Fotos: Lynn Lane
Ramón Jacques
La siempre divertida Falstaff, ópera cómica en tres actos y
última obra de 26 compuesta por Giuseppe Verdi (1813-1901) a la edad de 80 años
de edad, con libreto de Arrigo Boito quien realizó una adaptación en italiano de
la obra de William Shakespeare (1564-1616) The
Merry Wives of Windsor y escenas de Henry, parte 1 y 2, es el segundo
título de la presente temporada de la Houston Grand Opera, que junto a Parsifal
de Richard Wagner (1813-1883), curiosamente también la última ópera de este
compositor, y que escenificará la compañía en enero del 2024, son las dos
ofertas más atractivas del actual curso del teatro que incluye títulos del
repertorio tradicional, un par de estrenos absolutos, y una poco habitual
representación, al menos aquí, del musical The
Sound of Music de Rodgers y Hammerstein. Mucho han cambiado las cosas desde
la última vez que Falstaff fue vista
en este teatro en la temporada 2004-2005 cuando la compañía celebraba su quincuagésimo
aniversario y el papel estelar recayó en el barítono gales Bryn Terfel que en ese momento era considerado el mejor intérprete
del papel del bufón de Shakespeare. Hoy la visión de la compañía se enfoca en
apoyar y promover la carrera de jóvenes y experimentados cantantes,
especialmente estadounidenses, quienes, la mayoría de ellos se han formado en
el estudio del teatro, y están realizando carreras, ello en detrimento de la
falta de reconocidos cantantes del circuito internacional que antes se
presentaban con frecuencia en este teatro y hoy rara vez se presentan. Pero
Falstaff no puede llevarse a cabo si es simplemente una excusa para presentar
una estrella, ya que la ópera es también una pieza en conjunto que requiere un
cuarteto de intérpretes femeninas y un quinteto de hombres para impulsar y
avivar su enredada trama, tanto como el propio personaje de Falstaff. En esta ocasión, el balance vocal no estuvo del
todo balanceado, especialmente por los dos personajes masculinos principales
como: Reginald Smith Jr que dio vida
al papel principal y exhibió un timbre de barítono de tonos oscuros adecuado
para con los grandes momentos orquestales que acompañan al personaje, y en sus
delirios de grandeza. Sin embargo, su desempeño estuvo fuera de sintonía con la
dinámica orquestal, por momentos acelerado, poco ligero y matizado cuando se
esperaba en “Quand’ero paggio” y carente de suavidad con una emisión forte y algo destemplada. Su corpulenta
apariencia se apegó al personaje, y en su desempeño actoral se notó forzado e
innecesariamente sobreactuado. Misma
situación fue la del barítono Lake
Denson, de indudables cualidades vocales, pero que como Ford fue poco
sutil, con ataques vocales algo violentos e impetuosos, carente de tonos y una emisión
más suave, que le restaron credibilidad a su actuación como el arrepentimiento
y afecto que debe mostrar Ford hacia su hija. De las cuatro alegres comadres,
se puede mencionar el dinamismo, la nitidez y el espíritu que imprimió la
experimentada soprano Nicole Heaston a
Alice Ford; y Nannetta, bien personificada por la soprano Andrea Carroll quien cantó con un suntuoso y rico timbre, platinado
y delicado, y que fue una especie de hilo conductor de la parte romántica en la
función. Por su parte la mezzosoprano Jennifer
Johnson Cano aportó el registro grave necesario y las travesuras cómicas de
Mistress Quickly; y aunque la trama no le concede al papel de Meg Page
verdadera atención, la mezzosoprano Emily
Triegle cumplió con su cometido y en su parte en el complot hacia el
protagonista. En el papel de Fenton, Jack Swanson se complementó muy bien
con el papel de Nannetta de Carroll, aportando sentimentalismo y un toque poético
a su fraseo, casi susurrado por momentos, y de grato esmalte en su ligera voz y
timbre. La ópera contiene otros personajes masculinos como el tenor Martin Bakari como el colérico Dr.
Caius; o el tenor Michael McDermott
(Bardolf) y el bajo mexicano Daniel
Noyola (Pistol) los sirvientes de Falstaff personificados con gracia y malicia.
El marco escénico traído de la Ópera de Los Ángeles, donde fue estrenado en el
2013, cuenta con los decorados y vestuarios de Adrian Linford que evocan, de manera estilizada, las casas de madera
y los pubs de un pueblo británico, que parece extraído de un cuento. Sobre una
tenue cortina diseñada como pergamino se proyectaban las garigoleadas firmas de
Shakespeare. En su dirección escénica Paula
Souzzi logró exponer las travesuras cómicas de la historia, a la que
contribuyeron puntualmente con ligereza y humor las alegres comadres, incluido
el final en el que encendidas las luces del teatro los cantantes se dirigieron
al público cantando “Tutto nel mondo è
burla” El director titular de la orquesta, Patrick Summers, ofreció una lectura de tono entusiasta y peso, y
aunque en los conjuntos decisivos no siempre logró una perfecta sincronización
entre la orquesta HGO y los cantantes, los instrumentistas confrontaron la vibrante
y desafiante partitura con brío. Como dato final, en vez de hacer intermedios
entre cada uno de los tres actos, se optó por unir el primero y el segundo
acto, y durante los tres cambios de escena que se realizaron, la orquesta
ejecutó los preludios de “La Battaglia di
Legnano”, “Un Giorno di Regno” y parte de L'autunno de “I Vespri Siciliani”
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