Sunday, October 31, 2021

Jonas Kaufmann en Houston

Foto: Lynn Lane

Ramón Jacques

La Gran Ópera de Houston reabrió las puertas de su teatro, y con todas las butacas ocupadas y la orquesta ubicada sobre el escenario, recibió por primera ocasión al tenor alemán Jonas Kaufmann, en una gala operística, que se tenía originalmente prevista hace un año, pero que fue cancelada con el resto de la temporada pasada. 602 largos días pasaron desde la última vez que aquí se pudo ver un espectáculo con público, algo que resulta sorprendente de asimilar dada la cantidad de actividades que se llevan a cabo en este recinto, si se considera que además de la ópera, aquí se lleva a cabo la temporada de ballet, así como diversos conciertos sinfónicos, de música de cámara, antigua, musicales etc. Mucho entusiasmo generó en el público local la reapertura del teatro, y sobre todo la presencia del célebre tenor alemán, en un programa dividido en dos partes, con repertorios en los que ha sobresalido a lo largo de su carrera, verismo y Wagner, Kaufmann demostró las ganas por cantar y con entrega y encomiable despliegue vocal, no defraudó en ningún momento. En la primera parte del concierto, que inició con una entusiasta obertura de La Forza del Destino, se intercalaron dos intermezzos, el de Manon Lescaut y el de Cavalleria Rusticana, con una orquesta que tuvo un buen desempeño en sus intervenciones en solitario y para crear un marco musical adecuado en cada una de las arias, mostrando versatilidad y cohesión. En el podio estuvo su director Patrick Summers, quien dirigió con seguridad, control y buena dinámica, resaltando los momentos orquestales más intensos de cada pieza y permitiendo el lucimiento del invitado. Kaufmann comenzó cantando “Cielo e mar!” de La Gioconda y ‘La vita é inferno…Oh! Tu che in seno agli angeli” de La Forza del Destino y lo hizo desplegando un cálido timbre, elegante fraseo y una voz amplia, además de que se le vio muy expresivo y visiblemente conmovido. Su interpretación de ‘Un dì all'azzurro spazio’ de Andrea Chenier fue uno de los momentos más emotivos y sentidos del artista, con el que generó un tumultuoso aplauso, algo poco visto por parte de este público; y con “Mamma, quell vino é generoso” de Cavalleria Rusticana concluyó la primera parte del concierto. La segunda parte consistió de fragmentos de óperas de Wagner, en las que Kaufmann mostró el apego que tiene también hacia este repertorio, que canta son solemnidad y maestría. En las arias de Sigmund ‘Ein Schwert verhieß mir der Vater’ de Die Walküre, y de Parsifal ¡” Amfortas! Die Wunde!" cantó con amplitud vocal y refinamiento. La orquesta ejecutó los preludios de los actos I y III de Lohengrin; y de esta misma ópera, para terminar el concierto, cantó la sentida aria ‘In fernem Land’. Al final, se cantaron cinco bises con el mismo brío del artista y frenesí del público, estos fueron: “Winterstürme wichen dem Wonnermond” de Die Walküre, ‘E Lucevan la Stelle’ de Tosca, Träume de Richard Wagner, así como la ‘Ombra di nube’ de Licinio Refice, y “Mattinata” de Ruggero Leoncavallo. Sin dudas, este concierto será recordado aquí por mucho tiempo y dio inicio a una nueva temporada, que incluye algunos títulos interesantes como:  Dialogues des Carmélites, Romeo et Juliette, además del estreno de una nueva ópera titulada The Snowy Day, comisionada al compositor Joel Thompson.

La Vita Nuova di Wolf Ferrari - Auditorium Rai Torino, Teatro Regio di Torino

Renzo Bellardone

L’idea del Regio di Torino di non sospendere le attività per ristrutturazione del teatro è apprezzabile, anche se non si tratta di una vera e proprio stagione d’opera; la location dell’Auditorium Rai Arturo Toscanini è eccelente per ospitare una partitua poco conosciuta, ma veramente ricca di fascino.

