto più assoluto, colle loro solitudini e i loro drammi
personali. Momenti magici sia visivamente che
musicalmente. Efficace, durante il coro a bocca chiusa, il sogno di
Cio-Cio-San, che anela un impossibile ritorno del marito al letto coniugale, in
un atteggiamento affettuoso che non si sarebbe mai più verificato ma che lei,
ormai diciottenne vissuta per tre anni nel mito solitario della moglie
americana, ormai totalmente estranea in casa propria, coccola nella sua mente
infantile e avulsa dalla realtà. Bella idea registica. Bravissima Fiorenza Cedolins nel ruolo
principale, con drammaticità vocale e gestuale ormai consolidate e sicure, con passaggi
commoventi nella sua aria e in “Tu, piccolo Iddio”, con una maternità sofferta
e conscia a poco a poco del tragico epilogo scritto nel suo karma. Peccato ogni
tanto per qualche caduta d’intonazione, ma abbiamo apprezzato filati assai
belli e incantati. Buon partner vocale è risultato Stefano Secco,
F.B. Pinkerton, dalla chiarissima dizione e dai bei suoni, riportandoci quasi a
vocalità alla Di Stefano a cui non eravamo più abituati. L’umanissimo e
toccante console Sharpless di Vincenzo Taormina è stata una gradevole sorpresa,
con un sapiente uso delle mezze voci e una recitazione assai chiara. L’affetto
quasi paterno del console davanti alla totale cecità di Cio-Cio-San, pur
dettata dall’amore incondizionato, il disprezzo per la superficialità di
Pinkerton, le estreme decisioni che non spettavano a lui, ma sui cui Sharpless
stesso avrebbe forse volentieri influito, erano così ben espressi come quasi
mai si riesce ad apprezzare. Buona la Suzuki di Enkelejda Shkosa così come il
resto del cast. Il
coro del Maggio, ça va sans dire, sempre ottimo, curato da Lorenzo Fratini, ha
espresso tutta l’incanto del coro a bocca chiusa, pagina che è diventata il
leitmotiv sia dell’opera sia un tema sviluppato anche nella canzone commerciale
italiana del XX secolo: Tornerai (1936) di Olivieri-Rastelli. Per dire quanto
la musica di Puccini abbia influenzato composizioni future. Ottima la
concertazione di Juraj Valciuha, che ha diretto un’orchestra in piena forma e
un palcoscenico che lo ha seguito senza indugi.
Madama Butterfly de Giacomo Puccini - Firenze, Maggio Musicale 2014
Foto: Maggio Musicale Fiorentino
La historia
de la mariposa coleccionada y agujereada por el yankee vagabundo, que utiliza y
tira a la basura todo lo que encuentra, ganó esa vez también. La puesta en
escena del Maggio Musicale Fiorentino, viniendo del Teatro Comunale de Bologna,
cuidado por el regista Fabio Ceresa, con escenas de Giada Tiana Claudia Abiendi
y funcional y discreto vestuario de Massimo Carlotto, y, sobre todo, la apropiada
iluminación de Pamela Cantatore, nos hizo vivir otra ves el drama solipsista de
esa mujer-niña oriental del inicio del siglo XX, tan bien contado por Illica y
Giacosa y hecho inmortal por la música de Puccini. Las
escenas eran de verdad muy esenciales y eficaces: la casa “a soffietto” de Cio-Cio-San
limitada por bambús lacados rojos sangre, que en el segundo acto se volvían en
barrera cerrada contra el mundo exterior, ahora ya hostil después del repudio
familiar de la mujer; el jardín simplemente imaginado; un sistema de pasajes
sobre agua, esa también imaginaria; elementos escénicos que disminuyen poco a
poco desapareciendo totalmente en el ultimo acto, dejando todos los personajes
en la nada, con sus propias amargas y personales soledades. Momentos mágicos
visivamente y musicalmente. Eficaz, durante el coro “a bocca chiusa”, el sueño
de Cio-Cio-San, anhelando una imposible vuelta de su marido a la cama conyugal,
en una actitud con cariños que nunca mas podía ocurrir otra vez pues que ella, mujer
con diez y ocho años, ahora ya totalmente extraña en su propia casa, viviendo
en el mito de la mujer americana, imagina en su pequeña cabeza infantil y
lejana de la realidad. Buena idea dramática. Magnifica
estuvo Fiorenza Cedolins en el papel principal, desplegando dramaticidad vocal e
gestual ya seguras y solidas, con conmovedores pasajes en su aria y en “Tu,
