Crédito fotográfico: ATTILA KISBENEDEK/AFP/Getty Images
Este
articulo de reproduce con la amable autorización de la agencia de noticias NOTIMEX
Por José Noé Mercado
[Uno de los más reconocidos críticos del entorno de la música clásica en México, a petición de esta zona cultural de Notimex, nos entrega el reporte completo, hasta el día de hoy, del arduo caso Plácido Domingo que sólo en dos meses ha movido ?sacudido, resquebrajado, zarandeado? el piso de los escenarios de la ópera en el mundo.]
1. Preludio
El abrupto y penoso final de la legendaria carrera lírica de Plácido Domingo en la Metropolitan Opera de Nueva York (51 años de presencia consecutivos: 706 funciones como cantante, 169 como director musical) se anunció el martes 24 de septiembre de 2019 y resulta muy significativo porque se trata de uno de los escenarios artísticos más emblemáticos del planeta y, sin duda, la referencia norteamericana para cualquier teatro o artista de ópera en el mundo: el mensaje y su simbolismo han sido enviados.
Ése es el más reciente capítulo, aunque de seguro no el último, de un escándalo triste, doloroso, inconcebible para muchas personas, en el que el cantante, concertador y director artístico madrileño de 78 años de edad ha sido señalado por presuntos acosos sexuales, y que está logrando lo que no pudieron las décadas de trayectoria escénica y reto vocal, los más demandantes y diversos repertorios, públicos y teatros mundiales, así como ciertos momentos de enfermedad y flaqueza de algunos de los géneros musicales que abandera: precipitar el ocaso de una estrella de incuantificable talento, de probada rentabilidad comercial, de ostentoso cariño y admiración de la gente.
2. Acto primero
La mañana del pasado 13 de agosto la agencia estadounidense de noticias Associated Press (AP) publicó un reportaje firmado por la periodista Jocelyn Gecker en el que nueve mujeres, ocho de ellas cantantes y la otra bailarina, señalaron a la leyenda operística Plácido Domingo por presunto acoso sexual.
De los nueve testimonios sólo uno, el de la mezzosoprano retirada Patricia Wulf, se publica con nombre y apellido. Los otros ocho, sin ser anónimos, prefirieron mantenerse al amparo de la confidencialidad periodística por temor al escarnio público, represalias o porque todavía se mantienen activas en el mundo lírico.
En conjunto, los relatos configuran una presunta conducta recurrente de Plácido Domingo que se remite hasta 30 años atrás: toqueteos y besos indeseados a las supuestas víctimas, insistentes llamadas personales incluso en horas de la madrugada, frases acosadoras, la presión de índole sexual para obtener beneficios en sus carreras o, bien, el bloqueo o la afectación de las mismas. Una forma de actuar calificada en los testimonios como “un secreto a voces”.
El reportaje de AP también incluye una respuesta general de Domingo, quien declinó referirse a cada uno de los casos de manera específica, inquirido por la agencia a fin de ofrecer su testimonio sobre los señalamientos.
“Las acusaciones de estas personas anónimas que se remontan hasta tres décadas atrás son profundamente preocupantes y, tal como se presentan, imprecisas. Aun así, es doloroso oír que he podido molestar a alguien o hacerles sentir incómodos, da igual cuánto tiempo haga de ello y a pesar de mis mejores intenciones”, respondió el artista antes de puntualizar: “Creía que todas mis interacciones y relaciones siempre eran bienvenidas y consensuadas. Las personas que me conocen o que han trabajado conmigo saben que no soy alguien que intencionalmente dañaría, ofendería o avergonzaría a nadie. Sin embargo, reconozco que las reglas y estándares por los cuales somos y debemos ser medidos hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado. Tengo la suerte y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me mantendré en los más altos estándares”.
Según consigna AP, media docena de mujeres más relataron a la agencia proposiciones incómodas de parte de Plácido Domingo y otras tres docenas de testimonios de gente del medio operístico, desde cantantes a tramoyistas, aseguraron haber sido testigos del comportamiento sexual inapropiado del español y de la manera en que perseguía a jóvenes cantantes de manera recurrente e impune.