LA VITA NUOVAAuditorium Rai Torino 29 ottobre 2021 Cantica su parole di Dante per baritono, soprano, coro, coro di voci bianche e orchestra op. 9 Musica di Ermanno Wolf-Ferrari. Donato Renzetti direttore Alessandro Preziosi voce recitante Vittorio Prato baritono Angela Nisi soprano Andrea Secchi maestro del coro Claudio Fenoglio maestro del coro di voci bianche. Orchestra e Coro Teatro Regio Torino Coro di voci bianche Teatro Regio Torino

In occasione dell'Anno di Dante “LaVita Nova”  è da considerare il romanzo  in cui Dante racconta sé stesso ed il suo amore per  Beatrice, srotolando il racconto in decine di capitoli che spiegano molte composizioni poetiche scritte in momenti diversi, tra cui spiccano “Donne ch’avete intelletto d’amore” per sforare nel celeberrimo “Tanto gentil e onesta pare”I meravigliosi versi trecenteschi durante la serata sono stati letti da Alessandro Preziosi che sfoggia la migliore tecnica vocale con bel timbro interpretativo. Purtroppo l’audio mi è risultato lievemente carente, ma l’effetto è stato comunque apprezzabile. La composizione ignota ai più  è di Wolf Ferrari che, pur leggendo si sia tenuto distante da da Schönberg, Cilea e Puccini, a mio sentire in certe dolcezze della composizione sono percettibili accenni a Puccini così come traspare Strauss. Scrittura elegante che passa da carezzevoli note a irruente e focose enunciazioni di percussioni, tamburi e gong in un maestoso e quasi trionfalistico incedere. Si inizia appunto con la voce di Alessandro Preziosi gentilmente sottolineato dal suono della campana che lascia spazio all’insieme orchestrale del Regio che ancora una volta fa assaporare il bello della musica. Interessanti l’assolo della tromba con orchestra e decisamente significativi il ritmo dialogante dei due percussionisti con pianoforte. Il maestro Donato Renzetti dà una direzione misurata con bel gesto chiaro e sicuro. Il canto è accoratamente offerto dal  soprano Angela Nisi con voce sincera e cordiale che dona con chiarezza e limpidezza avvicinando l’ascolto fin da subito con un sorriso accogliente. La seconda voce è del baritono Vittorio Prato che esprime possanza attraverso la profondità ed i colori veramente bruniti palesando una importante cifra interpretativa; è sua la parte preponderante della composizione, che sa sostenere con sicurezza e tranquilla persuasione. Il coro del regio diretto da Andrea Secchi è sempre cornice che diventa quadro, avvalendosi in questo caso anche delle voci bianche dirette da Claudio FenoglioLa Musica vince sempre.

 

 


El Castillo de Barba Azul en Novara, Italia

Foto: Teatro Coccia di Novara

Renzo Bellardone

La recuperación ... ¡la vuelta al teatro no tiene precio! El entusiasmo y el deseo de la escena, de la música, del espectáculo de autor palpitan con fuerza en los templos y uno se encuentra en la sala con la directora del teatro, el director de escena y el escenógrafo que cuentan lo que pronto se escuchará y se verá, como llena el corazón y la mente de emociones. La obra no es una de las más conocidas y representadas, ¡así que me siento muy afortunado de haber tenido ya otras oportunidades de asimilar la belleza incomparable de escuchar la única obra (o pecado) de Béla Bartók! No soy músico, pero la frecuencia con la que escucho música en vivo y de alto nivel, me hace apreciar mucho esta composición viva, llena de fermento, ímpetu, pasión e intimidad expresiva. 1000 páginas no bastarían para ilustrar las facetas de esta impactante composición que, si bien fue planificada para una orquesta de al menos noventa elementos, con un trabajo minucioso de absoluta calidad, la hemos escuchado propuesta por un grupo musical de tan solo 23 elementos. El mérito de esta orquestación para personal reducido es para Paola Magnanini y Salvatore Passantino de la Academia AMO, creada bajo la preciosa supervisión de Marco TaralliUno de los aspectos más interesantes de la obra de Béla Bartók es sin duda el de la relación entre la métrica verbal con la musical. Por primera vez, la lengua húngara no es transgredida ni deformada por las necesidades de la música y, como se expuso durante la presentación, la traducción al italiano de los subtítulos se manejó con atención, fidelidad y amor por la obra. Todo aquí emerge: el lamento, el chillido, el grito, la esperanza, la ilusión y la realidad, la persecución de un sueño, la expectativa de realización y el tormento del ser. Pero vayamos a la creación escénica de Deda Cristina Colonna quien, navegando por las páginas de cuento de hadas del castillo del príncipe Barbazul, en lugar de detenerse en el imaginario colectivo del príncipe asesino, sediento de sangre sin piedad, buscó la psicología y el sueño del príncipe en una búsqueda espasmódica de sí mismo a través de ser amado sin preguntas ni condiciones. Abriendo las puertas del castillo una a una, a petición femenina de Judit, poco a poco se revela a sí misma. La narración aguanta con la respiración contenida como en un thriller con final feliz. La dirección de las proyecciones iniciales representó este camino de busqueda con sorprendente efectividad y convirtió a Barba azul en un ser humano con sus dudas y el escenario elegido, creado con elegancia estructural por el escenógrafo Deda Cristina Colonna, contribuyó a la representación del hombre de Barba azul. Lla cuarta y última esposa Judit, a quien dedica todas las noches, así como a las otras esposas encerradas en la última habitación a la que había dedicado, mañana, mediodía y el bruñir de la noche. La dirección de Marco Alibrando fue fresca y a la vez rigurosa, dejando espacio a la pasión que sigue a los distintos timbres, los chillidos y las bocanadas casi imperceptibles sobre las lágrimas del lago. Un sincero aplauso para los intérpretes: Mary Elisabeth Williams quien fue una Judit sincera que vive con gran fuerza interpretativa manteniendo el ritmo narrativo y expresando una figura vocal muy adecuada al papel. Andrea Mastroni puede definirse como un intérprete de referencia gracias a la voz naturalmente baja que expone colores y profundidades de todo relieve, logrando una soberbia interpretación que sin duda marca una pieza importante en la lista de sus interpretaciones. ¡Ambos profundizan en el drama para luego retirarse sensualmente! Honestamente, si un buen comienzo se da a la mitad del camino, podemos estar tranquilos en cuanto a resto de la temporada. ¡La música vence siempre!