piccolo Iddio”, mostrando una maternidad sufrida pues consciente que un trágico
epilogo ya estaba escrito en su karma. Lastima por unas pocas faltas de
afinación, de vez en cuando, pero apreciamos mucho sus “filatos” encantadores. Buen
partner vocal resultó Stefano Secco, F.B. Pinkerton, con clarísima dicción y
agradables sonidos, casi resucitando memorias a la manera de Di Stefano que ya
no estamos mas acostumbrados. Fue una grata sorpresa el humano y tocante cónsul
Sharpless de Vincenzo Taormina, que utilizó con sabiduría sus mezzavoces y una recitación
muy clara. El cariño casi paternal del cónsul delante la total ceguera de Cio-Cio-San,
aun causada por su amor sin condiciones, el desprecio por la superficialidad de
Pinkerton, las extremas decisiones de las que él no era responsable pues que él
mismo hubiera voluntariamente influenciado, eran tan bien exprimidos esa vez como casi
nunca es difícil apreciar. Buena la Suzuki de Enkelejda Shkosa así como el
resto del reparto. El coro
del Maggio, ça va sans dire, siempre optimo, cuidado por Lorenzo Fratini, expresó
todo el encanto del “coro a bocca chiusa”, pagina que se ha vuelto el leitmotiv
sea de la opera sea un tema utilizado también en la canción comercial italiana
del siglo XX: Tornerai (1936) de Olivieri-Rastelli. Para decir cuanta
influencia tuvo la música de Puccini en las composiciones sucesivas de otros
autores. Muy buena y elegante fue la concertación de Juraj Valciuha, dirigiendo
una orquesta del Maggio en buena forma y un escenario que lo segundó sin
vacilaciones.
Falstaff incontra la California - Costa Mesa, California
Foto: Robert Millard / LA Opera
Per il secondo anno consecutivo l’Opera di Los Angeles ha lasciato la sua sede abituale, il Teatro Dorothy Chandler Pavilion ubicato nella su Grand Street, per presentarsi nella sala da concerto Renée and Henry Segestrom Concert Hall di Costa Mesa (70 chilometri a sud) come parte del progetto “LA Opera, Off Grand”, una iniziativa lodevole che vuole portare l’opera davanti ad un pubblico sempre maggiore dell’area metropolitana.Il titolo rappresentato in forma di concerto è stato Falstaff, la commedia lirica di Giuseppe Verdi, che è stata scelta in omaggio del compositore. In questa serata ha colpito principalmente l’orchestra dell’Opera di Los Angeles, che si è mostrata sicura sotto l’attenta ed entusiasta mano di James Conlon, che ha offerto una lettura carica di musicalità e buona dinamica, e che è stato attento ad ogni entrata e all’acconpagnamento dei cantante. Buon resa nei suoi interventi anche per il coro diretto da Grant Gershon. Pur non avendo nessuna scenografia, costumi e trucco, c'era un'azione costante sulla scena, esagerata a volte, e una gestualità da parte degli artisti che hanno cercato di trasmettere l'umorismo contenuta nella storia. Dal punto di vista vocale si è ascoltato un cast non omogeneo nel suo disimpegno, dal quale emergeva il baritono Roberto Frontali che si è mostrato compenetrato nel ruolo di Falstaff, rappresentato come un uomo, burlone, ironico e malizioso, esibendo una voce calda e robusta. Il soprano Carmen Giannattasio ha reso il ruolo di Alice offrendo una vocalità rotonda e sicura. Il soprano Ekaterina Sadovnikova ha impresso un timbro chiaro e cristallino in accordo con il carattere gioviale di Nannetta, e Juan Francisco Gatell, di timbrica gradevole di tenore leggero, ha mostrato un emissione ridotta e poco carisma in scena. Il barítono Marco Caria è stato un discreto Ford di canto poco raffinato. E il mezzosoprano Ronita Nicole Miller era una divertita Mrs. Quickly di timbro scuro e ampio. Il mezzosoprano Erica Brookhyser è stata una Meg poco partecipativa e distante dal suo ruolo. Il resto dei personaggi si è espresso esagerando un po’ la propria parte, sorvolando riguardo al loro canto. RJ
