Sunday, March 31, 2024

Highway 1 U.S.A. y Der Zwerg en Los Ángeles

Fotos: Cory Weaver / LA Opera

Ramón Jacques

En el 2007, por iniciativa de su director musical James Conlon -quien recientemente anunció que en el 2026 dejará la posición que ha ocupado durante 20 años y que coincide con el 40 aniversario de la compañía LA Ópera-  se creó el ciclo de “Voces recuperadas” que consistía en recuperar y escenificar aquí durante varias temporadas obras de compositores del siglo XX que fueron silenciados o censurados por el régimen nazi, y gracias al cual  se pudieron apreciar títulos, entre otros, como: Die Vögel (Los pájaros) de Walter Braunfels (1882-1954), Die Gezeichneten (El estigmatizado) de Franz Schreker (1878-1934) y en el 2008, el estreno americano de  Der zerbrochene Krug (La jarra rota) de Viktor Ullmann (1898-1944) que se ofreció en una misma cartelera con Der Zwerg (el enano) del propio Zemlinsky, Lamentablemente el ciclo se interrumpió en el 2010 por cuestiones presupuestales, pero como gracias a él, existen en el mercado grabaciones en DVD de estos tres títulos. Trece años más tarde el teatro retoma parcialmente el ciclo, reponiendo Der Zwerg (el enano) título que en su momento tuvo buena aceptación del público, uniéndolo a la poco conocida Highway 1, USA creando un atractivo y peculiar díptico, en apenas la segunda escenificación profesional de esta obra, y ampliando el ciclo a incluir obras de compositores estadounidenses de raza negra, que también cayeron en el olvido. Esta ópera en un acto fue compuesta por William Grant Still (1896-1978), prolífico compositor con más de doscientas obras, incluidas 9 óperas, a quien se le conoce como el “Decano de los compositores afroamericanos” y que además formo parte del Harlem Renaissance - movimiento cultural e intelectual de los años 20 y 30 que enalteció la música, el baile, el arte, la literatura, el teatro y la política de los afroamericanos, y que se originó en el barrio neoyorquino de Harlem- fue el primer compositor de raza negra en componer una ópera para un importante teatro (New York City Opera), el primero en dirigir una de sus obras con una importante orquesta estadounidense (Los Ángeles Philharmonic) en un periodo de segregación y evidentes prejuicios raciales. La trágica y muy operística historia, versa sobre las dificultades que enfrentan Bob and Mary para pagarle la universidad a Nate (hermano menor de Bob). Por una promesa realizada a su madre, Bob debe apoyar económicamente a Nate hasta que sea necesario, pero este decide no trabajar y continúa viviendo con la pareja.  Nate intenta seducir a Mary, quien lo rechaza y lo menosprecia, expresando su amor por Bob, por lo que decide la apuñalarla. Pensando que Mary ha muerto, Bob decide culparse para proteger a su hermano, pero Mary quien recupera la conciencia lo denuncia por intentar asesinarla. 

Nate es detenido y Bob de rodillas le promete a Mary una mejor vida. La directora de escena Kaneza Schaal, situó la escena alrededor de 1950 en una gasolinera con colorida luz neón evocativa de esa época, y en un modesto departamento en el que viven; de diseños concebidos por Christopher Myers, con vestuarios de Charlese Antoinette Jones e iluminación de Pablo Santiago, quienes crearon una adecuada realización escénica de esta obra verista-americana, si se permite el término.  La orquestación es grata, colorida e intensa, en el que se pueden distinguir tintes de la música americana como el jazz, compases de Kurt Weill, con algo de verismo pucciniano que dieron como resultado un lenguaje musical exuberante y romántico especialmente en los duetos entre los cantantes principales, y un coro de vecinos. Un aspecto interesante en la obra que no existe expresamente alguna referencia o pista relacionada con un tema racial.  Optimo estuvo el trabajo vocal como el actoral que ofrecieron la soprano Nicole Heaston (Mary) el barítono Norman Garrett, así como el tenor Chaz’men William-Ali en el personaje de Nate; además de los cantantes en los papeles menores.  En Der Zwerg, se rescató el mismo montaje del 2008 del director Darko Tresnjak, con las sencillas escenografías de Ralph Funicello, y los señoriales vestuarios de Linda Cho, inspirados en las pinturas de Francisco de Goya.  La historia trata sobre el amor imposible entre la infanta Donna Clara de España con un enano que se presenta en una fiesta en su palacio, pero a pesar de quedar enamorado de ella, el mismo se desilusiona al ver su imagen reflejada en espejo y ante el rechazo de la infanta, decide morir. El tenor Rodrick Dixon, repitió su caracterización del enano que hiciera en el 2008, sus movimientos fueron apasionados y su ensanchada y amplia voz la supo proyectar de manera adecuada.  La soprano Erica Petrocelli personificó y cantó bien el papel de Doña Clara, a pesar de una robusta pero musical expresión vocal. Un lujo fue contar con el bajo Kristin Sigmundsson como Don Estoban, mayordomo de la corte, y con la soprano Emily Magee como Ghita, criada de la infanta, cuyas sobresalientes condiciones se evidenciaron en el escenario.  La orquesta se lució con las dos partituras bajo a la entusiasta e impulsiva conducción de James Conlon, un poco fuerte y enérgica en Highway cubriendo por momentos las voces, pero impactante en la suntuosidad de la partitura de Zemlinsky, obra que pareció dirigir con mayor profundidad y maestría.

                                       



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