IL CASTELLO DI BARBABLU’ Teatro Coccia Novara 23 ottobre 2021

Foto: Teatro Coccia di Novara

Renzo Bellardone

La ripresa...il tornare a teatro NON ha prezzo! L’entusiasmo e il desiderio della scena, della musica, dello spettacolo d’autore pulsano fortemente alle tempie e ritrovarsi in sala con Direttrice teatro, regista e scenografo che raccontano quello che fra poco si andrà ad ascoltare e vedere, riempie cuore e testa di emozioni.

IL CASTELLO DI BARBABLU’ Teatro Coccia Novara 23 ottobre 2021 Orchestrazione per organico orchestrale ridotto  Paola Magnanini e Salvatore Passantino (Accademia AMO)
Musica di Béla Bartók, Libretto di Béla Balázs Traduzione di Hannah Gelesz e Deda Cristina Colonna Direttore Marco Alibrando Regia Deda Cristina Colonna Assistente alla regia Hannah Gelesz Scene e costumi Matteo Capobianco Barbablù Andrea Mastroni Judith Mary Elizabeth Williams Prologo Giuditta Pascucci, Carolina Rapillo Orchestra del Teatro Coccia Coproduzione Fondazione Teatro Coccia e Fondazione Pergolesi Spontini di Jesi