Per il secondo anno consecutivo l’Opera di Los Angeles ha lasciato la sua sede abituale, il Teatro Dorothy Chandler Pavilion ubicato nella su Grand Street, per presentarsi nella sala da concerto Renée and Henry Segestrom Concert Hall di Costa Mesa (70 chilometri a sud) come parte del progetto “LA Opera, Off Grand”, una iniziativa lodevole che vuole portare l’opera davanti ad un pubblico sempre maggiore dell’area metropolitana.Il titolo rappresentato in forma di concerto è stato Falstaff, la commedia lirica di Giuseppe Verdi, che è stata scelta in omaggio del compositore. In questa serata ha colpito principalmente l’orchestra dell’Opera di Los Angeles, che si è mostrata sicura sotto l’attenta ed entusiasta mano di James Conlon, che ha offerto una lettura carica di musicalità e buona dinamica, e che è stato attento ad ogni entrata e all’acconpagnamento dei cantante. Buon resa nei suoi interventi anche per il coro diretto da Grant Gershon. Pur non avendo nessuna scenografia, costumi e trucco, c'era un'azione costante sulla scena, esagerata a volte, e una gestualità da parte degli artisti che hanno cercato di trasmettere l'umorismo contenuta nella storia. Dal punto di vista vocale si è ascoltato un cast non omogeneo nel suo disimpegno, dal quale emergeva il baritono Roberto Frontali che si è mostrato compenetrato nel ruolo di Falstaff, rappresentato come un uomo, burlone, ironico e malizioso, esibendo una voce calda e robusta. Il soprano Carmen Giannattasio ha reso il ruolo di Alice offrendo una vocalità rotonda e sicura. Il soprano Ekaterina Sadovnikova ha impresso un timbro chiaro e cristallino in accordo con il carattere gioviale di Nannetta, e Juan Francisco Gatell, di timbrica gradevole di tenore leggero, ha mostrato un emissione ridotta e poco carisma in scena. Il barítono Marco Caria è stato un discreto Ford di canto poco raffinato. E il mezzosoprano Ronita Nicole Miller era una divertita Mrs. Quickly di timbro scuro e ampio. Il mezzosoprano Erica Brookhyser è stata una Meg poco partecipativa e distante dal suo ruolo. Il resto dei personaggi si è espresso esagerando un po’ la propria parte, sorvolando riguardo al loro canto. RJ
Thursday, February 13, 2014
Voci emergenti per Rigoletto - Houston Grand Opera
foto Lynn Lane
Carlos Rosas T.
HOUSTON 24 gennaio 2014 –Rigoletto è uno dei titoli rappresentati con maggior frequenza dei teatri statunitensi, e nel tornare ad assistere a una produzione di quest’opera c’è sempre il timore possa trattarsi di una serata di routine. Tuttavia, ciò che balza subito all’occhio in questa riproposta realizzata dalla Houston Grand Opera è la scoperta di nuovi talenti americani in ascesa di cui si sente parlare sempre più spesso, come nel caso del basso baritono Ryan McKinny, che ha debuttato nel ruolo principale dimostrando sicurezza scenica, ammirevoli qualità vocali nel calore timbrico e nella partecipazione espressiva nelle sue arie. Ha caratterizzato un personaggio deforme, anche nel volto, ma pure umano e credibile, mai eccessivo. Al suo debutto in questo teatro, Stephen Costello, come Duca di Mantova,e con una carriera già consolidata a soli trent’anni, si è imposto per la bontà dell’emissione, del timbro e della proiezione, oltre che disinvoltura sulla scena. Il ruolo di Gilda è stato reso in maniera adeguata dal soprano ucraino Uliana Alexyuk: fragile e vulnerabile nella sua caratterizzazione, dopo un inizio un po’ freddo è cresciuta in intensità fino alla sua aria “Caro nome”, in cui ha mostrato coloratura, flessibilità e luminosità vocale. Il basso russo Dmitry Belosselskiy ha dato vita a un violento Sparafucile, con voce potente e scura, e Carolyn Sproule ha destato una buona impressione con un’attraente Maddalena. Gli altri interpreti si sono disimpegnati tutti correttamente, e il coro diretto da Richard Bado si è fatto apprezzare nei suoi interventi. Patrick Summers, nuovamente sul podio, ha impresso tempi corretti e ha diretto con autorevolezza e buon rapporto con le voci. La regia di Harry Silverstein e l’allestimento di Michael Yeargan, importati dalla Dallas Opera, sono severi e cupi, in una visione lugubre che si segnala solo per il fatto di essere funzionale. I costumi d’epoca erano, invece, colorati ed eleganti.