3. Acto segundo
Las reacciones a este huracán informativo en torno a una de las figuras más icónicas y poderosas de la ópera contemporánea no se hicieron esperar y aún se vislumbra lejano el punto final.
El mediodía de ese mismo 13 de agosto, la Asociación de Orquestas de Filadelfia hizo pública su decisión de retirar la invitación a Plácido Domingo para que participara en su concierto inaugural del 18 de septiembre por los testimonios de acoso sexual en su contra publicados por AP. “Estamos comprometidos para proporcionar un entorno seguro, solidario, respetuoso y apropiado para la Orquesta y el personal, para artistas y compositores, colaboradores, y para nuestro público y nuestra comunidad”, expresó la asociación en un comunicado difundido a través de su cuenta de Twitter.
Casi de manera simultánea, la Ópera de San Francisco (SFO) anunció la cancelación de un concierto con Plácido Domingo previsto para el 6 de septiembre, que celebraría los 50 años del cantante en esa casa lírica. “La decisión de cancelar el concierto se ha tomado tras las informaciones recientes sobre múltiples acusaciones de acoso sexual”, informó la SFO en un comunicado donde explicaba: “Aunque los supuestos incidentes no tuvieron lugar en la Ópera de San Francisco, la compañía no puede presentar al artista por su compromiso con los estándares más altos de conducta profesional”.
La Ópera de Los Ángeles (LAO), de la cual Domingo dimitió hace dos días y en donde fungía como director artístico desde 2003, fue en donde habrían ocurrido la mayor parte de los hechos señalados por los testimonios publicados por AP, anunció una investigación interna a Plácido Domingo por las acusaciones de presunto acoso sexual en su contra. “La Ópera de Los Ángeles tiene robustas políticas de recursos humanos y procedimientos en vigor. De acuerdo con esas políticas, la Ópera de los Ángeles contratará asesoramiento externo para investigar las preocupantes acusaciones sobre Plácido Domingo”, expresó en un comunicado.
4. Acto tercero
El resto de la agenda artística de Plácido Domingo se mantuvo sin cambios, siendo ratificadas sus actuaciones en el Festival de Salzburgo el 25 y 31 de agosto en la ópera Luisa Miller de Giuseppe Verdi. Helga Rabl-Stadler, presidenta del festival, declaró que para ella siempre rige el principio de in dubio pro reo, locución latina que expresa el principio de que ante la falta de pruebas se debe favorecer al acusado. “Considero objetivamente incorrecto y humanamente irresponsable tomar un juicio definitivo en este momento y adoptar decisiones sobre esa base”, subrayó la directiva.
Otros teatros europeos, como el Real de Madrid, el Liceo de Barcelona, la Royal Opera House de Londres o la Ópera Estatal de Viena, mostraron su apoyo al artista español, y otros más, entre ellos el Met de Nueva York en ese momento, sentaron su postura en el sentido de esperar el resultado de la investigación de LAO antes de tomar cualquier decisión.
Diferentes voces del ámbito operístico, principalmente directivos o cantantes que han surgido o trabajado al lado de Plácido Domingo a lo largo de los años como Anna Netrebko, Ainhoa Arteta, María José Montiel, Marian Peller, Virginia Tola, María Katzarava, Adriana González, Javier Camarena, Arturo Chacón o Fernando de la Mora, salieron en su defensa argumentando la caballerosidad, el respeto, la generosidad y el profesionalismo artístico que el madrileño ha tenido con ellos.
Numerosas opiniones, de la más disímil seriedad y responsabilidad, a favor o en contra de Plácido Domingo, con y sin fanatismo, acreditando o desacreditando los testimonios de denuncia y a las mujeres a las que pertenecen, se han expresado no sólo en redes sociales sino de igual forma en medios de comunicación formales. Para el escritor español Javier Marías, por ejemplo, la cobertura del caso ha sido exagerada y su paisano, en todo caso, sería sólo “un ligón”, tal vez un “pelmazo”, como lo escribió en su columna del 14 de septiembre en “El País Semanal”, mientras que quienes denuncian sin revelar su nombre serían “delatores” alentados por la prensa, los Estados y la policía, instancias que pueden convertir a los ciudadanos en “soplones anónimos y arbitrarios”.