L’opera non è delle più conosciute e rappresentate,  quindi mi ritengo ben fortunato ad aver già avuto altre occasioni per assimilare l’ineguagliabile bello dell’ascolto dell’unica (peccato) opera di  Béla Bartók! Non sono musicista, ma il frequente ascolto dal vivo di Musica ben elevata, mi fa apprezzare enormemente questa composizione viva, ricca di fermenti, impeti, passione ed  espressiva intimità. Non basterebbero 1000 pagine ad illustrare le sfaccettature di questa scrittura imponente che seppure prevista per un organico di almeno novanta elementi, con un lavoro certosino e di assoluta qualità l’abbiamo ascoltata proposta da un organico musicale di soli 23 elementi. Il merito di questa orchestrazione per organico  ridotto va a  Paola Magnanini e Salvatore Passantino dell’Accademia AMO, realizzata sotto la preziosa supervisione di Marco Taralli. Uno degli aspetti più interessanti dell’opera di Béla Bartók è senz’altro quello del rapporto tra il metro verbale e quello musicale. Per la prima volta la lingua ungherese non risulta violentata e deformata dalle esigenze della musica e come è stato esposto durante la presentazione la trasposizione in lingua italiana per i sottotitoli è stata curata con attenzione, fedeltà ed amore all’opera. Tutto emerge: il lamento, lo stridore, il grido, la speranza, l’illusione e la realtà, la rincorsa di un sogno, l’attesa della realizzazione ed il tormento dell’essere. Ma veniamo alla realizzazione registica di Deda Cristina Colonna che navigando tra le pagine fiabesche del castello del principe Barbablù, invece di soffermarsi all’immaginario collettivo  del principe assassino uxoricida, spietatamente assetato di sangue, ha ricercato la psicologia ed il sogno del principe alla spasmodica ricerca di se stesso attraverso l’essere amato senza domande e condizioni.  Aprendo una ad una le porte del castello, sulle femminee richieste di Judit, svela man mano il suo IO. La narrazione tiene con il fiato sospeso come in un giallo a lieto fine. La regia fin dalle proiezioni iniziali ha rappresentato con efficacia sorprendente questo suo percorso di ricerca ed ha reso Barbablù un essere umano con i suoi interrogativi e l’ambientazione scelta, realizzata con eleganza strutturale dallo scenografo Matteo Capobianco, ha contribuito alla rappresentazione dell’uomo Barbablù e della sua quarta ed ultima moglie Judit a cui dedica tute le notti, cosi come alle altre mogli racchiuse nell’ultima stanza aveva dedicato, il mattino, il mezzogiorno e l’imbrunire della sera. La direzione di Marco Alibrando è fresca ed al tempo stesso rigorosa, lasciando spazio alla passione che insegue le varie timbricità, gli stridori ed i quasi impercettibili soffi sopra le lacrime del lago. Agli interpreti va un applauso sincero: Marco Alibrando  è un’accorata Judit che vive con grande forza interpretativa  mantenendo il ritmo narrativo  ed esprimendo una cifra vocale ben attagliata al ruolo. Andrea Mastroni può definirsi interprete di riferimento grazie alla voce che naturalmente bassa espone colori e profondità di tutto rilievo, riuscendo a declinare una interpretazione superba che indubbiamente segna un tassello importante nell’elenco delle sue interpretazioni. Entrambi si addentrano nella drammaticità per poi uscirne sensualmente! Sinceramente se chi ben comincia è a metà dell’opera, possiamo tranquillizzarci sul resto dell’insieme delle stagioni. La Musica vince sempre

El Barbero de Sevilla en el Teatro alla Scala de Milán

Foto: Brescia&Amisano

Massimo Viazzo

Hubo pocas risas en este Barbero, e incluso hubo menos diversión. Todo así se quiso, por supuesto, pero la operación de liberar a la ópera bufa rossiniana de los clichés del Rossini "geométrico y surrealista" que tanto habían sorprendido y emocionado al público, hace ya medio siglo, sólo funcionó en parte. La idea de fondo de esta producción fue precisamente la de buscar una nueva forma de interpretación abriendo las puertas a una suerte de realismo, bastante obsoleto en una obra como esta. Al final, una cierta sensación de frialdad y distancia caracterizó la velada. Evidentemente, no faltaron algunos momentos bien logrados, como el aria de Rosina ambientada en un camerino con bailarinas al fondo, o la escena de la lección de canto con Bartolo constantemente "fuera de acción" por cortinas que caían desde arriba en momentos oportunos, o el temporal siempre bailado con inventiva y gracia. Sí, porque Leo Muscato ambientó la ópera sobre el escenario de un teatro con Rossini como estrella o etoile de la danza, con Almaviva como director de orquesta, Fígaro como el factótum del escenario y  Don Bartolo como empresario. En general esta lectura pareció coherente como también agradable, pero a la larga, la carencia casi total de gags, y de una verdadera dirección escénica sobre los personajes, hizo que cayera un velo de tristeza sobre la partitura rossiniana, tan querida, justo porque logra arrancar risas y deleita a escena abierta. Tampoco Riccardo Chailly convenció  del todo con una interpretación que aunque estuvo meditada, en términos generales fue poco brillante y colorida, así como frecuentemente monocorde. El elenco fue bueno, y fue encabezado por el arrogante, franco y exuberante Fígaro de Mattia Olivieri, un joven barítono de voz robusta y de timbre claro y fresco en constante ascenso.  Espontánea y muy pícara estuvo la Rosina de Svetlina Stoyanova, quien no siempre estuvo a punto en el registro más agudo, aunque se mostró segura y desenvuelta en su papel de bailarina, además de poseer una grata y sonora voz. Almaviva fue interpretado por Antonino Siragusa con garbo y refinamiento y una amable y comunicativa línea de canto. Excepcional fue el Don Bartolo de Marco Filippo Romano, con asombrosa dicción, virtuoso fraseo y genuino timbre. Romano es hoy el bajo-bufo de referencia en todas las latitudes, siguiendo los pasos de la gran tradición italiana que desde Sesto Bruscatini en adelante ha dado excelentes intérpretes en este repertorio. Por último, cabe destacar el Don Basilio cantado por Nicola Ulivieri con su redonda y bien proyectada voz. Una garantía como es el Coro del Teatro que dirige Alberto Malazzi estuvo siempre puntual en sus intervenciones. Finalmente, una nota muy positiva fue el regreso del público al cien por ciento de la capacidad de la sala de la Scala, que nos hace exclamar: "¡Finalmente"!