The Passenger: la memoria dei carnefici - Houston Grand Opera
foto Lynn Lane
Karina GonzálezHOUSTON, 18 gennaio 2014 – La Houston Grand Opera ha offerto un’autentica rarità con la prima americana dell’opera The Passenger del compositore polacco Mieczysaw Weinberg, che avrebbe dovuto debuttare al Bolshoi 1968, ma fu eseguita in concerto solo nel 2006 a Mosca e messa in scena finalmente solo nel 2010, a Bregenz con la regia di David Pountney e le scene di John Engels, gli stessi responsabili dell’allestimento di questa produzione. Il libretto è basato sul testo del 1959 The Passenger from cabin 45, una drammatica vicenda basata sulle memorie dell’Olocausto di Zofia Posmysz, sopravvissuta ad Auschwitz. La vicenda si svolge a bordo di una nave sulla quale Liese, che viaggia in compagnia del marito Walter, un diplomatico tedesco, si sente perseguitata e assalita dai ricordi che le suscita l’incontro con una donna simile a Marta, che aveva torturato quando era membro delle SS ad Auschwitz. Così la scena si struttura fra due livelli: il superiore è la coperta della lussuosa nave, l’inferiore è un campo di concentramento nel quale Pountney si focalizza per far risaltare il dramma, la crudeltà, la disperazione e il coraggio dei personaggi in un’opera molto ben realizzata nella parte scenica. I costumi apparivano realistici e adeguati all’epoca in cui si svolge la vicenda, così come di grande effetto quelli degli internati nel lager. L’opera è stata cantata in inglese, in una traduzione dello stesso Pountney, mentre il libretto è stato steso in origine in russo per essere poi intonato in diverse lingue, come avverrà prossimamente anche alla Chicago Lyric Opera.Musicalmente la partitura è ricca di passaggi interessanti sotto il profilo melodico e ritmico, senza perdere la drammaticità insita nella moderna scrittura atonale. Patrick Summers ha mostrato il pieno controllo dell’orchestra, dirigendo con sicurezza. Nella lunga locandina che prevedeva artisti statunitensi e internazionali, si sono distinti la personalità scenica e il canto sicuro del soprano sudafricano Michelle Breedt come Liese; l’eloquenza del tenore canadese Joseph Kaiser come Walter; la convincente Marta del soprano Melody Moore. Da notare anche la prova di Morgan Smith come Tadeusz e il personaggio di Katya, cui ha prestato voce sonora e omogenea il Kelly Kaduce. Ma tutto il cast vocale e tutti gli artefici dello spettacolo meritano un plauso per aver offerto questo evento musicale e teatrale.