Algunos análisis, desde luego menos atrabiliarios, han reparado en la naturaleza informativa del reportaje de AP, en su transparente metodología y en las medidas protocolarias con las que los grandes medios de comunicación de Estados Unidos como The New York Times, The New Yorker, The Washington Post y la propia AP (que cuenta con 53 Premios Pulitzer en su historia) han cubierto con profesionalismo casos similares donde se involucran personajes con fama, poder y dinero. Incluso, antes que el de Plácido Domingo, han cubierto importantes casos de presunto acoso, abuso sexual o violación en el ámbito musical clásico: James Levine, Philip Pickett o David Daniels. Ahora se suma el caso del tenor italiano Vittorio Grigolo, suspendido de inmediato por la Royal Opera House de Londres (y cancelado en consecuencia para actuar en el Met de Nueva York) por un presunto tocamiento sexual ocurrido en contra de una corista el 18 de septiembre en pleno escenario, a telón bajado y frente a testigos de la producción, durante una gira de la compañía inglesa en Japón.
El 20 de agosto la Ópera de Los Ángeles anunció que la abogada Debra Wong Yang, de la firma Gibson, Dunn & Crutcher, se haría cargo de la investigación anunciada en el caso de Plácido Domingo de forma inmediata.
5. Acto cuarto
Cuando después del vendaval parecía que llegaba cierta calma, el pasado 4 de septiembre AP publicó once nuevos testimonios de mujeres que se sumaron a las denuncias de comportamiento indebido y acoso sexual de parte de Plácido Domingo. Nuevamente, la agencia resguardó el nombre de las supuestas víctimas, excepto el de la soprano Angela Turner, quien trabajó con Domingo en Le Cid de Jules Massenet en la temporada 1999-2000 de la Ópera de Washington, de la que el madrileño era director artístico.
De nueva cuenta, en los testimonios salieron a relucir manoseos no deseados de parte de Domingo, insistencia en acordar citas no profesionales, persistentes llamadas telefónicas nocturnas, repentinos besos o caricias indeseadas y hasta dolorosas. De igual manera se consignan relatos de diversos trabajadores de la industria lírica, entre ellos el de Melinda McLain, coordinadora de producción a finales de los ochenta en LAO, quien asegura haber hecho un esfuerzo por no poner a mujeres jóvenes a ensayar a solas con Plácido Domingo, incluso si él lo pedía. El testimonio afirma que ponían en marcha estrategias para mantener alejado al tenor de ciertas cantantes, de evitar que fueran a su camerino o, bien, invitar a su esposa, Marta Ornelas, a las diversas reuniones ya que supuestamente así el cantante se comportaba.
La portavoz del artista, Nancy Seltzer, expresó: “Debido a la investigación en marcha, no vamos a comentar en detalle, pero rechazamos enérgicamente la imagen engañosa que AP está intentando dar del señor Domingo”, y subrayó que los últimos señalamientos “están llenos de incongruencias y, al igual que el reportaje inicial, en muchos aspectos simplemente equivocados”.
El pasado 6 de septiembre la Ópera de Dallas (TDO) anunció a través de un comunicado difundido en sus redes sociales la cancelación de una gala con el astro lírico español: “A la luz del desarrollo con respecto a las acusaciones hechas contra Plácido Domingo, TDO ha decidido cancelar la gala del 11 de marzo de 2020 en la que estaba programado para presentarse”.
Días después, el 9 de septiembre, el American Guild of Musical Artists (AGMA), sindicato que representa a cantantes y otros trabajadores de la industria musical estadounidense, anunció su propia investigación, ya que dijo no confiar en que las compañías de ópera indaguen lo suficiente o que den a conocer el resultado puntual de sus pesquisas. Esta investigación, expresó AGMA en su comunicado, no se limitará a un teatro o momento específico, sino examinará las fallas sistemáticas de la industria que hayan permitido los abusos, y será encabezada por el abogado, ex fiscal federal, J. Bruce Maffeo de la firma Cozen O’Connor.