Il Barbiere di Siviglia - Teatro alla Scala Milano

Foto: Brescia&Amisano

Massimo Viazzo

Si ride poco in questo Barbiere, e ci si diverte anche meno. Tutto voluto naturalmente. Ma l’operazione di affrancare l’opera buffa rossiniana dai cliché del Rossini “geometrico e surreale” che aveva tanto sorpreso e appassionato il pubblico ormai mezzo secolo fa, ha funzionato solo in parte. L’idea di fondo di questa produzione era proprio quella di cercare una nuova via interpretativa aprendo le porte ad una sorta di realismo, abbastanza desueto in un'opera come questo. Alla fine un certo senso di freddezza e distacco ha caratterizzato la serata. Certo, non sono mancati i momenti riusciti, come l’aria di Rosina ambientata in un camerino con ballerine sullo sfondo, o la scena della lezione di canto con Bartolo messo costantemente “fuori uso” da sipari che calavano dall’alto nei momenti opportuni, o ancora il temporale sempre ballato con  inventiva e grazia. Si perché Leo Muscato ha ambientato l’opera sul palco di un teatro con Rosina etoile di danza, Almaviva direttore d’orchestra, Figaro factotum di palcoscenico, Don Bartolo impresario. Questa rilettura è parsa in genere coerente e anche gustosa. Ma alla lunga la mancanza pressoché totale di gag, e di una vera regia sui personaggi, ha fatto scendere un velo di tristezza sulla partitura rossiniana così amata proprio perché sa strappare risate e diletto a scena aperta. Anche Riccardo Chailly non ha convinto del tutto con una interpretazione seppur meditata, ma alla fine poco brillante e colorita e spesso un po' monocorde. Buono il cast capitanato dal Figaro spavaldo, franco ed esuberante di Mattia Olivieri. Un giovane baritono dalla voce robusta e dalla timbrica chiara e fresca,  in costante ascesa. Spigliata e giustamente furba la Rosina di Svetlina Stoyanova non sempre a fuoco nel registro più acuto, ma sicura, disinvolta nel suo ruolo di ballerina, e di bella voce sonora. Almaviva è stato interpretato da Antonino Siragusa con garbo e raffinatezze con una linea di canto amabile e comunicativa. Eccezionale il Don Bartolo di Marco Filippo Romano, con la sua strepitosa dizione, il sillabato virtuosistico e la timbrica genuina. Ormai Romano è un punto di riferimento come basso buffo a tutte le latitudini, seguendo le orme della grande tradizione italiana che da Sesto Bruscantini in poi ha dato fior di interpreti in questo repertorio. Da segnalare infine il Don Basilio cantato da Nicola Ulivieri con voce rotonda e ben proiettata. Una sicurezza. Come il Coro del Teatro diretto da Nicola Ulivieri sempre puntale nei suoi interventi. Nota molto positiva infine, il ritorno del pubblico in sala al cento per cento della capienza. E si può dire: “Finalmente”!