Lo splendore di Theodora - Costa Mesa, California
Foto: Bernard Benant / Virgin Records
Costa Mesa, 27 gennaio 2014 – The English Concert, orchestra britannica celebrata come una delle migliori nel campo della musica antica, celebra i suoi quarant’anni dalla nascita (fu fondata nel 1973 dal direttore e clavicembalista Trevor Pinnock) e lo fa con un tour in Nordamerica ed Europa dell’oratorio Theodora (HWV 68) di Händel, con un ottimo cast e nella sua versione integrale di quasi quattro ore di durata. Il tour ha incluso una tappa nella moderna sala di concerti Renée y Henry Segerstrom Concert Hall di Costa Mesa, (Orange County, California) nell’ambito della stagione della Philarmonic Society. Theodora è poco rappresentata oggi, nonostante sia un capolavoro per la varietà di arie, lo sviluppo drammatico dei personaggi e i sentimenti che esprimono. In alcuni casi l’oratorio è stato rappresentato come un’opera, e la versione più nota è quella di qualche anno fa del Festival di Glyndebourne, creata da Peter Sellars. In questo caso l’esecuzione in forma oratoriale ha avuto drammaticità e forza con indimenticabili momenti musicali, come quelli regalatici da Dorothea Röschmann, una incisiva Theodora, dalla robusta voce brillante purezza vocale e una pronuncia chiarissima, con cui ha commosso l’auditorio nelle sue arie, fra cui “Oh, that I on wings could rise”, o nel duetto con Didymus, il controtenore David Daniels, il quale ha esibito eloquenza e profondità dando colore e fluidità al suo canto. Il mezzosoprano Sarah Connolly ha sedotto tutti in ogni suo intervento, con la sua voce scura, impeccabile tecnica ed eleganza del fraseggio, dando un senso a ogni frase e aria del personaggio di Irene. Il tenore Kurt Streit ha conferito esperienza e autorità a Septimius, e il basso Neal Davis nonostante un canto non particolarmente raffinato, ha dato a sua volta l’autorità e credibilità necessarie a un personaggio come il governatore di Antiochia, Valens. Harry Bicket, dirigendo dal cembalo, ha estratto tutto lo splendore musicale dalla partitura con un ensemble compatto che ha sottolineatoil dipanarsi della vicenda e degli affetti. Significativo e ottimo l’apporto del coro, The Choir of Trinity Wall Street. RJ
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Queenie Pie di Duke Ellington - Long Beach Opera
Foto: Keith Ian Polakoff
Duke
Ellington, il famoso
compositore, direttore d'orchestra e pianista di jazz o “American
music” , come lui stesso la definiva e a cui diede un proprio
carattere influenzando molti altri attraverso le oltre ventimila performance e
le sue più di tremila composizioni, aveva un segreto. Ellington aveva scritto
un'opera buffa: Quenie Pie. L'opera mescola il suono delle big band con testi ingegnosi e
un linguaggio musicale influenzato dall'opera, il jazz e il teatro musicale. La
trama era ispirata alla vita di Madame C.J. Walker, la prima donna
afroamericana milionaria, padrona della propria ditta di cosmetici. Al momento
della morte del compositore nel 1974 l'opera era incompiuta e da allora ne sono
state realizzate diverse versioni (1986 Philadelphia, Washington; 1993 Brooklyn;
2008 Oakland , ma la Long Beach Opera di California ha scelto di iniziare la
sua nuova stagione 2014 con quest'opera poco conosciuta ed eseguita nella
versione creata nel 2009 per l'Università di Texas, Austin dalla librettista
originale del progetto, Betty McGettingen. Questa versione è quella che più si
avvicina a quella che avrebbe voluto Ellington. La
storia si colloca ad Harlem nel 1930 e si basa sulla rivalità tra due donne per
controllare l'industria di cosmetici: Queenie Pie, donna matura dalla pelle
nera e Café O'Olay, giovane e bella creola. L'opera
parla anche in maniera sottile delle differenze razziali e sociali dell'epoca.
