Foto: Patricia Melo
Johnny Teperman A.
El sexto y último título
de la temporada lírica 2013 del Teatro Municipal de Santiago, ‘El Elixir de
amor’, de Gaetano Donizetti, tuvo una aplaudida recepción en sus siete
funciones, merced a que trajo el retorno de la alegría al escenario de calle
Agustinas, gracias a su calidad de comedia bufa en base a situaciones
divertidas y a una composición musical del padre del ‘belcanto’, grata al oído
y con intérpretes, que en general, exhibieron un excelente nivel. Graciosos personajes –un inocente conquistador, una caprichosa hacendada,
un descarado sargento y un astuto y charlatán vendedor ambulante–, un triángulo
amoroso y una mágica pócima de amor –que en realidad no es más que un vino
común y corriente– dan vida a una de las óperas bufas más representadas del
mundo. ‘El elixir de amor’, de Gaetano Donizetti con su partitura de
excelencia, gran frescura y reconocibles melodías, comprobó porqué se ha
convertido tanto en una de las óperas predilectas de los fanáticos como en el
perfecto primer acercamiento al género, para que grandes y chicos, familias y
jóvenes pudieran disfrutan de una entretenida experiencia en torno a la
ópera. Ambientada en una colorida aldea campesina, esta producción de ‘El
elixir de amor’, original del ingenioso régisseur Filippo Crivelli – remontada
por Rodrigo Navarrete– y los diseñadores Germán Droghetti y Ramón López,
contó con dos excelentes elencos de cantantes, plenos además de
cualidades líricas y actorales. Dentro de un grupo parejo de solistas, sin duda
que destacó el tenor coreano Ji-Min Park, con antecedentes de gran valor joven
del Royal Ópera House de Londres, muy bien en su actitud teatral como el
ingenuo Nemorino y con esplendida voz, en especial en la ovacionada aria ‘Una
furtiva lágrima’ y también su entrada en escena con ‘Quanto e bella quanto e
cara’ y varios de sus animados duos con Jennifer Black –soprano estadounidense
que ha cantado en escenarios en el MET junto a estrellas como Anna Netrebko,
Natalie Dessay y Juan Diego Flórez– y quien se mostró como una Adina de voz
impresionante en sus agudos, aunque con algunas debilidades en el comienzo. Pietro
Spagnoli –barítono italiano experto en repertorio de Donizetti y del género
bufo, cotizado por los teatros más importantes del mundo y recordado por el
público nacional por su participación en ‘La italiana en Argel’ y otras
producciones en el Municipal, animó con gran personalidad y buena resolución
vocal, especialmente en la segunda parte, su rol del doctor Dulcamara,
luciéndose especialmente con la popular barcarola ‘La Nina Gondoliera e il
Senator Tredenti’, tanto solo como en duo junto a Jennifer Black. El cuarto de
los solistas, el barítono finlandés Arttu Kataja, de buen aspecto físico para
su personaje del sargento Belcore (antes cumplió lucidamente en 'Billy Budd'),
mostró en general una voz hermosa pero débil, que por instantes fue superada
por la orquesta, aunque en lo teatral cumplió acertamente. En cuanto a la
soprano nacional Andrea Betancur mostró gracia y calidad vocal en su rol de
Giannetta. La Orquesta Filrmónica de Santiago, dirigida por el maestro italiano
Antonello Allemandi, estuvo a la altura de su conductor, uno de los más
elogiados directores de su generación –que se ha presentado en los principales
teatros de Alemania, Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos y el Coro del
Municipal a cargo de Jorge Klastornick, en esta ocasión, puede considerarse que
estuvo “¡brillante!”. En cuanto al segundo elenco o estelar, sobresalieron dos
intérpretes nacionales, el bajo-barítono Sergio Gallardo, como el 'factotum' de
la obra, el simpático doctor Dulcamara y el barítono Patricio Sabaté,
como el engreído sargento Belcore. Ambos se lucieron tanto en el lenguaje
vocal como en la expresión teatral, lo que es especialmente importante en una
ópera bufa, género de la lírica que tiene más dificultades que las que muchos
espectadores estiman. La damas estuvieron en lo suyo: la soprano Pamela Flores
(Adina), muy bien en su personaje y con notorios progresos vocales, aunque en dos ocasiones al menos, dejó escapar unos
agudos fuera de lugar. La otra soprano, Andrea Aguilar (Gianetta), crece y
crece en roles de primer plano en la lírica nacional, como que con voz muy
potente y de gran presencia técnica, la vemos por tercera vez este año
(anteriormente fue en 'Cosi Fan tute' de Mozart en el Teatro Municipal de Las
Condes y en ´La violación de Lucrecia' de Britten, en el Centro Cultural
Gabriela Mistral (Gam). Anuncia pronto viaje a Inglaterra para interpretar el
rol de Micaela de 'Carmen' de Bizet, en Londres. En cuanto al tenor ruso
Antono Rosistkyi, lució una voz apropiada para el rol belcantista, sufriente y
expresivo en su rol de Nemorino y pasó la prueba de la emblemática y conocida
'Una furtiva lágrima', con nota de aprobación y grandes aplausos, aunque sin
ofrecer el brillo del coreano Ji-Min Park del elenco internacional. Además, a
ratos estuvo sin fuerzas en el inicio de la ópera con el 'Cuanto e bella', que
también es un aria exigente, pero que la sacó adelante con su bella voz.