Tosca en Zúrich

Foto: Monika Ritterhaus

Ramón Jacques 

Las actividades retoman su curso normal en los importantes escenarios operísticos del mundo y para la reposición de Tosca de Puccini el teatro de Zúrich recurrió a la producción de Robert Carsen, creada para este mismo escenario en 1990, quien situó la escena dentro de un teatro. Algunas ideas de este montaje resultan innovadoras y atractivas, y otras parecen estar fuera de sincronía con lo que indica la trama y el texto que se canta. La idea puede gustar o no, pero es una visión diferente que funciona. Por citar algunos ejemplos: Cavaradossi pinta sobre el telón del teatro por un lado del escenario donde se ubican varias filas de butacas; él Te deum se lleva a cabo desde las butacas y al abrirse el telón se ve una obra teatral religiosa, o el encuentro entre Tosca y Scarpia que se realiza en la parte trasera del teatro. En la idea de Carsen, que se aleja de la trama pero que parece acercarse más a la realidad en el interior de un teatro, Tosca es realmente una diva de ópera, que se retira del teatro dando autógrafos en el primer acto y que muere brincando hacia el foso de la orquesta, en un final fuera de lo común, pero visualmente efectivo y bien logrado por el resplandeciente uso de la iluminación. En el papel principal destacó Sonya Yoncheva, por su radiante apariencia escénica y sus elegantes vestuarios, con los que personificó a una atractiva y sensual Tosca. Su canto fue seguro, y mostró un grato color en su voz y una adecuada proyección. En especial, sus pianos fueron precisos y emocionantes. El tenor Joseph Calleja mostró la experiencia escénica y vocal que tiene interpretando a Mario Cavaradossi quien, y salvo algunas incongruencias escénicas de la dirección, como la de pintar sobre una pared del escenario antes de ser fusilado, se desenvolvió con soltura y convicción. Por su parte, el barítono Thomas Johannes Mayer, que en esta puesta fue un Scarpia más parecido a un deshonesto empresario teatral que a un jefe policía, confirió al personaje la arrogancia y la mordacidad requerida, y a pesar de exhibir un robusto y seguro timbre, cantó por momentos con sobrada fuerza. Correctos estuvieron el resto de los personajes menores, así como el coro en su participación. El maestro Paolo Carignani, estuvo al frente de una orquesta que sonó precisa y compacta en cada una de sus secciones, y en su conducción se notó seguridad y tiempos adecuados, en la que fue la función de estreno de esta celebre ópera, dentro de la presente temporada.

Sunday, October 24, 2021

Recital de Marie-Claude Chappuis y Luca Pianca en Zúrich

Foto: Heinz Keller

Ramón Jacques 

¡Emotivo y conmovedor! es como se puede describir el recital titulado Sous l’empire d’Amour (airs de cour y música de laúd) que ofreció la mezzosoprano Marie-Claude Chappuis acompañada del célebre laudista Luca Pianca dentro del programa de la edición 35º del Festival de Música Antigua de Zúrich.  El recital tomó el mismo nombre del CD que ambos artistas suizos grabaron en el 2018 para el sello discográfico Deustsche Harmonia Mundi. Para esta ocasión, se retomaron diversas piezas contenidas en la grabación, y se complementaron con otras igual de maravillosas como: Eraclito Amoroso de la compositora italiana Barbara Strozzi, la ejecución de diversos preludios y obras compuestas para archilaúd y tiorba de compositores como: Charles Hurel, Lorenzo Tracetti y Robert de Visée, así como de canciones de música tradicional antigua de la región francófona suiza. Se cantaron arias poco conocidas, que en realidad son pequeñas reliquias musicales, de ilustres pero olvidados compositores franceses del siglo XVI como: Michel Lambert y Gabriel Bataille; como también de Jean Baptiste Lully, quienes vivieron una época gloriosa al amparo de la corte de Luis XIV. Se escucharon piezas inolvidables, por mencionar algunas, como: la melancólica Goûtons un doux repos y Charmant Nuit de Lambert; la graciosa y cómica Un satyre cornu, de marcados aires medievales, así como Qui veut chasser une migraine, ambas de Gabriel Bataille; como también Repans charmant nuit y Récit de la Beauté de Jean Baptiste Lully, el creador de la tragedia lírica y de la ópera francesa.  La intimidad de la sala en casa de la cultura Helferei, situada en el centro antiguo de la ciudad donde se llevó a cabo el concierto, y la cercanía entre el público y los artistas crearon un ambiente placentero y apropiado para deleitarse y adentrarse en esta música. Marie-Claude Chappuis, que ha hecho de la música barroca francesa, así como de la chanson, una de sus especialidades, brilló en la interpretación de cada una de estas arias por la calidez y la claridad de su timbre, mostrándose siempre atenta y apegada al texto, con impecable dicción y fraseo. Con su delicadeza interpretativa logró comunicar, pero sobre todo tocar pasiones y profundos afectos. El marco musical creado por Luca Pianca, fue igual de atractivo y envolvente, por un músico que domina ampliamente su instrumento, y la admirable sencillez con la que parece tocarlo, aun en sus piezas como solista, lo elevan a un nivel superlativo.  