Il regista Ken Roth si è concentrato più a dare un apparenza di musical che
d'opera, con maggior libertà scenica e coreografie dinamiche di una compagnia
di 10 ballerini e cantanti, evocando il Cotton Club di Ellington e che ha fatto
trascorrere lo spettacolo con fluidità e allegria. Pochi
elementi scenici con qualche dipinto ed eleganti costumi hanno creato
l'ambiente. La musica della Los Ángeles Jazz Orchestra Unlimited ha
parlato da sola, coll'incomparabile e poliedrica sensualità musicale e colle
atmosfere del jazz di Ellington, sotto la bacchetta di Jeffrey Lindberg,
direttore della Chicago Jazz Orchestra. Il
ruolo di Queenie Pie è stato interpretato con fascino e grazia sia nel canto
che scenicamente da Karen Marie Richardson. Anna Bowden ha
cantato il suo ruolo di Café O’lay con sentimento e lirismo. Keitophen
Gipson, causa della rivalità, era correttamente interpretato da Holt Fay. RJ
Armide di Gluck - Amsterdam
Foto: Monika Ritterhaus / DNO
Con
Armide, opera poco rappresentata di Gluck, si è concluso il ciclo di 5 opere di
questo compositore che la De Nederlandse Opera ha proposto nel corso di varie
stagioni. Barrie Kosky regista
australiano e attuale sovrintendente della Komische Oper di Berlino ha
concepito un impianto contemporaneo con scene di grande impatto visivo di Katrin Lea Tag. Regieteather nella sua massima espressione che contrastava la magia
e la stregoneria con l’amore, la gelosia e la disillusione, temi contenuti
nella storia, in un’isola magica sulla quale le forze della natura giocavano un
ruolo importante, come la pioggia e l’acqua (con un piccolo lago in fondo alla
scena) e lo splendido effetto di una fitta pioggia di petali di rose bianche e
rosse.Un tratto assurdo lo davano i figuranti e i coristi, di buon disimpegno
vocale, alcuni nudi, altri in abiti moderni di color rosa che camminavano e si
muovevano come zombi, cavalieri in armatura, e la presenza di un cavallo in
scena, con intenzione di trasmettere emozioni forti, ammirazioni o irritazione
verso il pubblico.Sul podio Ivor Bolton ha diretto con sicurezza e stile, nonostante
alcuni sfasamenti, una Nederlands Kamerorkest rafforzata con strumenti antichi,
con una sezione degli archi ammirevole e omogenea. Il soprano canadese Karina Gauvin, nella sua prima
incursione in un’opera di Gluck, ha mostrato carattere in scena trasmettendo le
emozioni del personaggio di Armida in modo convincente. Il suo canto colorava
ogni frase con un timbro seducente. Il tenore franco-canadense Frédéric
Antoun si è distinto come Renaud per voce calda lirica e dizione chiara. Il
baritono Andrew Foster Williams ha
dato vita ad un violento quanto autoritario mago Hidraot e il mezzosoprano
olandese Karin Strobos nel ruolo di
Phenice, come pure il soprano Ana Quintans,
specialista nel barocco, come Sidonie hanno offerto interpretazioni dal punto
di vista vocale e scenico straordinarie.Gluck compose, per il personaggio dell'Odio, arie di gran
bellezza e brillantezza, interpretate dignitosamente dall'esperta mezzosoprano Diana
Montague. RJ
Alceste di Gluck - Ópera de París
Foto: Agathe Poupeney
Alceste,
di Christoph Willibald Gluck, è andato in scena al mitico Palais
Garnier, come omaggio al suo compositore nella celebrazione dei trecento anni
dalla nascita. L'incaricato della realizzazione scenica è stato il regista francese Olivier
Py che si è ispirato alle origini della tragedia greca e all'essenza
del teatro stesso per raccontare la storia, con molta drammatizzazione
nell'azione scenica, con contrastanti costumi moderni in bianco e nero e con un
unico elemento scenico, un'enorme lavagna fissa in fondo al palcoscenico,
creata da Pierre-André Weitz, con ponteggi mobili. Su questi
ponteggi vari pittori disegnavano con matite ogni tipo di figura, da fiori alla
stessa facciata del teatro, cancellandoli immediatamente appena terminati,
simboleggiando così la fragilità, la metamorfosi e la scomparsa delle cose e
degli esseri. Un'innovativa ma controversa messa in scena che però nel corso
della rappresentazione si è rivelata noiosa, distraendo l'attenzione dalla
parte veramente interessante, ossia la parte musicale. Marc Minkovski,
a capo del coro e dell'orchestra Les Musiciens du Louvre, ha dimostrato la
conoscenza e l'affinità nei confronti delle opere di questo compositore. Il suo
gruppo ha suonato omogeneamente, pieno di sentimento e musicalità, e la sua
lettura è stata sicura ed emozionante in molti passi. Il mezzosoprano Sophie
Koch si è esibita in un compenetrato personaggio di Alceste,
disegnandola in maniera drammatica e commovente, senza mais perdere l'eleganza
della voce dal tono scuro e profondo, facendo risaltare le esigenze
