Ramón
Jacques
Los compositores del periodo barroco crearon el arte del pastiche mediante la cual tomaban prestadas, aderezaban, utilizaban y transformaban las obras de otros compositores, y con mucha libertad pasaban de las maneras cultas de componer hasta llevarlas a las tradiciones populares. Esto es precisamente lo que describiría que es Amore siciliano, concebida como una mini ópera creada a partir de la Canzone di Cecilia, una melodía popular calabresa, del sur de Italia, y de la cual se desprende todo el drama contenido en su historia. Esta es la obra que ejecutó la Cappella Mediterránea, una de las agrupaciones de música antigua más reconocidas y populares en la actualidad, que dirige su director y fundador, el clavecinista y director de orquesta argentino Leonardo García Alarcón en su primera presentación en el espléndido auditorio de la casa de la cultura MC2 de Grenoble -ciudad en la región Auvernia-Ródano-Alpes en el sureste de Francia, conocida como la capital de los Alpes Franceses- que anualmente presenta una interesante y rica programación de muchos géneros, especialmente de música clásica, que ha permitido a los habitantes de esta ciudad escuchar a los importantes solistas, orquestas, y especialmente, a las mejores agrupaciones de música antigua. Amor, drama, traición bajo el cielo de Sicilia, en una mezcla entre fantasía y amor por el melodrama, es como se describiría a esta obra, que contiene melodías populares, madrigales y cantatas de grandes maestros del barroco principalmente de: Sigismondo d’India, (c. 1582-1629), compositor siciliano, contemporáneo de Monteverdi, perteneciente al renacimiento tardío y al barroco temprano; y el compositor siciliano Alessandro Scarlatti (1660-1725) gran representante de la escuela napolitana, además de Cataldo Amodei (1649-1693) otro compositor italiano de mediados del barroco cuya carrera se llevó a cabo en Nápoles; y cuyas composiciones se entrelazan con música popular, escuchada a lo largo del tiempo, pertenecientes a compositores sicilianos desconocidos, para ofrecer un alegre y musicalmente atractivo concierto con una ejecución de muy alto nivel, que además coincidió con la salida al mercado de una grabación discográfica homónima, en CD, y cuya presentación se realizó en el vestíbulo de la sala de conciertos previo al inicio del concierto. Con una agrupación compacta, homogénea y ligera en la ejecución de las piezas, y la segura conducción de García Alarcón, dirigiendo desde el órgano, comenzó esta atemporal, variada y refinada inmersión en el corazón de la música siciliana. La breve y sencilla trama, distribuida en tres actos y diversas escenas, versa sobre el enredo de celos, traición y desamor entre cinco personajes -encabezado por Cecilia- interpretados por cantantes especializados en este estilo de canto; entre los que se escuchó a la soprano Ana Vieira Leite (Cecilia, bella joven novia de Peppino), una cantante que desplegó nítida brillantez y colorido en su voz a la que supo dotar de dramatismo y sentimiento, cuando fue necesario; la soprano argentina Mariana Flores (Donna Isabella, hija de Don Lidio y narradora de la historia) distinguida, desenvuelta expresiva interprete y cantante, que regaló una conmovedora versión de la canción de amor “Ojos que me desdeñáis” del compositor José Marín (1618-1699) entre otras. También formaron parte del elenco el tenor Valerio Contaldo (Don Lidio, capitán y noble palermitano, marido de Donna Isabella) con una voz lirica, cálida y expresiva; el contratenor Léo Fernique (Santino, compañero de aventuras de Don Lidio) de voz oscura y abrillantada; y el bajo Matteo Bellotto (Giuseppe/ Peppino, novio de Cecilia) quien aportó gracia y gallardía con su portentosa y profunda voz. En cada acto, se incluyó una versión distinta de La Canzone di Cecilia, una especie de hilo conductor de la obra, interpretada por las sopranos y que se repetía continuamente con el acompañamiento de la viola da gamba o del archilaúd, un da capo, que volvía al público al inicio recordándole la pieza que daba origen a la obra. Se escucharon obras para las cinco voces como ‘Qual suono’ de Vincenzo Tozzi (1612-1679) y la anónima Fermarono i cieli en el prólogo, o para concluir la obra Madrigal à 5 en fugue sur La Canzone di Cecilia compuesta por el propio García Alarcón, además de Mori mi dici. Entre la infinidad de breves y brillantes joyas que se escucharon, se pueden destacar la sentida “Mercè grido piangendo” de Sigismondo d'India; la alegre “Va', che l'hai fatto a me” de Cataldo Amodei en la voz de Mariana Flores; o la cantata, en la que intervinieron todas las voces “Dispietate Pietate” de Sigismondo d’India y Torquato Tasso (1544-1595); o Tirannide vezzoza de Cataldo Amodei interpretada por el tenor Valerio Contaldo; “Ho vinto, amor” cantado con agilidad y sentimiento por el contratenor Fernique y Contaldo, con el acompañamiento del órgano y la flauta; así como obras de mucha carga folclórica como U’ ciucciu o La riturnella, además de brillantes pasajes musicales a cargo de los músicos de la Cappella Meditarrenea como la sinfonía Amantissime Jesu de Pasquale Carroza y las alegres y explosivas Tarantelas Españolas de los compositores Santiago de Murcia (1673-1739) y Diego Hernández de Huete (1635-1713) donde demostraron su valía, versatilidad y maestría como músicos, razón por la importancia actual que tiene esta agrupación. La obra contenía piezas que expresaban diversos estados de animo por el que atravesaban los personajes como el romántico dueto entre Cecilia y Peppino “In solitari arena” de Cataldo Amodei. Alessandro Scarlatti estuvo representado con Mori mi dici, a cinco voces, una mención entre muchas otras piezas, muchas de ellas de autores anónimos que se gozaron en esta velada. El público que llenó la sala de conciertos quedó completamente satisfecho y conmovido con este memorable concierto, por la variedad y calidad de las piezas escuchadas, la notoriedad de la Cappella Mediterránea, sin olvidar que la música barroca es del gusto del público francés que la consume y la escucha mucho, por ello la gran cantidad de aplausos al final de la representación.