Saturday, October 23, 2021

La Cenerentola en el Teatro Real de Madrid

 

Fotos: Javier del Real / Teatro Real de Madrid

Ramón Jacques

El Teatro Real de Madrid, uno de los pocos escenarios del mundo que pudo realizar la mayoría de sus actividades en el 2020, a pesar de las dificultades ya conocidas por la que atravesaron la mayoría de las salas de concierto y teatros liricos, dio por iniciada una nueva temporada, con capacidad completa en la sala, y con un título emblemático y siempre divertido como como lo es La Cenerentola de Rossini. Esta serie de representaciones sirvieron también de homenaje para la mezzosoprano Teresa Berganza, una gran intérprete del papel principal de esta ópera, con en el que dejó una gran impronta. El primer aspecto a resaltar de esta función fue la sencilla e ingeniosa producción de Stefan Hermeim, proveniente de la Opéra national de Lyon, donde fue vista en el 2017. Hermeim, demostró que, con una trama y música alegre, un escenario con pocos elementos escénicos, y actuación no forzada, se puede lograr el objetico de divertir al público sin recurrir a innecesarias bromas o forzados movimientos de los artistas, permitiendo que la música y el canto ocupen el lugar que les corresponde, y de manera fluida.  El escenario prácticamente carece de elementos, solo un carrito de limpieza, que se convierte en carroza, un trono, y el manejo de la iluminación y trasmisiones al fondo del escenario.  Angelina, es aquí una empleada de limpieza del teatro, que parece entrar a un sueño en el que todo se confunde con la realidad, nada es lo que parece, y al final todo vuelve como al inicio de la función, al grado que el público se queda con la incógnita, si lo que se vio en escena no fue más que un sueño de La Cenerentola, y justo allí radica el mérito del director de escena noruego. Otro detalle simpático a mencionar, es la aparición en escena del propio Rossini, por cierto, muy bien caracterizado, y que es un personaje que sin hablar parece como una especie de hilo conductor que va llevando la trama, apareciendo en diferentes escenas. Resaltaron también los coloridos y vistosos vestuarios de Esther Bialas y la brillante iluminación de Andreas Hofer. En el personaje principal tuvo una participación sobresaliente la mezzosoprano francesa Karine Deshayes, quien le dio un toque de gracia, delicadeza, gracia, diversión, y cierta elegancia a su interpretación del personaje principal.  Su desempeño vocal fue yendo en ascenso con el transcurrir de la función, mostrando buenas manejo de las coloraturas, así como un colorido y dulce timbre, y buena proyección. Por su parte, el Ramiro del tenor Dmitry Korchak, estuvo vocalmente impecable por emisión, agilidad y timbre, pero es un artista escénicamente frio, inexpresivo, y con una rigidez por momentos fastidiosa. El barítono Florian Sempey fue un Dandini arrogante, bien actuado, pero aún mejor cantado, y aunque su timbre no es completamente grato, es un cantante confiable que sacó lo mejor del personaje. Renato Girolami, dejo constancia de su amplia experiencia interpretando papeles bufos, e hizo una buena caracterización del personaje de Don Magnifico tanto vocal como actoral, y fue uno de los mejores de la noche.  El personaje de Alidoro pareció muy poco para el talento de Roberto Tagliavini, solido cantante con una voz de bajo amplia, profunda y homogénea, un verdadero lujo tenerlo en este papel. Correctas estuvieron las hermanastras Tisbe, de Carol García, y la Clorinda de la soprano madrileña Roció Pérez, una cantante a tener en cuenta en el repertorio de soprano-coloratura, que ya ha cosechado éxitos en importantes escenarios. Un buen desempeño tuvo el coro del teatro dirigido por Andrés Maspero, y sobre todo la orquesta que se mostró uniforme, dinámica y muy eficaz bajo la experimentada y segura mano de Riccardo Frizza, quien tuvo algunos simpáticos intercambios desde el foso, con los artistas en escena. Buen inicio de temporada para el máximo escenario madrileño, quien además se dio el lujo de tener otro elenco completamente diferente para esta producción.