belcantistiche del ruolo. Anche il tenore Yann
Beuron ha fornito una prestazione impeccabile, con una voce molto duttile
dal gradevole timbro bronzeo. Correto il resto del cast, con una nota per i
baritoni Jean-François Lapointe come sommo sacerdote
e Franck Ferrari, nel ruolo di Hercules, qui rappresentato come un
mago. RJ
Requiem di Verdi - Amsterdam
Foto: Anne Dokter
Come già è diventata
tradizione dalla stagione 2011, l'Orchestra Reale del Concertgebouw di
Amsterdam (Koninklijk Concertgebouworkest) ha incorporato
annualmente l'esecuzione di una messa o un requiem di autori tra i più vari. In
quest'occasione e colla ragione del bicentenario della nascita del compositore
è stato scelto il Requiem di Giuseppe Verdi. La programmazione di opere del
repertorio italiano è stata scarsa da quando Riccardo Chailly si è allontanato
dall'istituzione e per questa ragione il concerto aveva un interesse in
più. La leggendaria sala di concerti dall'acustica perfetta ha quindi
vibrato per l'esecuzione di una delle migliori orchestre del mondo, con
un'eccellente sezione di fiati, che si sono fatti valere nel Tuba
mirum, così come i suoi archi compatti e uniformi, sotto la direzione
del suo titolare Mariss Jansons. La sua lettura del Requiem è
stata particolarmente sensibile, carica di emozione e umanità. Equilibrato
dall'inizio alla fine nelle sue sezioni più drammatiche, come il Dies
irae, il pezzo si è convertito una lunga e emozionante preghiera di
salvezza. Nonostante le cancellazioni inattese di Anja Harteros, Stephanie
Blythe e Orlin Anastassov solamente pochi giorni prima del concerto,
l'orchestra ha trovato degni sostituti nella polacca Aga Mikolaj, un
soprano dalla limpida voce lirica che ha prodotto un'intensa suggestione col
suo Libera me. Il mezzosoprano russo Olesya
Petrova ha svelato la sua voce ricca in tutti i registri, scura,
vellutata e luminosa. Memorabile è stato il contrasto tra la sua voce e quella
del soprano nel Recordare. Il tenore Dimitri Pittas era
a corto di forza in certi passaggi e la sua voce è risultata sforzata, sebbene
il timbro sia gradevole. Il basso Yuri Borobiev ha cantato con
voce ombrosa, profonda e potente. Di livello elevatissimo la prestazione del
Coro della Radio Olandese. RJ
“AN AMERICAN NIGHT” - VIOTTI FESTIVAL, TEATRO CIVICO – Vercelli 8 febbraio 2014
Foto: Viotti Festival
Renzo Bellardone
Massimo Viazzo e Massimiliano Genot –
pianoforti il Viotti festival
, alla sua sedicesima edizione, propone il duo Viazzo- Genot che, a due
pianoforti, per l’evocazione musicale di
una notte americana con musiche di George Gershwing, Leonard Bernestein e Astor
Piazzolla rispettivamente trascritte da Paul Posnak, John Musto e Pablo
Ziegler; superfluo sottolineare l’arditezza della proposta che
invece ha trovato calorosa accoglienza e partecipati consensi Suoni argentei per
Gershwing, caldi e sanguigni per
Bernstein e ambrati ma vitali per Piazzolla. L’affiatamento dei
due artisti, i loro interventi parlati,
le invenzioni Di un fischio, delle percussioni fatte con la mano sul pianoforte, il suonare
direttamente le corde a pianoforte aperto, sono tutti plus che hanno
contribuito ad esaltare la vitalità del concerto fino ai suoni più frenetici che si fanno
sommessi per spegnersi come in un alito vitale(Gershwing); l’eclettica bravura degli interpreti trova campo fertile ad esaltare liricamente i
brani più amorevolmente poetici (Bernstein) cosi come le note ripetute ed
ossessive a tratteggiare l’incontro tra la cultura alta e quella più popolare
(Piazzolla). Viazzo e Genot non hanno temuto di affrontare una partitura ardua
e complessa e, se vogliamo, pressoché sconosciuta al grande pubblico che
riconosce certo i celebri motivi che nella riscrittura hanno trovato nuova
ispirazione ed habitat interpretativo ; con rapidi sguardi d’intesa colgono
l’attimo ed offrono musica fortemente descrittiva che fa appunto visualizzare
una notte convulsa americana con i suoi rumori, le sue luci che si perde poi in
una carezza d’amore nel quartiere
portoricano per ritrovarsi poi in un sogno di tango e di prorompente passione. Gradevole
l’intervento finale di un gruppo di bambini, allievi di musica, che urlando
“Mambo” al gesto della coordinatrice Giulia Rimonda hanno certamente reso
simpaticamente allegro il bis con Bernsetein. L’efficace direzione artistica ha saggiamente collocato
questo concerto all’interno del Viotti Festival tra il concerto della superba
violinista Viktoria Mullova e quello del noto violoncellista Enrico Dindo,
riuscendo a trasferire al pubblico il senso
della bellezza della musica, espressa attraverso strumenti e partiture diverse. La Musica vince
sempre.
