Foto: Iestyn Davies (contratenor) @ The English Concert y Ramon Jacques
Ramón Jacques
Después
de las exitosas presentaciones de Alcina y Salomón ofrecidas consecutivamente
como parte de sus dos últimas temporadas, la Ópera de Los Ángeles continua su sociedad
con la orquesta barroca inglesa The English Concert, que en esta ocasión
ejecutó, en versión concierto, una joya musical y vocal poco representada de Georg
Friedrich Händel (1685-1759), Rodelinda,
reginda de’ Longobardi HWV 19, ópera seria en tres actos con música del
propio Handel y libreto en italiano de Nicola Francesco Haym a partir de una
pieza basada en una obra de Pierre Corneille de 1652, y que tuvo su estreno en
Londres en 1725. El ciclo de óperas de Handel, en el escenario de Los Ángeles
debió comenzar inicialmente en el 2000 con la ópera Tamerlano HWV 18 que desafortunadamente fue cancelada por la
pandemia, sin algún aviso de que se vaya a ser reprogramar pronto. A la par de
las giras anuales que incluyen, la que se está convirtiendo ya en una escala habitual
y obligada en esta ciudad california, la agrupación inglesa está realizando
grabaciones discográficas, para el sello Linn Records, de obras representativas
del compositor alemán como Rodelinda (2021)
o La Resurrezione (2022), que obtuvo
reconocimientos este año, o Tamerlano, aún
en proceso de grabacion. Diversas compañías y teatros de ópera, entre los que
se incluye el de Los Ángeles, han dejado de producir óperas del repertorio
antiguo, y les han cedido ese espacio a agrupaciones especializadas en el
género, el estilo, su práctica y que lo interpretaron con instrumentos
antiguos, generalmente en versión en concierto. De igual manera, algunos
teatros, que deciden realizar montajes escénicos, en lo que parece convertirse
en una tendencia, están optado por recurrir a agrupaciones especializadas en música
barroca confiándoles la parte orquestal. A este respecto, se puede citar un recordado hito que ocurrió en el 2010 cuando la Ópera Estatal de
Viena decidió escenificar: Alcina de Handel, presumiblemente el primer título
barroco de la compañía, contando con el ensamble francés Les Musiciens de
Louvre bajo la conducción de su titular Marc
Minkowski; y recientemente la Ópera de Ámsterdam hizo lo propio en su
montaje de Giulio Cesare invitando a Le Concert d'Astrée con su directora Emmanuelle Haïm, producción a la que
asistí a principios de este año y reseñé, misma situación que ha
ocurrido en la Ópera de Paris, entre muchos ejemplos que se podrían mencionar. Desde
el clavecín, y al frente de su orquesta Harry
Bicket realizó una lectura eficiente de la partitura, con buena dinámica,
precisión y extremado cuidado por las voces y su lucimiento en la brillante
sucesión de arias que contiene la partitura. Por su parte los músicos de la
orquesta se desempeñaron con desenvoltura y convencimiento en su práctica,
exhibiendo un sonido homogéneo y fresco que emanó de la sección de cuerdas, así
como de los oboes, flautas y la tiorba, logrando el cometido de agradar al
público que escuchaba y el de crear marco adecuado para la parte cantada.
Afecto a trabajar con cantantes angloparlantes, del elenco que eligió Bicket en esta ocasión sobresalió la soprano Lucy Crowe, como Rodelinda, quien
mostro virtudes en su canto como una tonalidad rica, bien articulada, la capacidad
de conmover y extraer los tintes dramáticos y los momentos de sufrimiento por los
que atraviesa el personaje, que adornó con sublimes ornamentos dejando momentos
memorables en sus arias "L'empio
rigor del fatto" y Se'l mio duol non è sì forte” además del conmovedor
dúo del final del acto II "Io t'abbraccio" con Bertarido. Este
personaje fue interpretado con la dominante presencia escénica y el
sorprendente desempeño vocal del contratenor Iestyn Davies (tanto el cómo Crowe aparecen en la grabación mencionada
de esta ópera). El papel fue compuesto
para el célebre contratenor italiano Senesino, y ofrece momentos y arias de
sentimientos profundos, que aquí Davies supo transmitir con facilidad, destreza
y claridad, como en la conocida aria: “Dove
sei, amato bene?” Otra fortaleza del elenco fue la presencia de la
mezzosoprano Christine Rice,
reconocida interprete que dio relevancia al papel de Eduige por la suntuosidad
de su canto, y por su desempeño actoral con el que dio sentido a su
personaje. Muy bien estuvo el
contratenor Aryeh Nussbaum Cohen en
papel de Unulfo, con una voz ágil, dúctil que agradó con su ejecución del aria "Fra
tempeste funeste", escuchada con frecuencia en concierto. El tenor Eric
Ferring en el papel de Grimoaldo, mostro finura y elegancia en su canto,
desplegando una voz ligera y grata en su color. Finalmente, en el papel de
Garibaldo, de poca relevancia y fortuna en la trama, el bajo-barítono Brandon Cedel tuvo un discreto
desempeño por su canto amplio, robusto, y fuera de estilo. Es de notar que, sin
contar con fastuosas escenografías y vestuarios, y con tan solo ciertos
movimientos, gestos y actitudes escénicas de los cantantes basta para hacer
entendible la enredada historia de la ópera permitiendo a la audiencia
concentrarse en la música y el canto. Al final, con mucho entusiasmo y
aclamación premio el público presente a los intérpretes y músicos por la
electrizante función que regalaron. Lástima que solo se haya programado una
sola función, que no logró llenar el inmenso Dorothy Chandler Pavilion, además
de las inexplicables deserciones de público en los dos intervalos, que
demuestran que quizás la ópera barroca sigue siendo un pendiente que aún debe
resolver el teatro para involucrar más a los que asisten a lo que aquí se
programa.'
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