6. Acto quinto
La salida de Plácido Domingo de la producción de la ópera Macbeth de Giuseppe Verdi (título que acarrea la fama de tener jettatura; es decir, mala suerte), que presentó de cualquier manera el Met de Nueva York con el barítono serbio ?eljko Lu?i? como sustituto del cantante español y la soprano rusa Anna Netrebko (sonriente en una fotografía compartida en sus redes sociales con el director artístico del coso neoyorquino, Peter Gelb, como antes posara con Domingo al apoyarlo), resulta un punto climático en el caso, no sólo por la relevancia del recinto sino por la normalidad con la que el programa parece que va a continuar pese a que una de las grandes estrellas operísticas de la historia ha tenido que irse por la puerta de atrás.
En Europa no ha habido cancelaciones. En México se tenía previsto que Plácido Domingo recibiera el Premio Batuta 2019 a la excelencia musical, que mañana, 5 de octubre, sería entregado al madrileño (y a los directores de orquesta Enrique Bátiz, Lizzi Ceniceros y Carlos Esteva; los compositores Michael Nyman, Leo Brouwer, Edesio Alejandro, Venus Rey Jr. y Sergio Berlioz; la soprano Irasema Terrazas, la mezzosoprano María Luisa Tamez, el pianista David Rodríguez de la Peña, el violinista Jorge Saade-Scaff y el flautista Horacio Franco) en la Sala Roberto Cantoral, de la Ciudad de México, bajo la organización del Premio Batuta de Coros de México Orquesta Sinfónica que encabeza el director René Platiní Godínez Castro. Dentro del contexto de dicho galardón, durante el día de ayer se anunció la ausencia de Domingo en la ceremonia de premiación.
En todo caso, se llegue o no a instancias judiciales que es el baremo que algunas personas piden para tener certezas, aunque es claro que no todo lo cierto o falso de la vida pasa por un tribunal de justicia, es deseable que el asunto se esclarezca lo más pronto posible; no sólo porque es verdad que el prestigio de uno de los grandes artistas de nuestro tiempo ha sido expuesto a todo tipo de linchamientos, sino porque, al mismo tiempo, como expresó Brad Hoylman, senador demócrata por el Distrito 27 de Nueva York, palabras que en conjunto con el rechazo de los grupos artísticos del teatro motivaron la separación de Domingo de la Metropolitan Opera: “Deberían estar pensando no sólo en su celebridad y poder de estrella, sino en las 20 mujeres que supuestamente han presentado quejas. El Met tiene la obligación de garantizar la seguridad y el bienestar de sus empleados y me preocupa que, si no se toman medidas al respecto, este asunto podría disuadir a futuros empleados de presentarse”.
Y es claro que un asunto como éste no concierne a un solo teatro, país o artista. Casos de esta naturaleza son relevantes, y para el periodismo serio también deberían serlo, porque como escribió la periodista María Ramírez en un artículo publicado el 16 de agosto en el periódico digital eldiario.es: investigar tan a conciencia es importante “por las consecuencias que tiene una forma de abuso de poder especialmente habitual e invisible en sectores donde se mueven fama, fortuna y a veces dinero público. Esto no es un debate de costumbres: estamos hablando del efecto de acosadores (o autores de delitos más graves) en las vidas y las carreras de personas en sectores con impacto en nuestra sociedad. No se trata de ‘babosos’, en la versión eufemística más suave, o de unos acosadores cualquiera. Se trata de personas que controlan los recursos y la atención de un sector y que con su ejemplo ayudan a dar forma a una cultura. Cada caso es único y no todos se investigan igual, pero el patrón se repite y refleja una cultura de disculpa, protección o incluso aliento de los abusos de poder. Una cultura que empieza a estar superada en algunos lugares y que en otros en cambio se resiste a morir”.