Tuesday, February 11, 2014
Cautiva en el Palacio de Bellas Artes la mezzosoprano estadounidense Joyce DiDonato
JVL/Conaculta
Una noche fantástica, plena de lucimiento vocal y carisma, de la mezzosoprano estadounidense Joyce DiDonato, en el concierto que se realizó la noche de este martes 4 de febrero en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. En su primera visita a México, la ganadora del premio Grammy a la Mejor Solista Vocal de Música Clásica 2012, no pudo ocultar su alegría y agradecimiento a lo que calificó como “una noche memorable”. “Estoy muy feliz de estar en México, en ningún otro evento o presentación había tenido tanta respuesta positiva y muestras de cariño a través de twitter”, dijo Joyce DiDonato. Apenas pisó el escenario hubo una gran ovación por parte de los asistentes y la mezzosoprano interpretó Canciones clásicas españolas del catalán Fernando Obradors. Considerada una de las mejores intérpretes de Rossini, continuó con Assisa a’ piè d’un salice de la ópera Otelo; dos arias de Las bodas de Fígaro de Wolfgang A. Mozart y una de El barbero de Sevilla, también del compositor italiano. En la segunda parte del programa, Joyce DiDonato deleitó a los asistentes con arias, donde mostró su carisma, seductora voz y se mostró con pleno dominio escénico. Marco Antonio y Cleopatra del compositor alemán Johann Adolph Hasse, autor de música sacra y óperas al estilo italiano, y Julio César de Haendel, fueron algunas de las arias, así como un ciclo de canciones de Venecia de Reynaldo Hahn. Joyce DiDonato explicó que las piezas del recital fueron seleccionadas como las más representativas a lo largo de su trayectoria, consideradas por ella un regalo para compartirlas con el público. Se trató de un programa exquisito, ideal para mostrar los adornos y coloraturas de la intérprete conocida por su sobresaliente aparición en las temporadas del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, durante los últimos ocho años.
Ante los aplausos de los asistentes que abarrotaron la sala principal del recinto de mármol, la mezzosoprano originaria de Kansas regresó en dos ocasiones al escenario para interpretar Canción al árbol del olvido del compositor argentino Alberto Ginastera y Non più mesta de La Cenicienta de Rossini, lo que provocó el júbilo del público que la despidió en medio de gritos y flores. Incluso, como un momento especial, la intérprete pidió que la gente la acompañara a cantar Happy Birthday, por ser el cumpleaños del pianista David Zobel, quien se ha presentado a su lado en reconocidos foros como La Scala, Festival de Pesaro, Lincoln Center, Wigmore Hall, Liceu de Barcelona, La Monnaie y el Théâtre des Champs-Elysées. Joyce DiDonato ha ganado prestigio internacional con las óperas de Rossini, Haendel y Mozart. Su Elena de La donna del lago de Rossini fue alabada por el Financial Times como "simplemente el mejor canto que se ha escuchado en años” y la revista The New Yorker la proclamó “una de las voces más potentes de su generación”.
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